Un centenar de tiendas de souvenirs encubiertas en el centro de Barcelona
Las inspecciones del Ayuntamiento detectan en el Barrio Gótico 57 establecimientos que venden más objetos pensados para el turista de los autorizados
BarcelonaEn 2008, en época del alcalde Jordi Hereu, Barcelona ya decidió que tenía que poner freno a la proliferación de tiendas de souvenirs en el centro de la ciudad. Las camisetas con mensajes que intentan ser graciosos sobre la ciudad, las flamencas, los trencadissos y los sombreros de mexicano ya se habían ido de madre. Entonces, había 56 establecimientos autorizados para vender objetos de recuerdo (la mayoría, muy tronados) en toda Ciutat Vella, y el Ayuntamiento aprobó un plan especial que blindaba esta cifra. La regulación, endurecida en 2018, también establece que el resto de comercios, aunque no sean de souvenirs como tal, pueden tener como máximo el 20% de su espacio destinado a estos productos a condición de que esta parte de la oferta, que no es la principal de la tienda, esté agrupada y no visible desde la calle. Los incumplimientos de la norma, que después se fue extendiendo a otros puntos de la ciudad, fueron flagrantes desde el mismo momento de la puesta en marcha. Al año siguiente ya había una treintena de tiendas con expedientes abiertos en el centro. Y se han hecho todavía más evidentes ahora, cuando la sangría de la pandemia y la falta de turistas han dejado muchas persianas bajadas en el Barrio Gótico, locales que en muchos casos han reabierto con oferta enfocada al turista. Más souvenirs. Solo hay que dar un paseo por calles como Ferran para comprobarlo.
El Ayuntamiento tiene detectadas hasta 91 tiendas que incumplen la norma de los souvenirs en todo el distrito: son tiendas de recuerdos encubiertas. Y de estas, 57 se encuentran dentro del Barrio Gótico, que es la zona más afectada por la problemática, según los datos que presentó el regidor de Ciutat Vella, Jordi Rabassa, en el último consejo de barrio. Dieciocho ya tienen expedientes sancionadores en marcha porque, cuando los visualizadores que detectaron la infracción volvieron a pasar al cabo de unos días, el comercio se mantenía en la irregularidad. Y los expedientes pueden derivar en precinto. Una especie de juego del gato y el ratón que hace tiempo que dura en el centro de la ciudad y que tiene en pie de guerra tanto a los pocos comerciantes de oferta no turística que se mantienen en la zona como a los vecinos que protestan contra la "parque-tematización" de su barrio.
El ejemplo que ya se ha hecho paradigmático es el de la calle Comtal, que conecta el Portal de l'Àngel con la Vía Laietana y que en los últimos tres años ha ido despidiendo uno detrás del otro a muchos de sus comercios. Muchos no podían asumir las subidas de los alquileres que se les planteaban (en algunos casos multiplicaban por tres lo que estaban pagando) y se desplazaron a ubicaciones cercanas, pero más discretas, como la calle de Les Moles, que ha acogido a tiendas exiliadas de Comtal como la Casa del Bacalao. ¿Y qué ha abierto en los locales vacantes? Más oferta enfocada al turista.
Alpargatas, turrones y móviles
"El 80% de lo que hay ya son tiendas de estas que llamamos de repetición que, o bien venden souvenirs como tal, o bien objetos que son los mismos en un montón de tiendas y que están pensados para el turista, turistadas, ya sean objetos de corcho o complementos canábicos. ¿Qué atractivo tiene todo esto para la gente de Barcelona?", lamenta Núria Raja, de la asociación de vecinos y comerciantes de la calle Comtal. Y desde Barnacentre añaden que el problema es esta mezcla entre tiendas que cometen la trampa clara de vender más souvenirs de los que podrían y otros que ofrecen productos que no se engloban dentro de la etiqueta de objetos de recuerdo, pero que homogeneizan toda la oferta: "Un modelo de tienda que se instala repetidamente en diferentes calles y que empobrece la oferta. Y ahora ya no son solo las carcasas de móvil, también hay tiendas de turrones e incluso de un tipo de alpargatas, que se replican en una calle y en la de al lado".
"El souvenir es solo la punta del problema, algo que hace evidente que lo que falla es el modelo de ciudad y el peso excesivo de la economía turística que hace que el centro quede convertido prácticamente en un parque temático", apunta Martí Cusó, de la asociación de vecinos del Gótico. Defiende que las inspecciones que hace el Ayuntamiento son necesarias, pero que el problema se va desplazando y cuando una cierra, abre otra nueva, y que sería hora de reducir al 0% el porcentaje que las tiendas pueden destinar a objetos de recuerdo. "Atacando solo al souvenir, sin embargo, no erradicamos el problema, ya que lo que hay es toda una turistificación del comercio", añade, y recela de que se siga confiando en acontecimientos como la Copa América.
Pisos turísticos
El regidor de Ciutat Vella defiende la intensificación de las inspecciones para detectar tiendas encubiertas de souvenirs como una manera de "reiterar el compromiso del Ayuntamiento con el comercio local", porque se trata, asegura, de establecimientos que no aportan ningún tipo de "valor añadido a la ciudad". En su balance de inspecciones, también cifra en 70 los apartamentos turísticos ilegales de los que se tiene constancia en el Gótico (hay 77 expedientes abiertos). Y una batalla que asegura que se está ganando es la de los trixis, que habían estado muy presentes en el distrito, donde desde este verano hasta ahora se han decomisado 102. Queda alguno, admite, pero con un papel ya testimonial.
Según la regulación vigente en Barcelona, se consideran objetos de recuerdo camisetas, gorras, sombreros, artículos de casa (como tazas o ceniceros), artículos deportivos y productos típicos, bisutería y marroquinería.