Barcelona

Enric Granados: cuando las terrazas lo invaden todo

Los vecinos denuncian la desaparición de mobiliario urbano en uno de los puntos más presionados por la acumulación de restaurantes

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La calle Enric Granados, pleno de terrazas, en una imagen de archivo.

BarcelonaCuando el gobierno de Colau anunció que sacaría adelante las obras de los primeros cuatro ejes y las primeras cuatro plazas de la superisla del Eixample, añadió rápidamente que dictaba una suspensión de licencias para nuevos locales de restauración y que definiría un plan de usos para evitar que en calles como Consell de Cent o Borrell pasara lo que empezó a pasar hace 20 años en Enric Granados, pionero de las pacificaciones en el Eixample. Allí bares y restaurantes se fueron tragando todo el comercio tradicional y los precios de los alquileres de locales y pisos se convirtieron en un arma masiva de expulsiones. La fotografía actual es que en la calle –con las licencias extraordinarias de la pandemia– ya hay una terraza más (115) que bloques de vecinos (114) y que 81 de estas terrazas tienen licencia ordinaria. Antes del covid se contaban 331 mesas y, con las ampliaciones, llegaron a aparecer 87 más, que son las que ahora el gobierno asegura que no se podrán mantener. Y todavía alguna más autorizada antes.

"Pero, ¿cómo hemos llegado hasta aquí?", se preguntan desde SOS Enric Granados, la plataforma vecinal que hace años que reclama poner freno. Y parte de la respuesta es que la suspensión de licencias en esta calle no se dictó hasta finales de abril del año pasado después de años y años sin limitaciones y cuando el modelo, claro, ya estaba implantado. Tampoco prosperó la ordenación singular que, en 2016, se llegó a aprobar inicialmente y que sí que preveía una limitación de mesas (un máximo de 235), pero que quedó fuera de la ordenanza definitiva, la que sirvió para firmar la paz con los restauradores. Además, y mientras tanto –como denuncian los vecinos–, las terrazas se fueron beneficiando de la retirada de bancos y árboles para ir ganando espacio. De la llamada zona cero, el tramo de calle entre Mallorca y Provença, han desaparecido los últimos años cuatro bancos individuales, uno de los grandes y un árbol.

Un trabajo de campo hecho a partir de fotografías de SOS Enric Granados y de la comparativa en el tiempo que permite hacer Google Maps ofrece un resumen muy visual de cómo las terrazas se fueron colocando sobre alcorques de árbol tapados con hormigón o de como los bancos desaparecen de emplazamientos señalados. Toda la compilación de imágenes que acompaña este artículo corresponde al periodo 2017-2020, con Ada Colau en la alcaldía, y el gobierno municipal asegura que en ningún caso se ha hecho ninguna retirada de mobiliario o de árboles para beneficiar terrazas. Nada, dicen, para dar más espacio a los restauradores.

Sí que admiten que en 2017, después de la aprobación inicial de la limitación que no se llegó a aplicar, se desplazaron unos metros algunos bancos y que han detectado movimientos de bancos en los que el Ayuntamiento no ha tenido nada que ver. Es decir, que alguien ha hecho por su camino y los ha quitado. Y dan una explicación para la retirada sin sustitución de algunos árboles: la línea de plátanos que hay más cerca de la fachada tiene que ir fuera porque ahora queda entrada en la acera y cuando hay una baja, el árbol ya no se repone, y lo que se hace es tapar el agujero con hormigón. Este es el recorrido y las denuncias vecinales.

Dos bancos y una papelera delante de la terraza de un bar
Operarios llevándose los bancos
El mismo tramo de calle sin bancos ni papelera
1.

Desaparecen dos bancos y una papelera

Lo que pasó en febrero de 2020 en el número 115-117 de Enric Granados es, según los vecinos, un caso paradigmático de lo que se ha vivido en esta calle. La ferretería que había habido durante muchos años en este emplazamiento colgó el cartel de "Cerrado por jubilación" y el local se convirtió en un bar, que ahora ya ha cambiado de manos y que empezó a funcionar con la terraza muy cerca de los bancos públicos (incluso, como si fueran parte de la terraza, como critican algunos vecinos). Hasta que, un buen día, en febrero de 2020 unos operarios se llevaron los dos asientos individuales y, también, la papelera que quedaba al lado de una de las mesas. Cuando una vecina les preguntó por qué lo hacían le dijeron que cumplían órdenes. Y aquello ya no ha vuelto nunca más.

Un árbol delante del antiguo restaurante Bella Vista, en Enric Granados
El mismo tramo ya sin el árbol
La terraza encima del agujero del árbol
2.

Adiós al árbol delante del restaurante de Messi

El número 86 de la calle fue noticia, en 2016, por la apertura de un gran restaurante de la familia Messi, el Bellavista del Jardín del Norte, que ya aterrizó con polémica entre el vecindario, atemorizado por el uso que pudiera hacer el nuevo macrolocal del interior de la isla a la cual tenía acceso. La denuncia, sin embargo, puso el foco después en el gran árbol que había en la acera justo delante del restaurante, que era uno de los plátanos de la línea para extinguir, y que desapareció en junio de 2017. Las sillas coloradas del restaurante se pudieron colocar sobre el alcorque ya vacío. El local, que simulaba ser un pueblo, no funcionó como se esperaba, cerró en 2018 y dejó paso a otro gran proyecto: el restaurante Salvaje Barcelona.

El tramo de calle con un banco individual y un árbol
El agujero del árbol ya tapado
La terraza sin árbol ni banco
3.

Un banco y un árbol menos

Más desapariciones. En este caso, en el número 54, y documentada gracias a las imágenes de Google Maps, que muestran como un árbol que aparecía en las imágenes junto a la terraza de un bar ya no estaba en 2019 y como un banco de los individuales seguía el mismo camino el año siguiente. La desaparición del árbol cumple con los criterios de retirada de la línea formada por plátanos a medida que van muriendo, pero el Ayuntamiento asegura no tener constancia del desplazamiento del asiento.

Tres bancos delante de un local de la calle Enric Granados
El mismo tramo de calle ya con un solo banco individual
El mismo tramo ya sin bancos
4.

La desaparición progresiva de los bancos

El caso de la desaparición de bancos ante el número 52 de la calle se dio por capítulos, pero el resultado es el mismo: había un banco de los grandes y dos de los individuales y ahora ya no están. El edificio vivió unas obras importantes en 2018 y, cuando acabaron aquellos trabajos, solo se mantenía uno de los dos bancos individuales. Y el superviviente también desapareció, más tarde, en mayo de 2020. Aquí, algún vecino asegura haber visto a operarios que trabajaban en la obra del restaurante que abrió (y que ya no es el que aparece en la imagen actual) retirando el asiento. Nadie lo repuso.

Un parquímetro en la esquina de Enric Granados con Còrsega
La esquina ya sin parquímetro
5.

También un parquímetro

Los vecinos también han documentado la marcha de un parquímetro. Se produjo en la esquina de Enric Granados con Còrsega en plena época de ampliación de terrazas en la calzada durante la pandemia. La máquina se desplazó hacia otra ubicación de la calle Còrsega y ya no en la esquina, donde hay una terraza ampliada. El gobierno municipal desvincula este movimiento de las ampliaciones covid y lo sitúa, en cualquier caso, dentro del capítulo de renovaciones de parquímetros que vivió la ciudad.

Pendientes de la retirada de las mesas y sillas del covid

La calle Enric Granados es una de las once zonas que el Ayuntamiento identificó como críticas por el ruido nocturno y los sonómetros verificaron que se superaban de forma reiterada los límites permitidos. El gobierno municipal ya avanzó que en esta calle no se permitiría a los restauradores mantener las mesas y sillas de más que ganaron en pandemia y que sería el primer lugar donde se abordarían soluciones como avanzar una hora el horario de cierre de terrazas. En cuanto a la retirada de las mesas pandémicas, el proceso se prevé largo porque se da por hecho que habrá restauradores que recurrirán la decisión. Desde el Ayuntamiento explican que el distrito está firmando estos días las denegaciones y que pide la retirada voluntaria de las terrazas extras. El siguiente paso, avisan, son las inspecciones y, en caso de detectar incumplimiento, la retirada subsidiaria de mesas y sillas (con coste para el restaurador).

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