La pieza clave para toda la transformación que debe suponer el traslado del Clínic es la puesta en marcha del Consorcio, que garantizará la coordinación de las ocho instituciones que lo integrarán: la Generalitat, el Consorcio Hospital Clínico de Barcelona, la Universidad de Barcelona, los ayuntamientos de Barcelona, Hospitalet de Llobregat y Esplugues de Llobregat, la Diputación de Barcelona y la Diputación de Barcelona y la Diputación de Barcelona. La última reunión de la Comisión Mixta de Seguimiento en mayo aprobó sus estatutos, que ahora deben recibir el visto bueno de los diversos ayuntamientos implicados. La previsión, según fuentes gubernamentales, es que todo esté listo después del verano y que el Consorci pueda empezar a funcionar a pleno rendimiento antes de que acabe el año.
El futuro Clínic transformará la entrada en Barcelona por la Diagonal
Un primer borrador de la propuesta prevé ganar terreno en la B-23 alargando la avenida hasta Esplugues
BarcelonaEl impulso del proyecto del nuevo Campus de Salud Clínico – Universidad de Barcelona en lo alto de la Diagonal está acelerando también los planes para la transformación de su entorno. En poco más de diez años, esta área fronteriza entre la capital, Esplugues y Hospitalet habrá cambiado completamente. Una remodelación urbanística a gran escala, en la que está previsto también relanzar el proyecto para transformar radicalmente el acceso a Barcelona por la Diagonal. El escaléxtric que hoy da la bienvenida a la ciudad si se llega desde la B-23, podría tener los días contados.
Así lo prevé el documento de criterios para la definición de una estrategia urbana por el ámbito Porta Diagonal – Campus Clínic que ha elaborado Barcelona Regional para las instituciones implicadas en el futuro campus. La propuesta, a la que ha tenido acceso el ARA, es una especie de libro blanco que servirá de guía cuando deban elaborarse los proyectos definitivos. En este documento se apuesta por religar tres ciudades divididas y acabar con las "barreras" que suponen hoy en día el enlace de la B-23 con la avenida Diagonal y la ronda de Dalt, lo que convertirá estas dos vías en avenidas metropolitanas más amables.
Con este objetivo, el documento propone que la Diagonal gane terreno en la B-23 convirtiéndose en un paseo metropolitano más amable y pacificado. Si actualmente la frontera simbólica entre la autovía y el entramado urbano es el primer semáforo que la gente se encuentra cuando entra en Barcelona –a la altura de la avenida Albert Bastardes, junto al edificio del RACC–, ahora se plantea la posibilidad de trasladarlo casi un kilómetro más allá, a la altura de la avenida de los Paï.
Estos cerca de 800 metros de avenida que se ganarían hasta llegar al nuevo semáforo serían la continuación de una avenida Diagonal más pacificada. Siempre según el documento de Barcelona Regional –un esbozo sobre el que se va a trabajar–, este tramo de autovía pasaría a tener una sección urbana más amable, con un amplio paseo –tal y como se puede observar en el gráfico inferior– y una larga fila de arbolado entre los carriles centrales y los laterales, además de aceras anchas a ambos lados. El documento también imagina una intervención similar a la ronda de Dalt en esta altura, con paseos centrales y laterales por los que caminar.
En el caso de la carretera de Collblanc, que delimitaría la parte inferior del futuro campus hospitalario, universitario y de investigación, también se apuesta por intervenir, pero en este caso no tanto sobre el diseño de la vía como incidiendo en la importancia de garantizar la presencia de equipamientos, viviendas y trama urbana en ambas esquinas de la carretera.
Todo ello tiene como objetivo contribuir a borrar las fronteras entre municipios que en estos momentos levantan estas dos infraestructuras viarias en la zona, y dar cumplimiento a la voluntad del Plan Director Urbanístico Metropolitano (PDUM) de realizar grandes avenidas metropolitanas, mucho más permeables y que faciliten moverse por la zona en transporte público y con especial atención a los autobuses. Sobre todo teniendo en cuenta el uso intensivo que tendrá la zona una vez se inaugure el campus.
60.000 m2 ganados en la carretera
En esta apuesta por ordenar el acceso a Barcelona por la Diagonal y acercar municipios vecinos, el proyecto plantea otra medida destacada: la transformación de los nudos que ahora conectan la B-23 con la ronda de Dalt tanto para entrar como para salir de Barcelona. Estos anillos viarios ahora a la vista, podrían, al estilo de cómo se hizo con la Gran Via en Glòries, resolverse con túneles que permitieran un enlace rápido entre la B-23 y la ronda de Dalt tanto para entrar como para salir de Barcelona.
Una especie de soterramiento que permitiría ganar 60.000 m2 de suelo urbanizable, transformando el actual nudo viario en un cruce urbano sin perder la conexión entre la B-23 y la ronda de Dalt. Esto permitiría, además, construir fachada urbana a lo largo de este tramo de las dos vías, generando nuevos espacios públicos que religaran dos piezas clave de toda esta área: el nuevo Campus de Salud Clínico – Universidad de Barcelona y el Hospital Sant Joan de Déu.
El metro y el transporte público
Esta transformación del nudo viario debería coordinarse con otro de los grandes proyectos que ha acelerado el impulso del futuro Campus: la prolongación de la línea 3 del metro hasta Esplugues Centre. El pasado mes de mayo el Govern puso la actualización del proyecto, que supondrá que el Clínic y el Hospital Sant Joan de Déu compartan una estación en la zona. La propuesta de diseño de esta nueva parada prevé la creación de un vestíbulo subterráneo que conecte ambos equipamientos salvando la diferencia de cota entre ambos.
El documento de Barcelona Regional plantea también la importancia de hacer de esta nueva área un nuevo intercambiador de movilidad intermodal, conectando el metro con el transporte público en superficie para facilitar la reducción del tráfico. En este sentido, subraya la necesidad de prever también la creación de una estación de autobuses interurbanos. Además, teniendo en cuenta las previsiones de alta demanda energética que tendrá un espacio con dos grandes hospitales, centros de investigación y un nodo ferroviario, remarca que será necesario construir una nueva subestación eléctrica en la zona.
El impulso de toda esta reurbanización de la zona debe permitir también desatascar transformaciones pendientes como la de Can Rigalt y una mejor unión con la zona renovada de Finestrelles. Para articular todas estas piezas, el proyecto plantea seguir la traza de las antiguas rieras y torrentes de la zona para impulsar una red de ejes verdes que generen trazados paseables que aúnen el Parque Natural de Collserola con los parques, plazas y equipamientos ya existentes y los que surjan en la nueva trama.
Un calendario exigente
Para sacar adelante toda esta reforma cumpliendo con el horizonte de estrenar el nuevo Campus en 2035, el documento plantea un calendario exigente que pide, de entrada, que la redacción y aprobación inicial del Plan Director Urbanístico esté lista ya en 2026. Para ello será necesario que todos los actores –la Generalitat, Barcelona y los ayuntamientos de Barcelona, Hospitalet de Llobregat, y Esplugues de Llobregat– se pongan de acuerdo. Por el momento, ya han encargado a Barcelona Regional que elabore, partiendo de los criterios de este documento previo, una propuesta de planeamiento.