Barcelona

Gràcia cierra con un 'correfoc' simbólico una fiesta mayor enrarecida

Los organizadores celebran que haya descendido la asistencia respecto a otras ediciones

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Gente haciendo cola para visitar los guarnecidos de la calle Verdi

BarcelonaLa Vila de Gràcia ha cerrado este miércoles una de las ediciones de la fiesta mayor menos masificadas pero más enrarecidas de los últimos años. El punto final lo ha puesto un 'correfoc' clandestino en el que ante un centenar de personas -la mayoría curiosos- se ha querido protestar contra la prohibición por parte del distrito. En total, cuatro carretillas y algunas bengalas infantiles en el cruce entre Torrent de l'Olla y Travessera de Gràcia. Un acto simbólico después de unos días de tensión entre los grupos y el distrito.

La crisis del correfoc ha acondicionado una fiesta que después del año pasado se había puesto como objetivo encontrar un antídoto contra la saturación de las calles. Aunque no existen datos oficiales que lo corroboren, la percepción general de los festeros es que este año ha habido menos gente por las calles de Gràcia. "No ha habido tanta gente como otros años, se ha reducido cerca de un 30%", anota Sergi Font, de la calle Verdi. "Ha bajado muchísimo la afluencia", celebra en conversación con el ARA la presidenta de la Fundación de la Fiesta Mayor, Lina López.

No es habitual en los tiempos que corren celebrar un retroceso. Pero la sensación de que las aglomeraciones en las calles de los últimos años estaban ahogando la fiesta mayor forzó la apertura hace muchos meses de un debate sobre cómo corregir la masificación. Esto ha hecho que se estrenaran medidas como retrasar unos días la entrega de premios en las calles engalanadas para evitar las habituales concentraciones de público en las calles galardonadas o, sobre todo, la implementación de una noche tranquila –domingo– en la que todas las calles programaron actividades sin amplificadores de sonido.

La apuesta por dedicar una noche a los actos de pequeño formato en vez de los habituales conciertos no sólo dio una tregua por el descanso de los vecinos, sino que fomentó la celebración de actividades más repuestas que reforzaron la comunidad entre las calles y que permitieron algo que el resto de días es impensable: visitar a los guarnecidos de noche. "Creo que son medidas que han venido para quedarse", apunta López, quien admite que en los próximos meses reabrirán el debate por si se pueden tomar más medidas que vayan en la línea de preservar el carácter vecinal de la fiesta.

Es imposible ponderar, sin embargo, si ha habido otros factores más allá de las medidas adoptadas que expliquen el descenso de afluencia de visitantes. Hay voces que apuntan a que el puente del 15 de agosto –que este año ha caído en jueves– puede haber ayudado. También hay quien apunta al efecto disuasorio que pueda haber tenido el alud de pintadas y pancartas contra el turismo. Las pintadas con el lema Tourists, go home han proliferado por doquier, así como las brigadas de operarios del servicio municipal de limpieza, que han peinado constantemente las calles borrando cada graffiti que aparecía en contra del turismo o del gobierno municipal.

Pintada de 'Tourists, go home' junto al acceso al adorno de la calle Verdi

Polémica con la calle Mozart

Pero en una fiesta que lucha para que la masificación no la despersonalice, la edición de este año ha estado marcada por otro revés importante. La suspensión por parte del distrito de algunos de los principales actos de cultura popular –correfoc de fin de fiesta incluido– por el enfrentamiento abierto entre la Colla Vella de Gràcia y la Coordinadora de Colles de Cultura de Gràcia ha enrarecido el ambiente de estos días. Hasta el punto de que, ya en el pregón, los gigantes Torradet y Gresca entonaron un lacónico "qué desastre de año".

Una mala marejada que también vivió su propio capítulo en el concurso de calles engalanadas, otro de los momentos estrella de la fiesta. Los ganadores de esta edición –la calle Mozart– denunciaron a través de sus redes sociales haber sufrido "actos de xenofobia y violencia" mientras recogían el premio en la plaza de la Vila, donde recibieron algunos gritos de "Guiris, go home", "Expats no" y "Mozart, hable en catalán" por parte de festeros de otras calles.

La fiesta, sin embargo, ha dejado también otros momentos de sintonía entre calles, como la boda exprés y festiva que se celebró en la capilla estilo Las Vegas de la plaza Rovira entre dos figuras de los adornos de Progreso y Fraternidad de Arriba, que este año coincidieron sin saberlo en la temática de sus calles: los videojuegos.

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