Gràcia se prepara para las fiestas: "No queremos estar sufriendo ni peleándonos con la gente"
Los vecinos ultiman los adornos de las calles antes del inicio de la fiesta mayor de Gràcia
BarcelonaLa lluvia irrumpe en el barrio de Gràcia mientras los vecinos se apresuran para terminar los preparativos de la fiesta mayor que empezará en un par de días. Mientras algunos trabajadores corren a recogerse bajo alguna sombrilla, otros agradecen el agua para refrescarse después de tantas horas debiendo soportar el calor. El tiempo no desanima a los organizadores y, entre las vallas que limitan el paso de las calles, acaban de ensamblar las maderas, pintar los cartones y pegar las decoraciones. "Nos entristece un poco saber que mañana llueve, además vamos un poco justos de tiempo, pero lo afrontamos con ilusión, como siempre", explica Judit, una de las vecinas de la calle Progrés que participa en las tareas de guarnición.
Pasear por las calles más estrechas del barrio de Gràcia puede ser una actividad complicada sobre todo en los meses de verano. Los turistas abarcan las aceras, las plazas, las terrazas y las tiendas casi todo el año, pero hace dos semanas del mes de agosto que las calles se llenan de maderas y pinturas y recuperan temporalmente la tranquilidad de una villa. Los días previos al arranque de la fiesta mayor los vecinos rescatan sus calles y se instalan para empezar a colgar las guirnaldas y montar las estructuras que han ideado durante todo el año. La noche clave, la del 14 al 15 de agosto, culminará estos meses de trabajo y, al mismo tiempo, será cuando los festaires trabajarán más ajetreados para ver su proyecto terminado.
La lectura del pregón de la fiesta mayor tendrá lugar este miércoles, 14 de agosto, por la tarde y los encargados de iniciar la celebración serán el Torradet y la Gresca, los gigantes de la Fundación de la Fiesta Mayor de Gràcia, que celebran 25 años y harán un repaso por su historia. Por otra parte, la programación de esta edición se verá afectada por la decisión del Ayuntamiento de Barcelona, que ha anunciado que no otorgará las autorizaciones necesarias para llevar a cabo los correfocs de la fiesta mayor de Gràcia a causa de las desavenencias que ha habido entre las entidades.
Mantener la cultura popular y el sentimiento de pueblo
Uno de los mensajes que trasladan las asociaciones del barrio es "la importancia de mantener la cultura popular". Lo dice Carlos, miembro de la comisión de fiestas de la plaza Rovira y Trias, que destaca que “por delante de cualquier conflicto existe la continuidad de la fiesta mayor”. Durante las semanas y días previos al inicio es cuando se ve más reflejado este sentimiento, ya que un gran número de vecinos que quizás no han colaborado a lo largo del año se animan a unirse a aquellos que trabajan en la calle para ayudarles. “En los últimos días se acerca todo el mundo, instalarnos en las aceras tiene un efecto llamada que para nosotros es imprescindible”, asegura Carlos.
Por otro lado, los guarnecedores explican que es muy frustrante el sentimiento de ver cómo algunos peatones tocan el decorado e, incluso, lo rompen o se lo llevan. “Es como si te entraran en tu casa. Hay una sensación de impunidad, como si nuestro trabajo fuera un parque temático -lamenta Judit-. Al igual que el día 14 es el momento en que el guarnecido está más bonito, a partir del día 15 por la tarde es cuando está peor. Volver a descansar cuando todavía no han pasado ni 24 horas y ver que ya hay cosas rotas o desaparecidas nos desanima mucho”, añade.
"A la hora de la verdad, nos encontramos solos"
En paralelo, los escenarios de las calles y plazas se terminan con normalidad, y es que la música es otro de los reclamos de la celebración. De hecho, se suelen generar grandes acumulaciones de curiosos de todo el mundo que se trasladan hasta la Vila de Gràcia para disfrutar de los conciertos que se organizan. En cuanto a la seguridad y control del aforo durante las fiestas, los vecinos destacan que no se sienten acompañados por el consistorio. Desde la calle Progrés, un tramo que se encuentra entre la calle Llibertat y la calle Tordera, exponen que muchas veces se encuentran con aglomeraciones de gente y alertan de la peligrosidad que ello conlleva, ya que su calle desemboca por ambos lados en vías que también están adornadas y, por tanto, se acumula mucha gente. “Pedimos que nos pongan facilidades para controlar nosotros el acceso. Nos sentimos desamparados, no existe una buena gestión de seguridad in situ. Hay mucho protocolo y muchas formaciones, pero a la hora de la verdad nos encontramos solos”, reclaman.
Otro de los aspectos que generan controversia entre el vecindario es la gentrificación del barrio, que se acentúa durante la fiesta mayor. “Gracia se está transformando y la fiesta mayor también. Nos vemos expulsados de la calle y del barrio, pero no perdemos la ilusión de participar”, menciona Ramon, vecino de la calle Progrés. Algunos de los miembros de la comisión han tenido que marcharse de Barcelona porque no podían pagar el alquiler, explica, pero siguen colaborando e implicándose en los preparativos. “No nos ayuda el promocionar la fiesta como si fuera un festival de música donde sólo se bebe alcohol -reivindican los organizadores-. No queremos estar sufriendo, ni sentir que somos camareros, ni tener que estar peleándonos con la gente. Queremos disfrutar del trabajo que hacemos durante todo el año por nosotros y los vecinos”, añaden.
En definitiva, los vecinos mantienen que confían en la continuidad de la fiesta mayor de Gràcia, pese a “el cansancio y el desgaste” que supone participar. En este sentido, dan mucha importancia al relevo generacional para poder garantizar el descanso de los festaires y hacen énfasis en la comunidad vecinal para mantener el proyecto común que se genera. "Se crea un sentimiento de pueblo, de conocernos entre nosotros, muy especial", concluyen.