Barcelona

La investidura de Sánchez pone deberes a Collboni

El alcalde de Barcelona debe decidir entre gobernar con comunes y ERC o con Junts

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El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, en el pleno municipal

BarcelonaLa convocatoria de las elecciones españolas de junio y la posterior gestión de los resultados habían dejado la política municipal de Barcelona en una suerte de paréntesis que, ahora, con la investidura de Pedro Sánchez el jueves, se ha cerrado. Con el líder del PSOE instalado ya en la Moncloa, llega la hora de mover ficha para el alcalde de la capital, Jaume Collboni, que tiene sobre la mesa una carpeta llena de deberes en la que destaca una misión principal: buscar socios de gobierno. Con sólo 10 concejales, el socialista lidera el gobierno aritméticamente más débil de la historia de la ciudad, una realidad que ya le ha provocado quebraderos de cabeza como la caída de las ordenanzas fiscales y la retirada preventiva de los presupuestos para evitar otra derrota en la comisión de 'Economia.

La paradoja de Collboni es que aunque los dos principales partidos de la oposición –Juntos por Cataluña y Barcelona en Común– han abierto la puerta a pactar con él, no hay garantías de que ninguno de estos escenarios pueda salir adelante. En el caso de los comunes, porque para llegar a la mayoría absoluta de los 21 concejales es necesaria la concurrencia también de ERC, y ahora mismo no está nada claro que los republicanos quieran sumarse al gobierno. En el caso de los de Xavier Trias, porque aunque dentro del grupo municipal predominan las voces partidarias de entrar en el ejecutivo, la dirección nacional debe debatir si ve con buenos ojos extender los pactos con los socialistas más allá de Madrid.

Hasta ahora tan Juntos como Barcelona en Comú han reclamado a Collboni que sea él quien dé el primer paso y abra negociaciones formales, pero de momento sólo ha habido conversaciones informales. El alcalde ha manifestado reiteradamente en público que su objetivo es articular un gobierno progresista. En privado, fuentes del ejecutivo municipal mantienen esta tesis, si bien subrayan que para que pueda salir adelante es necesario que participe también ERC. "Pactar sólo con los comunes no sólo no nos da la mayoría al pleno sino que nos dificulta llegar a acuerdos con otras formaciones", apuntan.

El debate interno de ERC

De ahí que muchas miradas estén puestas ahora sobre los republicanos, que llevan apenas un mes escogiendo una nueva dirección en Barcelona y que este sábado abren el debate interno sobre cuál debe ser su papel en los próximos cuatro años. Sobre la mesa, dos opiniones: la de quienes piensan que después de cuatro años apoyando desde fuera al gobierno de Ada Colau y Jaume Collboni es mejor para Esquerra tocar poder y tener alguna tenencia de alcaldía, y la de los que creen lo contrario, que lo que ahora conviene al partido es marcar perfil desde la oposición y dejar que sea Junts quien llegue a acuerdos con el PSC a un año y pico de las elecciones catalanas. Esta última es, apuntan varias fuentes, una tesis con cada vez más adeptos entre los republicanos, a los que la figura de Jaume Collboni suscita recelos porque le ven detrás de las dos operaciones que les dejaron sin alcaldía en el 2019 y sin entrar en el gobierno de Eliges en junio. La propia Eva Baró, concejala y presidenta de la federación de Barcelona desde hace unas semanas, admitía en una entrevista reciente a Nación Digital sentirse "francamente lejos" del actual gobierno municipal.

A favor del pacto podría jugar una vez más la necesidad mutua entre Esquerra, los comunes y los socialistas. En los últimos años, de hecho, se ha hecho habitual una suerte de triangulación entre el Parlamento, el Ayuntamiento y el Congreso de diputados que permitía a los tres gobiernos tener presupuestos. Un escenario que ahora podría repetirse, si bien en el caso del Congreso sería necesario también el concurso de Junts per Catalunya.

A pesar de la apuesta pública por pactar con Barcelona en Comú y ERC, estos primeros meses de mandato han puesto de manifiesto que la sintonía entre los socialistas y sus ex socios no pasa por su mejor momento. Basta con seguir las comisiones municipales para observar que la convivencia de los dos últimos mandatos ha dejado algunas heridas difíciles de cicatrizar. Por eso desde el PSC se está también pendiente de ver cuál es el futuro de dos de los pesos pesados ​​de los comunes y dos de las figuras que podrían hacer sombra a Collboni en un futuro gobierno: Ada Colau –de quien todo el mundo da por hecho que dejará el Ayuntamiento a pesar de que todavía se desconozca su destino– y Jordi Martí –con un pie y medio en el futuro gobierno español.

El papel de Junts

Si ERC rechazara el pacto con PSC y comunes, Collboni todavía podría mirar hacia Junts. De hecho, es con ellos con los que hasta ahora ha cerrado los principales acuerdos. Elordenanza de terrazas y la revisión de la reserva del 30% de vivienda social se aprobaron con los votos de ambos partidos, y esta semana el PSC facilitó con su abstención que prosperara una propuesta de Junts para revisar el PEUAT y abrir la puerta a hacer nuevos hoteles en el centro de la ciudad. Un acuerdo que, sin embargo, el gobierno municipal salió a rebajar dos días después para no tensar aún más la relación con los comunes. el PSC quien les cerró el paso a la alcaldía. A favor del pacto juega que ambas formaciones sí suman mayoría absoluta por sí solas y podrían gobernar con mayor comodidad. Y pese a que en algún momento se había especulado con la posibilidad de reclamar compartir la alcaldía para entrar en el gobierno, fuentes de Junts explican que esta reivindicación ya no está sobre la mesa. Sin embargo, entre las filas socialistas tampoco se ve claro el pacto por un tema aritmético. Pese a mantener la alcaldía, el PSC tendría minoría en el consejo de gobierno –10 concejales, por 11 de Junts– y esto podría condicionarle las decisiones.

La tercera vía de Collboni sería intentar seguir gobernando en solitario, de momento . Un escenario difícil pero que podría intentar gestionar gracias a una doble vía. Por un lado, podría intentar aprobar sus primeros presupuestos a través de una cuestión de confianza. Por otro, con Sánchez ya en la Moncloa, Collboni tiene otra carta a su alcance. Que el empuje que le puedan dar desde el gobierno español por ser el principal ayuntamiento gobernado por los socialistas en el Estado minimice la debilidad en el pleno municipal.

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