Barcelona

Maragall se despide: "Me voy convencido de que Barcelona sabrá encontrar el camino"

El líder de ERC marcha reivindicando la apuesta metropolitana de Pasqual Maragall

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Ernest Maragall durante su último pleno como concejal en Barcelona

BarcelonaPunto y final. El hasta ahora presidente de Esquerra en el Ayuntamiento de Barcelona, ​​Ernest Maragall, se ha despedido este viernes del consistorio después de una vida dedicada eminentemente a la ciudad. Lo ha hecho con un discurso en el que ha mirado atrás -ha lamentado no haber logrado "el hito" de ser alcalde en el 2019 pese a ganar las elecciones- pero también adelante, poniendo deberes a los concejales que seguirán -que decidan "si Barcelona es sujeto u objeto, si debe ser sólo escenario o protagonista de su futuro y si quiere ser capital del país o segunda ciudad del Estado"– y dejándoles, eso sí, un mensaje de optimismo: "Me voy convencido que Barcelona sabrá encontrar el camino".

Maragall se va, pero no por eso deja de pensar en la ciudad. Lo evidencian los deberes que, casi ya como ciudadano callejero, ha puesto a los concejales que continuarán en el Ayuntamiento. A la Barcelona en la que a Maragall le gustaría vivir a partir de ahora debería haber, por ejemplo, una apuesta decidida por transformar la comisaría de Via Laietana en un centro de memoria histórica, un compromiso claro con la reducción de la desigualdad y la lucha contra el cambio climático, y una apuesta decidida por poner la educación y la cultura al servicio de la diversidad real de este país.

Figura clave en los mandatos de su hermano Pasqual, con su adiós, Barcelona pierde hoy una parte del sello Maragall, clave en la transformación que ha vivido la ciudad y que tuvo su cenit en su designación como ciudad olímpica. De ahí que entre los deberes que ha puesto a sus hasta hoy compañeros en el pleno haya también un momento para hacer honor al legado de su hermano apostando decididamente por construir la Barcelona de los cinco millones. "No tiene sentido celebrar a Maragall públicamente si al mismo tiempo no nos exigimos al menos formalizar el proyecto de nueva gobernabilidad para la realidad metropolitana, hoy menospreciada y negada por acción o por omisión", apuntó.

También ha hecho una alabanza de lo que supone ser concejal –un privilegio, ha dicho–, y ha invitado a los presentes a no perder nunca de vista que trabajen para los ciudadanos. "Nos miran a los ojos y lo esperan todo de nosotros, y creo sinceramente que reciben demasiado poco", lamentó.

Una vida ligada a la ciudad

Con la despedida de este viernes, Ernest Maragall pone punto y final a una vida destinada al servicio público que empezó en 1970 como trabajador del Ayuntamiento y que le ha llevado también a ser concejal durante 13 años, primero con el PSC y después con ERC; diputado del Parlamento también con ambos partidos; conseller de Educació durante cuatro años en el segundo gobierno tripartito y de Exteriores durante unos meses en el gobierno de Quim Torra, cargo que dejó precisamente para regresar al Ayuntamiento donde este viernes ha cerrado el círculo.

Ha sido en esta segunda etapa en el consistorio –ya de la mano de los republicanos– cuando Maragall ha tenido que vivir uno de los trances políticos que habrán acabado marcando su trayectoria: en el 2019 logró que ERC ganara las elecciones en la ciudad después de 80 años sin hacerlo. lo, pero los votos de Barcelona en Comú, el PSC y Manuel Valls le cerró el paso a la alcaldía. Cuatro años después, otra suma similar –esta vez con PSC, Comuns y PP– le impidió ser el primer teniente de alcalde de un gobierno con Xavier Trias (Juntos) al frente.

El "patriotismo barcelonés"

Precisamente Trias –que también prevé marcharse en los próximos meses– ha sido uno de los más emocionados a la hora de despedir a Maragall. "Barcelona saldrá adelante, pero lo hará con una ausencia que no pasará desapercibida", dijo el líder de Junts, quien aseguró que el legado del republicano perdurará y le agradeció que sea "un hombre de palabra", algo, lamentó , "muy poco frecuente en la vida política". "Lamento que pactos políticos contra naturaleza no te hayan dejado ser alcalde. Ha sido una vergüenza", ha añadido Trias, quien también ha lamentado que no les dejaran gobernar juntos este mandato: "Habría sido un capítulo apasionante de nuestras vidas".

Precisamente dos de los artífices de estos pactos, el ahora alcalde, Jaume Collboni, y la exalcaldesa Ada Colau también han tomado la palabra en la despedida de Maragall. El primero lo ha hecho para reivindicarse también heredero del modelo de ciudad que implementaron él y su hermano. "Hay un legado vinculado a ti y al apellido que tú representas […] Si en algún momento he sentido vértigo en esta silla, ha sido justamente por la conciencia del legado que nos habéis dejado", ha dicho.

Colau, como también había hecho Trias y como ha hecho la sucesora de Maragall al frente de ERC, Elisenda Alamany, ha enaltecido a Maragall como exponente del "patriotismo barcelonés" que le ha llevado a priorizar la ciudad a los intereses de partido muy a menudo. "No pudimos gobernar juntos, pero a mí me hubiera gustado", ha dicho Colau. También desde el PP y Vox se ha elogiado el "respeto" a los demás de Maragall, que en 1970 entró en el Ayuntamiento como técnico informático y que este viernes, 53 años después, se ha ido convertido ya en historia viva de la ciudad.

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