"Necesitamos comida y medicamentos pero también cascos y chalecos antibalas"

La comunidad ucraniana en Barcelona se vuelca en la recogida de alimentos y material sanitario para enviar a su país

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Recogida de material para Ucrania a la parroquia de Santa Mònica de Barcelona

Barcelona"Tengo la esperanza de que la guerra contra Ucrania acabe cuanto antes y que Rusia tenga que asumir todas las consecuencias del daño que ha causado". Andríi Antonovski nació en Ucrania hace 48 años y lleva veinte viviendo en Barcelona, desde donde, estos días, se ha volcado en la recogida de material para ayudar a su país. Camina enérgico entre las cajas que se apilan en la parroquia de Santa Mònica, por debajo de la Rambla de Barcelona, desde donde el sacerdote ucraniano ya se ha ido a su país de origen para ayudar. La parroquia se ha convertido en el principal punto de recogida humanitaria organizado por la Iglesia Greco-Católica Ucraniana en Barcelona, el consulado y la ONG Sonrisas de Ucrania. Piden, sobre todo, comida que sea fácil de conservar (como latas o legumbres secas y leche en polvo para bebés), medicamentos como ibuprofeno, paracetamol o Buscapina; material sanitario como vendas y torniquetes, y productos de higiene personal. Pero también material de camping como hornillos o mantas, y hacen un llamamiento a todo el mundo que quiera comprar algo a llevar chalecos antibalas y cascos. "No son cosas que se acostumbre a tener en casa, pero si alguien quiere comprarlas será de mucha ayuda. Es material defensivo muy útil, no son armas, es la manera de proteger a nuestra gente allí", detalla Andríi.

Ayer ya enviaron una furgoneta llena de todas estas cosas –sin chalecos ni cascos, porque de eso, de momento, no han recibido– hacia Ucrania vía Polonia, donde se encuentra el corredor para ayuda humanitaria: furgonetas venidas desde Ucrania cargan allí el material y lo reparten. Este mediodía llegaba la segunda furgoneta a la Rambla y los voluntarios se organizaban para llenarla lo más rápido posible. El trayecto hasta Polonia durará todo un día, según explica el conductor, que detalla que harán parada en Alemania.

El momento en que ha llegado la furgoneta a la parroquia de Santa Mònica.

"Hacer cajas es mi forma de ayudar a la familia de Ucrania", explica Luisa Potzhar, que tiene 16 años y ya nació en Barcelona. Este domingo en la manifestación de apoyo a Ucrania le informaron de que se habían habilitado estos puntos de recogida de material –también hay uno en la iglesia de Nostra Senyora del Perpetu Auxili, en la calle Balmes, 100, y otro en el Institut Salvador Seguí, en la calle del Pont del Treball Digne, 15– y decidió que pasaría tantas horas como fuera posible pensando, sobre todo, en los abuelos y tíos que están allí. Hoy, que es festivo en el instituto, hará cajas durante todo el día. "Ucrania es un país precioso, yo voy cada verano, y es una pena que ahora tenga que vivir esto", relata. Sus abuelos "por suerte" viven en una zona cercana a Polonia y no están sufriendo la dureza de la guerra.

"¿Aceptáis bizums?", pregunta una pareja recién llegada a la parroquia. Y, de entrada, nadie sabe muy bien la respuesta. Pero sí, también aceptan donaciones económicas. "Aceptamos todo lo que pueda ser una ayuda para nuestro país", detallan, mientras cierran cajas. También necesitan cajas, tijeras y cinta de embalar para que el ritmo no pare.

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