Derechos sociales

Niños con discapacidad, en riesgo de quedarse sin casal: "El verano de mi hijo puede ser horroroso"

Entidades de ocio denuncian que el Ayuntamiento de Barcelona ha cambiado el criterio que garantiza monitores de apoyo

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Niños jugando a una actividad de una entidad de ocio

BarcelonaHabib tiene seis años y desde hace tres cursos pasa gran parte del verano realizando actividades en un casal de Barcelona. Siempre lo ha hecho con una mochila cargada con tres mudas porque si hay algo que no soporta es ir con la ropa manchada. "Sin la escuela y sin casal, no sé qué haría", explica su padre, Otman. Habib tiene un grado de dependencia muy alto y, no hace mucho, le diagnosticaron autismo, lo que explica los problemas que a menudo tiene para relacionarse y comunicarse. Hasta ahora esto no había sido un impedimento para ir a la escuela (donde recibe apoyo educativo), ni en el casal de verano de una entidad del Raval, donde el propio Ayuntamiento le proporcionaba monitorización de apoyo, tal y como hacía con todos los casales de verano de la ciudad para garantizar que fueran inclusivos.

Ahora, sin embargo, un cambio en los criterios para determinar qué recursos deben recibir las entidades que organizan casales de verano para acoger a niños con necesidades específicas puede hacer que Habib este año no pueda ir al casal de verano. "Si no lo arreglamos, el verano de mi hijo puede ser horroroso", lamenta Otman. Una situación que, según el recuento que han hecho diversas entidades, puede hacer que, sólo en el Raval, haya unas setenta niños con necesidades especiales en riesgo de quedarse sin actividades de verano. Un cálculo que, si se hace extensivo a toda la ciudad, puede suponer que muchos más niños puedan quedarse sin este recurso.

Bases provisionales

Según explican en el ARA diversas entidades de ocio del Raval, este año el Ayuntamiento de Barcelona les hizo llegar las bases reguladoras provisionales de la campaña de vacaciones de verano para promover la inclusión de los niños con discapacidad y con necesidad de apoyo intensivo y vieron que se incrementaban los requisitos para probar la necesidad de monitorización de soporte. Ante esta situación presentaron alegaciones, pero todavía no han recibido respuesta y advierten que estas semanas de incertidumbre han hecho que la situación no se haya resuelto antes de que acabe el período para que las familias vulnerables puedan solicitar una beca para realizar actividades de ocio en verano, que ha finalizado este miércoles.

Fuentes municipales confirman a este diario que han aceptado gran parte de los cambios propuestos por las entidades, como se reconozca la necesidad de monitorización de apoyo a partir del 33% de discapacidad y no del 40% como se establecía inicialmente; o que un informe del equipo psicopedagógico de la escuela sirva para acreditar la necesidad de monitorización de apoyo. El problema es que estas decisiones aún no se han comunicado a las entidades –según el consistorio, se hará la próxima semana cuando acabe el período de alegaciones– y que una de las cosas que no han cambiado es la nueva manera distribuir los recursos económicos a las entidades para que sean inclusivas.

Hasta ahora, la decisión de cuántos monitores de apoyo dispondría cada casal en función del número de niños con necesidades especiales dependía del mismo consistorio. Ahora el Ayuntamiento no decide qué número de profesionales tendrá cada entidad, sino que hace un cálculo aproximado de cuánto dinero necesitará cada casal para ser inclusivo. Es decir, cada entidad deberá gestionar cuántos monitores destina a cada grupo dependiendo de los recursos que les hayan otorgado. Sin embargo, miembros de varias entidades explican que no será hasta septiembre que recibirán el dinero para hacer frente a este servicio y, hasta entonces, no podrán comprobar si cubren todo el coste de la monitorización de apoyo.

Todo ello les aboca a decir que no a los niños con un grado de necesidad más elevado por el miedo a no poder asegurar que haya un monitor de apoyo que se pueda dedicar al 100% a los niños que lo necesitan durante todo el rato en el casal. "Es peligroso e irresponsable que digamos que sí a una familia de un niño con importantes necesidades de apoyo, sin estar seguros de que le podremos ofrecer la ayuda que necesita", asegura Anna, la responsable de la entidad de ocio que no sabe si podrá aceptar el Habib.

El padre del niño también advierte que esta decisión no sólo depende de las entidades. "Yo tampoco quiero dejar a mi hijo en un sitio donde no sé si podrán estar por él", reivindica. En cambio, fuentes municipales defienden que el cambio de procedimiento permitirá "llegar a más niños, así como destinar la ayuda a otros recursos para mejorar su inclusión". Insisten en que con el cambio se puede destinar el dinero tanto a monitorización como a cualquier otro recurso para mejorar la inclusión y que esto no necesariamente implica que las entidades reciban menos fondos. A la vez recuerdan que el período de alegaciones sigue abierto y "se pueden producir más cambios".

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