Diálogos de Pedralbes

¿Basta con vivir juntos para ser una comunidad?

Los Diálogos de Pedralbes reflexionan qué define a una comunidad y qué rasgos la hacen imposible

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Joan Canimas, Mar Rosàs y Jordi Sánchez durante la tercera sesión de los Diálogos de Pedralbes sobre comunidad.

BarcelonaEn un mundo en el que a menudo impera el individualismo, es importante debatir sobre la comunidad. Este jueves, en una nueva sesión de los Diálogos de Pedralbes, lo han hecho el profesor de historia del pensamiento contemporáneo y de antropología de la Universidad Ramon Llull Jordi Sánchez Torrents y el doctor en filosofía, experto en ética aplicada, profesor de la Universidad de Gerona y profesor colaborador de la Universidad Abierta de Cataluña Joan Canimas Brugué. Ambos han reflexionado sobre qué significa vivir en comunidad, su historia y, también, sus contradicciones.

Y es que no siempre éste formar parte de una comunidad nace de un deseo. A veces hay personas mayores que no encuentran alternativa a vivir en una residencia, o personas discapacitadas que necesitan vivir en centros especializados. Sin embargo, Canimas avisa que debe distinguirse entre compartir un espacio y un lugar, que define como "el cobijo que te abraza y te protege", e invita a estos servicios sociales a reflexionar sobre si lo que están ofreciendo crea realmente comunidad.

En este sentido, apunta que una comunidad necesita para existir libertad, intimidad, vínculos cariñosos y de no autoridad y un entorno físico amable. Requisitos que, explica, no siempre están garantizados en los servicios sociales y sin los que es difícil ofrecer una "comunidad reparadora". Canimas, que también es miembro del Comité de Ética de los Servicios Sociales de Cataluña, pone como ejemplo que existen residencias para la tercera edad donde los residentes no pueden tener sexo, lo que coarta su libertad, o que hay casas de acogida en la que para evitar que haya abusos se obliga a dejar la puerta abierta de las habitaciones pese a que esto vaya en detrimento de la intimidad.

Y, por otra parte, el filósofo también utiliza el tiempo para definir la comunidad. Así, defiende que hay que distinguir los conceptos griego Eón –que él define como ese tiempo que disfrutas y no te has dado cuenta de que pasaba– y Cronos, que hace referencia al tiempo de espera, el tiempo que se vive en un espacio que no es un sitio. También Sànchez Torrents profundiza en esta idea que sin libertad y vínculos cariñosos no puede haber comunidad, y se pregunta si estas dos ideas existen en todas las ciudades, familias, grupos de amigos y, también, en hospitales, residencias sociosanitarias para la tercera edad o prisiones.

El debate, realizado en colaboración con el ARA y moderado por la doctora en filosofía Mar Rosàs Tosàs, también se ha centrado en la vertiente más histórica del concepto de comunidad. Sánchez Torrents ha destacado el peso que la religión tiene en la creación de comunidades, y ha explicado que observa dos motivos principales para unirse en comunidad. El primero, por propia naturaleza humana –como animal social–, considera que parte de la necesidad. De la necesidad de estar con los demás, entendiendo que ser expulsado de la comunidad significa la muerte. El segundo, la creencia.

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