“La calidad de un sistema educativo tiene como techo la calidad de sus maestros”
Catalunya es la única comunidad que filtra a los docentes antes de la universidad
BarcelonaEn el ARA hemos recibido muchos comentarios, que mezclan preocupación y decepción, a raíz de la noticia que publicamos sobre el hecho de que la mitad de los estudiantes que quieren acceder a un grado de educación no han superado las pruebas de aptitud personal (PAP). El dato es muy alarmante porque indica que hay estudiantes de bachillerato o de grado superior que tienen un nivel muy cuestionable, tanto si se quieren dedicar a ser maestros como si no, y porque evidencia que los que eligen ser docentes no son, al menos mayoritariamente, los estudiantes más competentes.
En un revelador informe hecho hace más de 10 años, la consultora McKinsey comparó las políticas que habían implantado los sistemas educativos más avanzados del mundo y llegó a tres conclusiones: que hace falta equidad para que la calidad del sistema llegue a todos los niños y niñas, que la única manera de mejorar los resultados es mejorando la instrucción y la relación entre docentes y alumnos y que “la calidad de un sistema educativo tiene como techo la calidad de sus docentes”. Es por eso que, más allá de cómo los futuros docentes se forman una vez entran en la universidad, también es fundamental cómo se hace este filtraje previo.
40 años malos
En este sentido, el informe, que ha servido a menudo de referencia a la hora de plantear cambios en la selección de los maestros y profesores, también apuntaba a que una decisión errónea en la selección del profesorado “puede derivar en 40 años de mala enseñanza”. A pesar de que España ya acumula ocho leyes educativas precisamente en 40 años, no se han hecho grandes reformas en este sentido.
De hecho, Catalunya es hoy por hoy la única comunidad autónoma que filtra de alguna manera a los aspirantes a maestros antes de llegar a la universidad, con el objetivo de garantizar un nivel mínimo a los maestros y prestigiar el oficio. Este filtro son las PAP, implantadas desde 2017, y que evalúan la competencia comunicativa y el razonamiento crítico de los estudiantes. Unos años antes, en 2013, ya se había establecido una primera criba reclamando a los nuevos matriculados en educación infantil o primaria una nota mínima de 4 en catalán y castellano en la selectividad y una media de 5 entre las dos materias. Uno de cada diez aspirantes quedó fuera. Hasta entonces, para estudiar para ser maestro se necesitaba aproximadamente un 6 en las universidades públicas y los que no tenían la nota de corte necesaria podían recurrir a alguna universidad privada.
España es de los pocos países en Europa que no ponen un filtro especial a los que quieren ser maestros. Según el citado estudio, un tercio de los países europeos tienen algún método específico para seleccionar docentes. Lo primero que hacen los más punteros en educación (al menos, según los estándares y los rankings mundiales) es “atraer de forma constante a la gente más capacitada a la carrera docente, cosa que trae, a la vez, a una mejora de los resultados académicos”. Es decir, captar a los mejores en el instituto para que sean maestros.
¿Cómo lo hacen? El estudio dice que haciendo procesos “altamente selectivos” para escoger a los aspirantes más apropiados y dando buenos salarios. De hecho, ya de entrada se recluta “al primer tercio de cada promoción”: el mejor 5% de estudiantes en Corea del Sur, el 10% en Finlandia y el 30% en Singapur o Hong Kong. En la mayoría de estos países los aspirantes a maestros hacen pruebas prácticas o entrevistas personales antes de entrar en la universidad. Es como si las PAP solo las hicieran los estudiantes con las medias más altas y que, después, se tuviera en cuenta cómo tratan a los niños o si tienen experiencia previa de monitores.
Cambios en las PAP
El departamento de Educación se ha abierto esta semana a hacer cambios en las PAP y, a pesar de que no ha dado más detalles, ya hace tiempo que se trabaja para incorporar alguna prueba, como una entrevista personal, para evaluar la empatía o la asertividad de los candidatos. “Necesitamos a los mejores maestros y no bajaremos la exigencia de las pruebas, pero tenemos que ver cómo reformamos su funcionamiento”, dijo el conseller, Josep Gonzàlez-Cambray.
Ahora bien, que los mejores expedientes en el bachillerato sean maestros (o se lo piensen) no resolvería por si solo el nivel de los docentes ni del sistema educativo en general. El propio estudio McKinsey apunta a otras patas importantes: quién puede ser docente en secundaria (en España, cualquier graduado con el máster del profesorado), qué formación universitaria se da a los maestros y qué inversión en educación hacen las administraciones.
El sistema educativo finlandés, considerado uno de los mejores del mundo, tiene como eje la formación docente. Para ser maestro hay que superar un proceso muy exigente y la nota media de bachillerato y de la selectividad debe ser de 9 sobre 10. Además, se hace un examen nacional (se pregunta por la experiencia con niños) y luego cada universidad hace su propia prueba (resumir un libro, cantar o dibujar o hacer una pequeña clase a un grupo de niños). Una vez en la universidad, los estudiantes hacen prácticas desde 1º.
Singapur, que hace tiempo que ocupa las primeras posiciones en el ranking PISA, elige al 30% de estudiantes con las mejores calificaciones para ser maestro, hasta el punto de que solo 1 de cada 6 pasa las pruebas. Tienen que demostrar sus conocimientos y también tienen que hacer una práctica. Cuando empiezan la universidad, los estudiantes de educación cobran un pequeño salario. El país dedica muchos recursos a la formación, y así estudiar para maestro se ha convertido en una opción atractiva y de alto estatus social.
Estonia fue una de las grandes revelaciones en los últimos informes PISA. Este país báltico también ha conseguido elegir a los estudiantes más talentosos para ser maestros con dos ideas clave: ha aumentado los salarios en los últimos años y ha dado mucha autonomía a los maestros y profesores de los centros. Y también a los directores, que tienen suficiente margen como para contratar a los profesionales que quieren. Estonia es uno de los países donde el entorno socioeconómico influye menos en el rendimiento de los alumnos.
Según el estudio de la consultoría McKinsey, el Reino Unido es el país que más ha cambiado su proceso de selección de docentes en los últimos años. Lo ha hecho a partir de una estrategia pionera basada en técnicas de marketing y reclutamiento, que ha convertido la docencia en la profesión más popular entre los estudiantes de grado y ha elevado la oferta de candidatos cualificados. También se ha facilitado la entrada a aspirantes con experiencia en trabajos infantiles. En la universidad, hacen más horas prácticas.