Patrimonio

La casa donde nació el bandolero Serrallonga, salvada de los escombros

La Fundación Mas i Terra, dirigida por Marta Lloret, restaurará la masía para convertirla en un espacio cultural abierto al público

La masía la Sala donde nació el bandolero Serrallonga
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GironaEl casal de la Sala de Viladrau es una de las masías con mayor historia y encanto de Cataluña. Se levanta sobre una peña rocosa, franqueada por la sierra de Oriol y el santuario de San Segimon de las Guilleries, y conserva una fachada principal con planta, porches, dos pisos y buhardilla. Tiene adosada una torre medieval de vigía y está rodeada de todo un perímetro fortificado. Sus orígenes se remontan alrededor del siglo XIV y es la casa donde, en 1594, nació Joan Sala i Ferrer, conocido popularmente como Serrallonga, el bandolero más famoso de la cultura catalana. El estado de la masía es ruinoso hoy en día: aunque la estructura se mantiene sólida, parte del techo ha cedido, muchas tejas están resquebrajadas y los goteros constantes de agua deterioran el interior. Pero una iniciativa se ha propuesto salvarla de la desaparición y restaurarla.

La familia propietaria de la finca, que no puede asumir la reforma, ha cedido la masía a la Fundación Mas i Terra, que se dedica a promover la recuperación del patrimonio arquitectónico catalán, a fin de que se haga cargo de las tareas de conservación. Marta Lloret —La Cazadora de Masías en las redes— es la directora de la fundación y se muestra muy ilusionada y agradecida con la oportunidad: "Es un acto de confianza muy grande de los propietarios y será un reto muy importante para que normalmente ayudemos a terceros, pero ahora podremos hacer nosotros mismos la reforma y, de este modo, enseñar cuál creemos que es la mejor forma de restaurar una masía", defiende.

La casa del bandolero, catalogada como bien cultural de interés nacional, tiene un valor arquitectónico muy preciado: "Se han hecho muy pocas modificaciones, así que conserva los espacios originales, con los pisos de arriba con entablados de madera, fuego en el suelo, o las mismas aberturas y estancias de hace muchos siglos", argumenta Marta Lloret. Se preservan, por ejemplo, dinteles de roble y de ladrillo en los marcos de las ventanas, barandillas de hierro forjado en los porches, aspilleras de vigilancia por donde arrojar proyectiles o trozos del muro de cierre perimetral, que son testigo de muchos siglos de historia.

Sede de la fundación y santuario

La implicación de la fundación en la casa en la que nació Serrallonga no será únicamente arquitectónica, ya que forma parte de un proyecto muy ambicioso para abrir la Sala al público. De entrada, la masía se convertirá en la sede física de la Fundación Mas i Terra, desde donde continuará trabajando para el estudio, catalogación y conservación de cientos de masías de todo el patrimonio arquitectónico rural. "Por lo que representa la casa de Serrallonga, por su situación privilegiada y por la importancia que tiene para mucha gente, es un honor poder tener nuestra sede", señala Lloret.

Igualmente, una vez se arreglen los goteros y la casa ya no esté en peligro, la Sala funcionará como una especie de taller, donde se harán cursos de arquitectura tradicional: "Echamos de menos que se enseñe in situ cómo reformar una masía, así que abriremos nuestro proceso de restauración para que todo el mundo que esté interesado pueda aprender, participar y conocer las tareas que hacemos de primera mano", explica La Caçadora de Masies, que también avanza que pronto pondrán en marcha una campaña de micromecenazgo para financiar el proyecto.

Entonces, paralelamente a la reforma, la Fundación Mas i Terra, en colaboración con el Ayuntamiento de Viladrau, tiene la intención de convertir la masía en un espacio temático dedicado a Serrallonga donde se hagan actividades culturales. También vivirá regularmente un masovero que cuidará del mantenimiento de la casa y el entorno.

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