Medio Ambiente

Congeladores portátiles, TACs y máquinas de envasar al vacío: así trabajan los expertos en granizadas del Meteocat

Las piedras de diez centímetros de los últimos dos años en La Bisbal y en la Sénia podrían ser síntomas de un cambio de patrón

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Una de las piedras caídas el 26 de agosto de este año en la Sénia

BarcelonaEra la hora de la siesta de un sábado de finales de agosto en la Sénia, cuando de repente una negrura muy intensa se apoderó del cielo. Los testigos aseguran que justo antes de que empezara la granizada no tronaba ni relampagueaba, algo curioso que también explicaron testigos de la granizada de La Bisbal de un año antes. Fueron unos 20 minutos de una granizada que dejó caer bloques de hielo de un tamaño de hasta diez centímetros, como ya había ocurrido en el 2022 en la quizás más conocida granizada de la Bisbal d'Empordà. El resultado: más de 200 coches con los cristales rotos, claraboyas agujereadas, pero ningún daño personal importante.

En el Servicio Meteorológico de Cataluña (SMC) hay dos personas muy atentas a estas tormentas que durante el último año se han dotado del material adecuado para salir a realizar trabajo de campo y poder investigar el fenómeno en condiciones: son Carme Farnell y Tomeu Rigo, técnicos que combinan la predicción habitual del tiempo con la investigación sobre granizadas y tormentas fuertes.

Cuando cayó la fatídica granizada del 30 de agosto del 2022 en torno a la Bisbal, ellos ya tenían mucho trabajo hecho y ya estaba puesto en marcha el programa de colaboración ciudadana #Meteocatpedra, que anima a la gente a informar al SMC sobre fenómenos de ese estilo. La excepcionalidad de aquella granizada les creó una nueva necesidad: tener muestras.

Contactaron con observadores y personas que habían colgado fotos de la granizada para que las conservaran en el congelador, pero no tenían claro cómo trasladarlas. Como le suele ocurrir a la gente que abre camino, tuvieron que improvisar una solución poco ortodoxa y se plantaron en el Empordà con una nevera de playa llena de sal gruesa y placas de hielo. Después de recoger varias muestras en la Bisbal en bastante buen estado, un hombre de Corçà les facilitó algunas más: él las había guardado en una bolsa de plástico y eso las había mantenido aún mejor.

Poco a poco, los técnicos del Meteocat se prepararon mejor: pocos días después del fenómeno fueron al Montsià con un congelador que podía enchufarse en el coche y una envasadora al vacío para poder mantener aún mejor las propiedades de las muestras que consiguieron que algunos testigos conservasen.

Recogida de muestras en la Bisbal d'Empordà

Con las muestras llevaron a cabo un análisis químico y meditan incluso hacer algo que no tienen constancia de que se haya hecho nunca: someter las piedras a un TAC o algún tipo de método similar de tratamiento de imágenes que pueda dar aún más pistas sobre cómo se ha formado la piedra.

Todo el trabajo va encaminado a poder confirmar una nueva teoría sobre la formación de la piedra en las nubes. Hasta hace poco en la facultad se explicaba que la piedra se formaba a partir de dar vueltas arriba y abajo dentro de la nube y que los círculos concéntricos que se ven en la piedra respondían a cada una de estas vueltas.

Ahora una nueva teoría más compleja apunta que la formación de la piedra tiene que ver sobre todo con la potencia de la corriente ascendente dentro de la nube, y que los círculos concéntricos responden simplemente a las diferentes condiciones de temperatura y humedad en las que los cristales de hielo se van sumando a la piedra. A veces la dirección del viento varía notablemente en diferentes capas de la atmósfera, lo que hace que la nube a medida que crece se tuerza. Esto es lo que permite, según la nueva teoría, que en lo alto de la nube entre una corriente de vientos secundaria que aporta los embriones, los primeros cristales de hielo a partir de los cuales se formará la piedra.

El efecto del calentamiento global

Es la segunda vez que caen piedras de 10 cm en dos años en Cataluña, algo que no había ocurrido desde que empezaron a hacer investigación sobre el tema en el 2010. En la era previa a las redes sociales estos fenómenos eran mucho más difíciles de constatar, pero la base de datos del Meteocat sobre el tema retrocede hasta el 2002 sin que haya otro precedente de piedra de 10 cm.

De las granizadas de estos últimos dos años también sorprende la proximidad al litoral, ya que hasta ahora los fenómenos más violentos de este estilo se habían detectado en Ponent y en puntos del Prepirineo. ¿Existe un cambio de patrón? ¿Está influyendo el calentamiento de las últimas décadas? Los datos todavía son demasiado escasos para decirlo con certeza, pero los investigadores del SMC han detectado que a partir de 2018 las granizadas empiezan a ser más frecuentes en el noreste de Cataluña que en Ponent, y tienen la hipótesis de que la interacción con el mar fue un factor que favoreció que la piedra de La Bisbal y la Sénia fuera especialmente grande.

Cómo afecta el calentamiento global las granizadas todavía es incierto. Algunos expertos apuntan que con más calentamiento y evaporación sería lógico que hubiera menos situaciones de piedra grande, pero esta no parece ser la tendencia de los últimos años. Quizás en el futuro habrá menos episodios, pero más violentos.

En los últimos dos años se han visto piedras de 16 cm en Texas, un diámetro hasta ahora inédito en la zona. En Europa, en países como Grecia o en el norte de Italia, también ha habido episodios de piedra de más de 10 cm. La tendencia no parece a la baja, pero queda la duda de si la facilidad de seguimiento de estos fenómenos que suponen los móviles inteligentes y las redes sociales está sesgando los datos.

Avisos inmediatos

Tomeu Rigo y Carme Farnell son también los instigadores de los avisos de tiempo violento que desde hace algunos años el Meteocat emite cuando se detecta una tormenta potencialmente peligrosa. Unos avisos totalmente innovadores que se emiten a partir del llamado lightning jump, un incremento repentino de la cantidad de descargas eléctricas que se produce dentro de una nube en formación y que permite anticipar en un plazo de entre 30 minutos y dos horas la posibilidad de que una tormenta vaya acompañada de rachas fuertes de viento o piedra.

A los investigadores del SMC les gustaría que en un futuro estos avisos dispararan alertas en el móvil de Protección Civil como las que se están poniendo a prueba en los últimos días, pero al mismo tiempo admiten que al tratarse de avisos de ámbito comarcal provocarían una sensación de falsa alarma si la granizada afecta solo a uno o dos municipios.

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