Catalunya frena la cuarta oleada pero se estanca en los 1.500 contagios diarios
Las restricciones y las vacunas han evitado el descontrol pero el descenso de los indicadores se resiste
Santa Coloma de GramenetContra todo pronóstico, Catalunya ha controlado el crecimiento y la virulencia de la cuarta oleada –u oleadita, como dicen algunos expertos– y ha evitado una explosión de nuevas infecciones y hospitalizaciones inasumibles para el sistema sanitario. El ascenso se ha podido contener con relativa facilidad gracias, en parte, a las restricciones, la campaña de vacunación y el buen tiempo, que está permitiendo hacer más actividades al aire libre y evitar interacciones de riesgo. Con todo, la propagación del virus se mantiene constante y a unos niveles altos: la última semana se han diagnosticado 1.500 contagios diarios. Además, la tasa de contagio o Rt, que estima cuántas personas contagia cada infectado de media, se sitúa en 0,96 y constata que si bien la epidemia no se está acelerando (no supera el umbral del 1) tampoco va de bajada.
Catalunya vive una nueva fase de estancamiento, según la física e investigadora del Grupo de Biología Computacional y Sistemas Complejos (Biocom-SC) de la UPC Clara Prats. “La cuarta oleada es un poco diferente de las anteriores: esta vez no ha habido una explosión de casos, el crecimiento ha sido suave y sostenido a lo largo de un mes, pero como veníamos de unas cifras altas, ahora la curva de contagios se ha estancado en unos números altos”, detalla. Más evidente es el caso de los hospitales: cuando empezó el cuarto embate la cifra de ocupación basal era de 1.500 hospitalizados y 400 enfermos en las unidades de cuidados intensivos (UCI) y ahora todavía se atiende a 1.608 pacientes en planta y 492 en críticos. "El septiembre pasado nos pasó lo mismo: nos estancamos en un millar de casos diarios y 150 enfermos en la UCI. La diferencia es que las cifras actuales son peores, con un 50% más de infecciones y el triple de enfermos a críticos", resume Prats.
Confirmada la estabilización, ahora sería el momento de ver el descenso de la curva epidemiológica, pero de momento o bien es muy sutil (hospitales) o bien tiene dificultades para materializarse (Rt). "No se puede mandar un mensaje erróneo a la población o distorsionar la realidad: que no se haya descontrolado la epidemia no quiere decir que el virus haya desaparecido o sea más benévolo. Mucha gente sigue infectándose e ingresando en los hospitales", advierte el presidente de la Sociedad Catalana de Medicina Intensiva y Crítica (SOCMIC), Jesús Caballero, que cifra en un 50% el aumento de ingresos en las UCI en las últimas semanas.
El facultativo subraya que las camas se liberan con cuentagotas y a un ritmo casi desesperante. "Por cada alta que damos nos llega un enfermo y por eso las cifras no acaban de bajar del todo. La ocupación solo mejorará cuando las altas que demos superen los ingresos”, explica Caballero, que también es el jefe de medicina intensiva del Hospital Arnau de Vilanova de Lleida. Con todo, apunta que hay una cierta sensación de que pronto se podrá llegar al techo de nuevos ingresos y, por lo tanto, ver un "descenso en la ocupación".
Vacunas "cortafuegos"
Una hipótesis defendida por los expertos consultados por el ARA es que la vacunación ha tenido un efecto en el control de la cuarta oleada y en el hecho de que Semana Santa no haya causado tantos estragos. "Creemos que ha podido ejercer de cortafuegos dentro de los grupos familiares", explica Caballero. Las vacunas no son esterilizantes –no eliminan del todo el contagio–, pero el hecho de que haya personas vacunadas en un grupo burbuja reduce la posibilidad del contagio. "Las vacunas nos ayudan a ganar semanas al virus y, a medida que vamos vacunando a la gente más vulnerable, diagnosticar 1.500 casos diarios no irá asociado con enfermedades graves, hospitalizaciones y mortalidad", coincide Prats.
La mortalidad por covid roza el 15% pero la campaña de vacunación ya empieza a reducir la cifra de defunciones, especialmente de los mayores de 80 años. Ahora la prioridad es vacunar tan rápido como sea posible a la población de más de 55 años para liberar el sistema sanitario, muy castigado durante un año. Para conseguirlo, hay que pulsar el acelerador y vacunar a las personas que, por edad, son más susceptibles de entrar en las UCI (50-70 años). "De momento el sistema se beneficia indirectamente del hecho de que la gente mayor de residencias ya no entre en el hospital y la vacunación de los sanitarios permita que el equipo esté totalmente activo", resume Caballero.
A favor, por ahora, de desescalar
La aceleración de la curva epidemiológica debido a la Semana Santa ha quedado descartada a pesar de que se ha observado un leve repunte de los contagios y los hospitales tienen una proporción elevada de pacientes (la mitad, en algunos centros) que han ingresado los últimos diez o quince días, coincidiendo con el periodo de incubación posterior al puente. Ahora bien, se trata de un escenario poco comparable con las previsiones de los expertos, que temían un alud inabsorbible de nuevos positivos y enfermos. En este sentido, Prats admite que el gran problema con el coronavirus es que su comportamiento es muy impredecible.
"Siempre esperas que cualquier avance en la interacción social te obligue a dar un paso atrás y esto es normal. Es importante mantener la prudencia porque cada vez que hemos relajado restricciones se ha producido un aumento de los contagios", reconoce Prats. Ahora bien, el hecho de que por Semana Santa hubiera un aumento de movilidad –defiende– y no se produjera una aceleración de los contagios es "un punto clarísimo a favor de la población".
La responsabilidad de la ciudadanía es uno de los argumentos esgrimidos por el Govern para levantar la restricción de movilidad dentro de Catalunya y los expertos consultados por el ARA aseguran que es una "reacción lógica" atendiendo a la evolución de los datos epidemiológicos.
"La movilidad no es mala si se evitan los comportamientos de riesgo como los entornos cerrados. Una reapertura ahora puede comportar un crecimiento suave que podríamos controlar enseguida como hemos hecho ahora", afirma Prats. También Caballero cree que las medidas severas tienen que ser cortas. "La población tiene que entender las restricciones, y si hay una mejora, no es osado que se flexibilicen. El mensaje que envían las autoridades es clave: ¿por qué la gente no entendía que la semana pasada se prorrogara el confinamiento comarcal? Porque nos decían que habíamos superado con éxito la Semana Santa", explica el médico.
Caballero también defiende que habría que tener en cuenta que la evolución epidemiológica es asimétrica territorialmente. Hay tres zonas con una progresión más agresiva que el resto, si se observan los contagios por 100.000 habitantes y la tasa de positividad de las pruebas diagnósticas: Lleida tiene 255 casos y una positividad del 10%; Catalunya Central registra una tasa de 197 positivos y una positividad del 7,3% y Girona está detectando 162 casos con una positividad del 6,9%.
En cambio, en el conjunto del país se están diagnosticando, de media, 134 contagios cada 100.000 habitantes –unos 10.350 semanales– y la positividad ha bajado al 6,2%. Barcelona y el área metropolitana, por ejemplo, ya la tienen entorno al 5%. "Estaría bien plantearse medidas más quirúrgicas. Si hemos entendido que el virus no se comporta igual entre comunidades autónomas y países, también lo tendríamos que ver en el ámbito catalán", defiende. De momento, sin embargo, es una alternativa descartada por el departamento de Salud, que priorizará los cribajes masivos en las zonas más castigadas.
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