Oposiciones

Cambios a medio curso: 400 educadores pueden tener que dejar su centro por las oposiciones en un mes

La estabilización estatal del personal de atención educativa no contempla esperar a que termine el curso para adjudicar vacantes

BarcelonaEl desaguisado en el sistema educativo catalán a raíz de los macroprocesos de estabilización y las oposiciones sigue. Si hasta ahora los docentes son los que han sido más críticos con los pasos para conseguir una plaza fija, ahora quienes denuncian una situación caótica son los educadores e integradores sociales que trabajan en centros educativos.

Tal y como ocurrió con maestros y profesores –y con la mayoría de los sectores públicos–, en el último año el personal de atención educativa (PAE) ha vivido un proceso de estabilización con pruebas de oposiciones para estabilizar más de 300 vacantes en escuelas, institutos y centros de educación especial. Más allá de la preocupación por si obtenían plaza o no, ahora que el proceso se ha cerrado, los centros educativos se encuentran con que la administración no ha contemplado esperar a que acabe el curso para adjudicar las vacantes y hacer que estos profesionales vayan en el centro donde han obtenido plaza. A efectos prácticos esto implica que desde esta semana y hasta después de las vacaciones de Semana Santa, alrededor de 400 profesionales pueden verse obligados a dejar su plaza para ir a otro centro o para volver a la bolsa a esperar a que les llamen dejando a sus alumnos "colgados" a medio curso.

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Detrás de esta situación hay dos procesos diferentes. Uno es el proceso de estabilización que convoca el Estado para cumplir con los porcentajes de interinos que marca Europa. Éste contempla estabilizar alrededor de 320 plazas de PAE entre los que se encuentran 186 vacantes de educador de educación especial, 21 de auxiliares de educación especial y 112 de técnicos de integración social. A diferencia de lo que ha ocurrido con las oposiciones de los docentes, que sí se han hecho de tal manera que los cambios en los centros se realizan una vez terminado el curso, en el caso de los profesionales PAE el proceso se ha ejecutado como si fuera cualquier otro sector que no funcione por cursos escolares.

El otro proceso, sin embargo, es totalmente diferente y afecta a 61 profesionales –entre ellos una veintena de técnicos de educación infantil–que a partir de esta semana ya verán que se les acaba el contrato. Son personas que están trabajando en centros educativos con un contrato de refuerzo de seis meses de la Generalitat ocupando plazas que ahora el departamento de Educació estabiliza. El problema es que, tal y como explican fuentes de la conselleria, estos profesionales no pueden continuar en el mismo centro porque la normativa dice que no se pueden encadenar este tipo de contratos en una misma escuela o instituto. Sin embargo, desde el sindicato CGT defienden que estos contratos sí tenían opción de prorrogarse. "Nadie está teniendo en cuenta que somos profesionales especialistas en tratar con alumnos con dificultades y que en este punto del curso somos personas referentes por estos niños y adolescentes y también para sus familias", advierte Olga González que es técnica de educación infantil en una escuela de Sant Joan Despí y miembro del sindicato CGT.

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Aunque en el caso de estos últimos 61 profesionales no hay margen para hacer nada y esta misma semana verán cómo se rescinde su contrato, en cuanto a las otras 319 vacantes, desde el gobierno catalán aseguran que se ha intentado encontrar un "mecanismo para facilitar la continuidad". Sin embargo, esta opción depende sólo de la voluntad de los profesionales que han obtenido plaza en las oposiciones que se les da la opción de solicitar una petición de "movilidad funcional" para poder quedarse en el mismo centro donde han hasta ahora, en lugar de ir a ocupar la plaza que han ganado. "No sabemos hasta qué punto esto será una solución porque no podemos saber cuánta gente tramitará esta opción y podemos encontrarnos que al volver de Semana Santa el volumen de cambios sea muy grande", critica González.

Volver a empezar el curso en abril

Esta incertidumbre por no saber con qué profesionales podrán acabar el curso ya se vive en centros de todo el país. Un ejemplo es el Centro de Educación Especial Ca n'Oriol en Rubí, donde seis de las nueve educadoras que hay pueden tener que irse al regresar de Semana Santa si alguien reclama su plaza. "Es como si volviéramos a empezar el curso en abril", comenta la directora del centro, Yolanda Fariñas. Ella explica que, más allá del problema de organización del centro y de volver a enseñar las rutinas a los posibles nuevos educadores, una de las principales preocupaciones será cómo se gestionan y se crean de nuevo los vínculos con los alumnos, que en el caso de un centro de educación especial son tan necesarios.

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La ruptura de vínculos también es lo que denuncia la técnica de educación infantil, Inma Guerra, que después de medio año acompañando a un grupo de I3 en una escuela de Sarrià ve cómo todo el trabajo realizado desaparecerá de repente. "En septiembre los padres dejan a sus hijos con unos desconocidos. Hacen un ejercicio muy grande de confianza, tanto ellos como los niños. Ahora que los niños ya han superado el proceso de adaptación y ya eres un referente para ellos, se rompe" ese vínculo", lamenta. Y añade: "De un día para otro darán un paso atrás, porque les costará mucho explicar que se les ha escapado el pipí o que tienen hambre a alguien que no conocen", insiste.

Ante este momento de incertidumbre, la directora de Ca n'Oriol quiere ser prudente y pide "intentar mantener la calma y esperar a ver cómo queda todo finalmente". Sin embargo, critica el procedimiento: "Es verdad que el hecho de realizar este cambio a medio curso, hace que sea más difícil de asumir a nivel emocional y de centro. Sabemos que es un proceso legal de estabilización de plantillas, pero quien escribe las normas del juego nunca debería olvidar que trabajamos con personas", concluye.

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