Louise Stoll: "En las escuelas en las que los directores tienen poder en la elección de maestros hay mejores resultados"

BarcelonaLouise Stoll (1956) es profesora de aprendizaje profesional en el Centro de Liderazgo para el Aprendizaje del Instituto de Educación de la University College London. Es expresidenta del Congreso Internacional por la Mejora y la Efectividad de la Escuela (Icsei) y fue nombrada una de las 500 personas más influyentes del 2016 por el Sunday Times en Gran Bretaña. También es experta de la OCDE especializada en entornos de aprendizaje innovadores, transformación de escuelas en organizaciones de aprendizaje y mejora del liderazgo educativo.

Su investigación se ha centrado mucho en la cultura de escuela. ¿Cómo debemos entender esta cultura en un mundo tan cambiante?

— Para mí la cultura se refiere a si nos sentimos bien o no en la escuela. En un mundo tan cambiante en la escuela se siente incertidumbre. Por tanto, hay que tener escuelas muy abiertas al cambio, flexibles y adaptables. Estamos preparando a los niños para un mundo donde realmente no sabemos qué trabajo van a tener. Tenemos muchos problemas que deben resolverse y no queremos dejarlo todo para que lo solucionen nuestros hijos, pero sí queremos prepararlos para ello. Esto significa que la escuela debe enseñarles a hacer cosas diferentes.

¿Y todo esto cómo se hace?

— Aquí es donde entra el aprendizaje organizativo y las escuelas que aprenden. Son centros en los que las personas llegan a acuerdos compartidos, que dan importancia a utilizar la evidencia científica y donde se da oportunidades para que todo el mundo aprenda. Y, por supuesto, donde existe un buen liderazgo educativo para promover el cambio.

¿Cómo debe ser la relación entre un director de escuela y los profesores para que exista un buen liderazgo?

— Tiene que conseguir tener un equipo en el que la gente sienta que participa. Lo mejor que puedes hacer como director es desarrollar una visión compartida con profesores, alumnos y toda la comunidad para decidir juntos a dónde quiere ir. Las investigaciones muestran que es absolutamente fundamental la conexión con la gente dentro de la escuela para tener éxito en un proceso de cambio. Los directores tienen la responsabilidad de toda la escuela, pero también existe una parte de responsabilidad colectiva que es igual de importante.

¿Deben los directores elegir sus maestros?

— La investigación demuestra que en las escuelas donde los directores tienen control en la elección de los maestros o en la elección del currículum hay mayor motivación y mejores resultados. Esto debe ir acompañado de una formación para que directores y profesores puedan tomar buenas decisiones. Poder elegir es una buena opción, siempre que se sepa qué hacer con esta elección y no se utilice para escoger a un profesor sólo porque es amigo tuyo.

Hay una frase hecha que dice "cada maestrillo tiene su librillo". ¿Tiene sentido esta idea en la escuela actual o sería mejor que todo el mundo siguiera la misma línea?

— No creo que la cuestión sea elegir una u otra cosa. Tiene que haber una desprivatización de la práctica, que las aulas tengan la puerta abierta y no se ponga un cartel de no molestar como si fuera un hotel. Los profesores deben poder observarse para aprender unos de otros y eso significa que debemos aprender a poder hacernos sugerencias sinceros. Debemos poder confiar en los compañeros.

¿Y el gobierno qué papel debe tener?

— El gobierno debe ser un facilitador, pero también debe tener sus procesos de rendición de cuentas con medidas de evaluación más amplias de la labor de los docentes. Esto no significa que los inspectores tengan que ser punitivos. Los sistemas que han cambiado sus sistemas de aprendizaje y han mejorado también cambiaron la forma en que sus inspectores inspeccionaban las escuelas para que fueran un recurso de apoyo y no una herramienta de castigo.

Antes hablaba de la necesidad de educar para el futuro. ¿Cómo debemos formar a nuestros docentes para este futuro?

— Estamos en un momento en el que hay muchas evidencias en relación con las competencias de diferentes pedagogías y métodos de enseñanza... Para mí la clave es que aprendan a ayudar a los niños a ser quienes persiguen su propio aprendizaje. Que no sean profesores que se limitan a verter conocimiento en la cabeza de los alumnos. Aquí es clave el trabajo por proyectos, que no quiere decir que las asignaturas no sean importantes, sino que a menudo las formas de aprender serán diferentes. Éste es uno de los cambios más importantes a realizar, junto con la manera de evaluar a los niños, que siempre ha sido muy tradicional.

No es fácil explicar esos cambios a las familias.

— Primero es necesario aclarar que los cambios y las nuevas metodologías deben introducirse de acuerdo con la investigación científica y no haciendo experimentos en la escuela. Yo lo que diría a los padres es: ¿quiere que educamos a sus hijos para su futuro o para su pasado? Porque todo el mundo cree que sabe cómo es la escuela porque fue, pero en una época diferente a la de su hijo. Es necesario ayudar a los padres a entender los motivos de los cambios para que puedan ser nuestros socios en este procedimiento.

Da la sensación de que todo esto sólo sería posible en una hipotética escuela perfecta.

— Yo he estado en escuelas así. Existen y estoy segura de que existen en todos los países. No es fácil, pero yo las he encontrado en todas partes donde he estado y aquí en Cataluña se está dando un paso importante con el programa de mentoría para los profesores noveles (Sensei) y, en general, tomando decisiones a partir de investigaciones muy sólidas de todo el mundo que muestran el poder que puede tener el aprendizaje.