En España ya hay más universitarios que realizan el máster en la privada que en la pública

BarcelonaCataluña tiene uno de los sistemas universitarios más estables del Estado. De hecho, hace más de quince años que no se crea ninguna nueva universidad. Sin embargo, desde hace aproximadamente una década la diversidad de estudios universitarios a los que se puede acceder es cada vez mayor por una razón muy concreta: el boom de titulaciones universitarias online que proliferan en todo el Estado, una oportunidad que han abordado de forma evidente las universidades privadas, como demuestran los mismos datos del ministerio de Universidades.

"Antes todo era presencial y cada comunidad autónoma, que tiene transferidas sus competencias, de alguna manera repartía las clases entre las universidades presenciales y también la financiación. Con el nacimiento de las universidades online el mercado se convierte en un sector totalmente abierto", explica Antoni Cahner, gestor de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC), la única universidad 100% no presencial de Cataluña, que se instrumentaliza a través de una fundación privada, pero que tiene un mandato y unos precios de matrícula públicos.

Si el curso 2015-2016 en todo el Estado había 330 titulaciones universitarias no presenciales (entre grados y másteres), el curso pasado la cifra creció hasta 622. Detrás de este incremento existe, sin lugar a dudas, el creciente interés por ofrecer grados, pero sobre todo másteres a distancia, por parte de las universidades privadas. “Si tú ofreces estudios no presenciales, tienes un mercado potencial mucho mayor que si lo haces presencialmente y, sobre todo, si lo haces en castellano", detalla la hasta hace poco presidenta del Observatorio del Sistema Universitario, Vera Sacristán.

La investigadora apunta a que la alta demanda potencial de este tipo de formación es uno de los motivos por los que fundaciones privadas se interesan por ofrecer formación universitaria a distancia. Ahora bien, otro atractivo es el bajo coste que supone: "Montar estudios no presenciales es mucho más barato. No necesitas instalaciones y al mismo tiempo te ahorras calentarlas, limpiarlas, iluminarlas... ", comenta Sacristán.

En efecto, si se analiza al detalle el incremento de titulaciones a distancia que ha habido desde 2015 en el Estado, se puede ver cómo las universidades públicas han ganado sólo once titulaciones nuevas, mientras que el sector privado ha añadido 281 y ha incrementado la oferta casi un 132% en nueve cursos. Tras este baile de datos, hoy hay 128 titulaciones públicas que pueden realizarse a distancia respecto a casi 500 titulaciones privadas online.

La mayor capacidad de permanencia que tienen los estudiantes de máster respecto a los de grado a la hora de intentar estudiar a distancia es otro de los motivos por los que, en estos momentos, en España hay más universitarios que hacen el máster en la privada que no en la pública. Éste sorpasso se logró por primera vez el curso pasado. "Si ofreces a un chaval de 20 años hacer un grado a distancia probablemente lo perderás, porque necesita más la presencialidad y el contacto con los demás. En cambio, con un estudiante de máster es más fácil que se mantenga en los estudios porque ya tiene una base sobre la que construir otras cosas. Todo ello hace que sea una apuesta más segura", describe Sacristán.

De nuevo, que la privada haya desbancado a la pública en número de alumnos de máster matriculados se debe al interés por la formación a distancia. Según los datos del ministerio, el pasado curso había 145.300 estudiantes matriculados en un máster privado (entre presenciales y no presenciales), mientras que en la pública había casi dos miles menos (143.600).

Pero la distancia entre privada y pública es totalmente diferente si se tiene en cuenta la modalidad de presencialidad. En los másteres presenciales, la universidad pública todavía gana por goleada a la privada con casi el triple de universitarios matriculados: en la pública hay alrededor de 130.000 y en la privada hay unos 54.000. En cambio, los papeles se intercambian por completo en los másteres a distancia: en este caso, la privada tiene casi nueve veces más estudiantes en todo el Estado que la pública, después de experimentar un incremento de matriculados de casi un 275% desde el año 2015.

Madrid, el paraíso de las privadas

Y todavía hay que tener en cuenta un nuevo factor en lo que se refiere al boom del sector universitario privado: la diferente vara de medir a la hora de aprobar la creación de una universidad que tiene cada comunidad autónoma. De hecho, el último caso que hemos conocido esta semana es un claro ejemplo para mostrar el mapa de universidades públicas y privadas en los diferentes territorios del Estado. El gobierno de Isabel Díaz Ayuso ha dado luz verde a la decimocuarta universidad privada de la Comunidad de Madrid, la Universidad Abierta de Europa, aunque este centro no cuenta con un informe favorable del ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.

De esta manera, Madrid amplía aún más su prestigio como paraíso del sector privado: con 13 (y pronto 14) centros universitarios privados y sólo 6 públicas es, con mucha diferencia, la comunidad donde la privada tiene un mayor peso en la formación universitaria.

A Madrid le acompañan el País Vasco, con sólo una pública y 3 privadas; Canarias, con 4 privadas y 2 públicas, y Castilla y León, con 5 privadas y 4 públicas. En cambio, Catalunya tiene 8 universidades públicas –incluida la UOC, pese a su modelo híbrido– y 4 privadas, y Andalucía 10 y 1, respectivamente.

"Está bien que haya más oferta y la competencia es buena, pero siempre que juguemos en la misma liga y los criterios de calidad sean iguales para todos", se queja Cahner. El gerente de la UOC critica también que el hecho de que la universidad en cuestión (Universidad Abierta de Europa) sea virtual "desprestigia la formación online y hace dudar sobre si la enseñanza a distancia puede ser del mismo nivel de calidad que la formación presencial”.

A pesar de la incoherencia, el caso de la futura universidad anunciada por Ayuso no está aislado, porque actualmente la normativa establece que para crear una universidad es necesario contar con un informe de una agencia de calidad universitaria, pero en ninguna parte se especifica que este informe haya de ser favorable aunque sea vinculante. "Es un gran problema de la normativa porque si tienes un informe desfavorable, significa que ni siquiera el proyecto se aguanta, porque, si no, no te harían un informe desfavorable", advierte Sacristán, quien también recuerda que esta situación es ha vivido con varias universidades en todo el Estado.

Por su parte, Cahner propone que, mientras no cambie la normativa, se apueste por hacer que "los criterios de evaluación de la calidad sean conocidos y transparentes" con el objetivo de que el estudiante se matricula en una universidad "tenga conocimiento directo de cuál es el nivel de calidad de esa institución".