Universidades

¿Por qué hay estudiantes eligiendo un grado que, a priori, carece de salidas?

Cada vez más sectores, como los de la inteligencia artificial o la comunicación empresarial, buscan perfiles de la rama humanística

BarcelonaLa pregunta nos persigue a todos desde pequeños: "¿Qué quieres ser cuando seas mayor?" Las primeras veces que se hace, el podio de respuestas suelen ocuparlo las profesiones de policía, bombero, veterinario, futbolista o la recientemente añadida influencer. Mientras es pequeño la reacción de los adultos ante estas ideas suele ser una mezcla entre ternura y gracia, pero a medida que va pasando el tiempo todo ello deriva en la gran pregunta: "¿Ya encontrarás trabajo, si estudias esto?" Y aquí a menudo salen perjudicadas las ramas humanísticas.

"Llevamos unos años con un descrédito absoluto por las humanidades y todo lo que se considera como cultural, intelectual o cualquier elemento que implique un esfuerzo y un dominio del lenguaje. Parece que sea un sector elitista, cuando antes eran elementos básicos de toda la ciudadanía", advierte la vicedecana de humanidades de la Universidad. "Aquí hay que añadir el hecho de que cada vez estamos más en un marco de máximo cuestionamiento de los estudios en términos de rentabilidad laboral y, probablemente, que no hemos sabido explicar bien cómo, paradójicamente, ahora las empresas piden muchas cualidades que se adquieren en los grados de humanidades", insiste la coordinadora del grado en humanidades de la UPF.

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El panorama es similar en grados como traducción, donde el desconocimiento del tipo de trabajo y la creencia de que con las nuevas tecnologías pueden ser profesiones desfasadas crea prejuicios a la hora de decantarse. "Aún prevalece la idea del traductor que trabaja solo en pijama desde casa y eso cada vez es menos frecuente. Nosotros ahora nos encontramos con que más del 90% de nuestros estudiantes están trabajando en trabajos relacionados con lo que han estudiado seis meses después de graduarse. Hay muchísimas salidas para trabajar en diferentes ambientes, en grupos y en empresas", reivindica la degana UPF, Carmen Bach.

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Tanto en el caso de humanidades como en el de traducción, hace tiempo que se está trabajando para dar la vuelta a estos prejuicios respecto a las salidas profesionales de los estudios, pero es cierto que entre los estudiantes que han acudido a las jornadas de puertas abiertas que organiza la UPF, uno de los factores que más pesa es "la pasión" por lo que les gusta. "Yo estoy interesada en hacer humanidades porque combina historia, historia del arte y geografía y todo son asignaturas que me gustan. Me gusta la idea de poder combinarlo todo y no decantarme sólo por una cosa", explica Maria, que aún tiene que decidir qué grado quiere hacer. Reconoce que el interrogatorio sobre las salidas "es recurrente", pero que al duda entre arqueología y criminología, se encuentra con la misma presión en todos los casos.

En cambio, Anna es mucho más drástica: "Soy muy curiosa, por tanto, me interesa porque este grado me dará una base cultural sólida". También lo es Andrés, que ha venido a las puertas abiertas acompañado de su padre. "A mí la cultura y la historia me gustan. Busco un grado que me dé futuro, pero quiero hacer algo que me guste". Ahora bien, su caso es algo excepcional. "Quiero hacer la carrera porque la necesito para ser mozo de escuadra, por tanto, al menos quiero estudiar algo que me interese". Además, él tiene el apoyo incondicional de su padre: "Lo primero es que salga adelante, y si hace algo que no le gusta no saldrá adelante. Yo hice económicas cuando no me gustaba y al final terminé el grado con 50 años", insiste, sentado junto al hijo.

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Pero, ¿hay trabajo?

Entre las decenas de jóvenes que han venido a interesarse por los grados de humanidades y traducción de la UPF también hay muchos que tienen claro que lo que quieren ser es profesores de secundaria. muchas ofertas de trabajo de lingüística computacional que piden profesionales que entrenen las herramientas de inteligencia artificial", detalla Bach.

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También explica que hay antiguos estudiantes trabajando en un proyecto de Siri en catalán y que hay muchas empresas relacionadas con las nuevas tecnologías que requieren perfiles de traducción. "Nos vienen a buscar desde el Barcelona Supercomp cómo dialogar con estas máquinas, decirles lo que se necesita en lo que se refiere a lingüística. Por ejemplo, la IA no puede entender la ironía o ser empática o entender un doble sentido", insiste Bach. graduados que se dedican a idear las estrategias comunicativas y lingüísticas de grandes empresas o que trabajen en trabajos más tradicionales como la traducción simultánea o el impulso de la lengua de signos en diversos sectores.

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En el caso del grado de humanidades, Ferrer y Fernández insisten en que son unos estudios "tan amplios" que a la hora de la verdad sirven como base para trabajos muy diversos. la archivística. Y al mismo tiempo hay salidas que se alejan bastante de la idea preestablecida que se puede tener de alguien que hace humanidades como ser responsable de comunicación digital de una empresa o especializarse en cuestiones de economía social o de cooperación internacional

conectar conocimientos y la resolución creativa de problemas. Todo esto son humanidades y demuestra que estamos en un momento realmente de máxima necesidad de estos estudios", concluye Fernández.

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