Instituto escuela: el modelo de la concertada que da el salto a la pública
El 75% de los centros públicos que combinan infantil, primaria y secundaria se han puesto en marcha en los últimos cinco años
BarcelonaPara encontrar el primer instituto escuela que se creó en Cataluña es necesario remontarse hasta el año 1931. En ese momento la Generalitat abrió los primeros centros de secundaria que estaban vinculados a escuelas de primaria basándose en los principios de 'Escuela Nueva catalana. Este modelo fue erradicado en 1939 con la dictadura franquista y no fue hasta casi 60 años más tarde que el sistema educativo catalán público volvió a contar con un instituto escuela, un modelo de centro por el que sí apostaron desde un buen principio muchas escuelas concertadas.
Desde entonces el número de centros educativos que combinan infantil, primaria y secundaria no ha dejado de crecer, pero ha crecido especialmente en los últimos cinco años, que es cuando han entrado en funcionamiento 82 de los 111 institutos escuela públicos que existen hoy en Cataluña.
Este fuerte incremento en tan poco tiempo muestra que este modelo de centro es una de las claras apuestas del departamento de Educació, una política de gestión de centros que se ha extendido por todo el país, pero sobre todo en zonas urbanas como Barcelona. De hecho, en el 2017 en la capital catalana sólo había dos institutos escuela, mientras que a finales de este 2024 habrá una veintena. Esa evolución, en el caso de Barcelona, tiene un triple origen. El primero es que el Consorcio de Educación ha iniciado un proceso de transformación de centros que en muchas ocasiones prevé fusionar centros de primaria y secundaria de una misma zona. El segundo: la pérdida de alumnos por la bajada de natalidad está provocando que muchos institutos escuela concertados no puedan salir adelante económicamente y sean absorbidos por la red pública. Y el tercero: la mayoría de nuevos centros que se han abierto en la ciudad ya se han creado en base a este modelo.
"Hemos hecho una apuesta por generar dinámicas de continuidad claras y coherentes", explica al AHORA la gerente del Consorcio de Barcelona Mercè Massa. Detalla que estos movimientos también van relacionados con abordar el problema que vive la ciudad con el desaguisado que supone para muchas familias encontrar un instituto cercano y con un proyecto educativo similar al que hasta ahora recibía su hijo en la escuela. "Si tienes una escuela con 11 institutos posibles adscritos es casi imposible que haya un trabajo conjunto para crear itinerarios coherentes", reconoce Massa. Pero, más allá de la facilidad de gestión, este modelo de centro tiene unos efectos claros en el alumnado y el profesorado que algunos ven con buenos ojos y otros no tanto.
"No nos podemos permitir perder a jóvenes de 16 años porque dejan los estudios. Con este modelo empiezas a acompañar al niño cuando tiene 3 años y estableces un vínculo mucho más profundo. Esto hace que cuando llega la adolescencia el alumno tenga un vínculo muy grande con el centro y si existen situaciones de vulnerabilidad su red de seguridad es la escuela. El vínculo afectivo da un efecto de retención", detalla la directora del Institut Escola Eixample, Isabel Balaguer. Esta continuidad entre las tres etapas educativas también permite mucho más contacto entre maestros y profesores. "De manera fácil puedes poner a hablar maestros de 'infantil, primaria y secundaria en un mismo contexto y, por ejemplo, pensar desde cómo enseñar a leer hasta cómo conseguir que los adolescentes se interesen por la lectura en un único proyecto conjunto', ejemplifica la directora de Educación y Territorio del Consorcio, Eulàlia Esclapés.
Por otra parte, la directora del IE Eixample también explica que el hecho de que el alumno pase más años en un mismo centro hace que haya más margen de tiempo para mejorar.” Te permite adaptar te mejor a los ritmos de cada alumno. Para nosotros las pruebas de competencias básicas de 6º no son un punto final, sino un punto y seguido, porque con aquellos resultados ya sabes qué aspectos habrá que reforzar cuando este grupo al entrar en la ESO. Si hay un cambio de centro, este seguimiento es imposible de hacer", insiste Balaguer.
¿Infantilizar o no crecer tan rápido?
Pese a estar convencida de la eficacia del modelo, Balaguer también apunta algunos deberes pendientes. Uno de ellos es que el hecho de ser un modelo relativamente nuevo en la red pública hace que todavía no exista una normativa clara sobre cómo organizar estos centros. Por tanto, en virtud de la autonomía de centro, cada instituto escuela se organiza como cree más conveniente. El otro problema que hay sobre la mesa es la dificultad para encontrar profesores de secundaria que quieran venir a un instituto escuela donde también se dan clases por la tarde (a diferencia de la inmensa de mayoría de institutos catalanes) y donde normalmente no hay bachillerato. "Los maestros de primaria y los profesores de secundaria son totalmente diferentes y siempre que conviven dos colectivos con condiciones laborales y profesionales diferentes la cosa no funciona", defiende el secretario general del sindicato Profesores de Secundaria (ASPEPC-SPS), Xavier Massó . El sindicalista se muestra "claramente contrario" a este modelo, que, a su juicio, "solo responde a un intento por parte del departamento de Educación de extender el exceso de pedagogismo que ha invadido las escuelas también en la secundaria". Massó también critica que el modelo de instituto escuela acaba "infantilizando" al alumnado de secundaria. Una opinión que no comparte Balaguer: "El cambio de etapa de primaria en ESO es más natural y un niño de 13 años no se encuentra con la situación de tener que demostrar que es mayor en un nuevo entorno. No se ven obligados a crecer antes de tiempo para parecerse a los adolescentes de otros cursos, pero cuando llegan a tercero de ESO tienen las hormonas tan revolucionadas como cualquier otro”.