BarcelonaEl timbre que anuncia el final de las clases suena a las 15 h, sales del instituto, comentas la jugada con los amigos, vas a casa –caminando o en transporte escolar–, dejas las cosas, te haces el almuerzo –o te calientas si los padres lo han dejado con la mano a mano, y te sientas ante la televisión las 16 h. Ésta es la realidad de miles de adolescentes que acuden a un instituto público en Catalunya, donde sólo el 35% de los centros de educación secundaria ofrecen servicio de comedor. Esto implica también que sólo los adolescentes de un tercio de los institutos públicos pueden acceder a una beca comedor.
El origen de esta realidad lo encontramos en los recortes que aplicó el gobierno de Artur Mas: desde el departamento de Educació se apostó por que la mayoría de institutos pasaran a hacer jornada intensiva –en lugar de dar clase mañana y tarde–, lo que propició que desde el 2012 los institutos fueran cerrando comedores, cocinas y cantinas. Actualmente, la gran mayoría de institutos públicos dan clases sólo hasta las tres de la tarde y algunos de los institutos escuela que sí que hacen jornada partida tienen problemas para encontrar profesores que estén de acuerdo con este horario.
Ahora, el Govern pretende empezar a recuperar los comedores en los institutos –es uno de los pactos de investidura que el PSC acordó con Comuns– pero, tal y como avanzó El Periódico, de momento sólo se empezará con quince centros de alta complejidad. "Ahora estamos trabajando en estos quince comedores, pero esperamos que esto sea sólo el inicio de la recuperación de los comedores en secundaria", detallan fuentes del departamento de Educació, que insisten: "Esa es la idea que tenemos de cara al futuro". Sea como fuere, en estos momentos, según los últimos datos del Síndic de Greuges, en Catalunya hay más de 300 institutos que no tienen servicio de comedor ni cantina.
"No tienen comedor porque no tienen clase por la tarde, y ahora no pueden dar clase por la tarde porque ya no tienen comedor. Es como un círculo vicioso", describe el investigador en sociología de la Universidad de Valencia, Daniel Gabaldón, que se ha especializado en la gestión del tiempo escolar. "El problema es que cuando tú necesitas poner todas las horas de clase antes de comer, lo que estás haciendo es recortar el tiempo de descanso del alumnado, y eso tiene consecuencias en la atención y el estado de salud", advierte el sociólogo.
Además, la falta de comedor tiene un impacto importante en las familias más vulnerables, que pierden la opción de recibir una ayuda por el comedor que, muy probablemente, cuando el hijo iba a la escuela sí recibían. "Hoy, en Catalunya sólo un 18% de los alumnos de entre 6 y 16 años reciben beca comedor, cuando sabemos que la tasa de pobreza en Catalunya es del 35%", denuncia la directora de la Aliança Educació 360 y colaboradora de la Fundación Bofill, Maria Truñó.
Almuerzo tarde y sol
"No tener comedor en el instituto no causa un trastorno alimentario, evidentemente, pero sí conlleva una serie de elementos –que preadolescentes de 12 o 13 años pasen a comer solos y mucho más tarde–, que, sumados a la misma etapa de la adolescencia, pueden comportar un riesgo de aparición de trastornos de la conducta alimentaria (TCA)", (UPF) y coordinador del Hospital de Día Infantojuvenil Litoral Mar. Pese a esta advertencia, destaca que "los TCA son multifactoriales".
Gabaldón insiste en que uno de estos factores de riesgo puede ser el hecho de que los horarios del instituto no están adaptados al ritmo de los adolescentes. "Se levantan más temprano de lo que les tocaría, no desayunan porque están dormidos y se van al instituto donde pasan siete u ocho horas y comen lo que han traído de fuera que, a menudo, acaba siendo comida basura que se compran ellos mismos", describe el experto valenciano, que reitera que hay que sumarle el hecho de que los alumnos "hagan".
En este sentido, el especialista en psicología clínica de la UPF también alerta de que no comer de una forma organizada puede desregular los horarios alimentarios y modificar la regulación interna del apetito. "Almorzar tarde, saltarte la comida porque ya es tarde y piensas que ya cenarás, comer solo frente a una pantalla... Todo son aspectos que acaban haciendo que hagas unas comidas nada saludables", explica Batlle.
"Lo que dice la evidencia científica es que comer más tarde hace que las elecciones nutricionales de las personas sean de peor calidad, es decir, cuanto más tarde comen, peor comen", insiste Gabaldón. De hecho, el sociólogo advierte que esto puede afectar a la alimentación, tanto por una propensión a la obesidad como por el riesgo de desarrollar un posible TCA.
Menos socialización
Más allá del impacto en la alimentación, la falta de comedor en el instituto también provoca una especie de reacción en cadena que afecta a las horas de socialización de los alumnos. "El comedor es una extensión del derecho a la educación y es un entorno educativo clave para la socialización de los alumnos", reivindica Truñó. También insiste en que son una herramienta para "prevenir la soledad no deseada de los alumnos" y que no ofrecer el servicio del comedor acaba derivando al tampoco ofrecer extraescolares por la tarde. En este sentido, Gabaldón añade que todo esto hace que, por la tarde, los adolescentes pasen muchas más horas solos, hagan más uso de las pantallas y hagan menos deporte.
Finalmente, la directora de la Alianza Educación 360 también alerta de que no tener comedor puede acabar impactando también en los resultados académicos. De hecho, un reciente estudio de la Fundación La Caixa concluye que "los alumnos beneficiarios de una beca comedor parcial obtienen mejores resultados en el examen de competencias básicas de catalán que aquellos niños que la solicitan, pero que no la obtienen". "Cuando hablamos de mejora educativa debemos pensar que es todo un paquete. No es sólo lo que aprenden en el aula sino un bienestar integral de los alumnos", añade Truñó.
El oasis barcelonés: el 100% de los institutos con servicio de comedor
A diferencia de lo que ocurre en el conjunto de Cataluña, en Barcelona, el 100% de los institutos públicos ofrecen la opción de acceder al servicio de comedor. "No es que todos los centros tengan comedor y cocina, sino que desde hace varios años se ha organizado para que todo el mundo se pueda quedar en el comedor, ya sea en el mismo instituto, en una escuela cercana, construyendo un office junto al centro o, incluso, con un catering y almuerzo en una de las aulas del Institut d'Educació de Barcelona, Eulalia Esclapés.
Además, aparte de esta organización aliándose con las instalaciones y servicios que hay en torno a un instituto sin comedor, también se ha establecido que todos los institutos nuevos que se crean en la ciudad deben tener comedor obligatoriamente, así como la opción de que los alumnos puedan quedarse por la tarde. "Eso sí, es cierto que conseguir que todos tengan comedor va muy asociado a tener un buen presupuesto", admite Esclapés.