Horario escolar

Jornada intensiva en los institutos: una anomalía europea normalizada en Cataluña

Algunos expertos alertan de que los adolescentes deberían empezar a estudiar más tarde y parar para comer

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Alumnos de un instituto de secundaria saliente de clase

BarcelonaEn Cataluña la gran mayoría de institutos realizan jornada intensiva, es decir, los alumnos comienzan las clases temprano por la mañana (generalmente entre las 8 h y las 9) y las acaban antes de comer (entre las 14 h y las 15). Desde que en 2012 el departament de Educació dio la opción de realizar jornada intensiva, más del 80% de los institutos públicos catalanes se han acogido, pero en el resto de Europa este horario es una anomalía. De hecho, solo hay tres países donde se realiza jornada intensiva en primaria y secundaria: Alemania, Hungría y Eslovaquia. En cambio, según el estudio School time realizado por los investigadores en sociología de la Universidad de Valencia Daniel Gabaldón y Sandra Obiol, en Europa una quincena de países, contando Finlandia, Francia y Portugal, optan por hacer jornada partida. Una minoría –incluyendo a España– tienen un modelo mixto con algunos centros que la hacen partida y otros que la hacen intensiva o continuada.

Ahora, 10 años después de la primera prueba piloto para implantar la jornada intensiva en Cataluña, expertos educativos y de salud ponen cada vez más en duda los beneficios del horario compactado. Incluso la OCDE ha propuesto al Estado retirar la jornada intensiva como mecanismo para reducir el abandono escolar. De hecho, Cataluña no es ajena a esa percepción. Hace pocos días, la consellera de Educació, Anna Simó, aseguró que antes de que acabe la legislatura encargarán una evaluación del impacto social, pedagógico y de salud de la jornada intensiva. Y desde hace al menos 10 años todas las órdenes de calendario escolar especifican claramente que los horarios de los centros de secundaria "no pueden comportar más de tres tardes libres semanales para cada alumno". Pero si el orden es no hacerlo, ¿por qué se mantiene el horario intensivo en la mayoría de institutos?

"Los motivos reales por los que se implantó hace 10 años no los conocemos, pero sí se explicó que, en un contexto de recortes económicos tras la crisis del 2008, era una medida para reducir los gastos", explica la investigadora en políticas públicas de tiempo y educación Elena Sintes. La investigadora de la Fundación Bofill, que ya en 2011 publicó un estudio sobre el impacto social y educativo de la jornada escolar continua, explica que las razones por las que no se ha revertido la jornada intensiva en los institutos son principalmente dos. Una es la reorganización de los horarios de los profesores, y la otra la falta de espacios de comedor en los institutos.

La jefa de estudios de un instituto de nueva creación que ha apostado por hacer jornada partida explica: "Somos un centro nuevo y en las entrevistas nos vienen muchos docentes, pero cuando les explicamos el horario muchos dicen «Ostras, yo por las tardes prefiero que no». Pero realmente a veces es mejor acabar a las cuatro después de comer que salir a las dos y llegar siempre tarde a comer a casa”. Sin embargo, tanto Sintes como la jefa de estudios remarcan que para poder realizar un cambio de jornada de los alumnos no es necesario que todos los profesores se queden por la tarde, sino que es cuestión de hacer una reorganización del tiempo y de los trabajos. "Aquí la duda que surge es si la administración pública tiene o no interés en abrir un frente de negociación con sindicatos y la comunidad educativa para hacer este replanteamiento de jornadas laborales", dice Sintes.

De momento, ante la imposibilidad de los institutos de revertir la jornada intensiva, desde hace un par de cursos en el orden del calendario donde se especifica que los alumnos no pueden tener más de tres tardes libres, se añade un apartado donde se contradice esta medida y permite que no la apliquen los centros que ya estén realizando jornada intensiva. "Pueden optar por mantener este horario o por acogerse a las consideraciones generales", dice el texto.

Empezar más tarde las clases

"La jornada partida tal y como la conocemos ahora tampoco sería una solución", avisa el sociólogo Daniel Gabaldón, quien está realizando un estudio sobre la gestión del tiempo escolar en Europa en la Universidad de Tallin, en Estonia. Entre los perjuicios que implica la jornada continuada, Gabaldón destaca sobre todo que los adolescentes tienen "un déficit de sueño crónico", que comer tarde aumenta el riesgo de obesidad y que los alumnos que tienen la tarde libre pasan 42 minutos más al día frente a una pantalla que los que realizan jornada partida. "La mayoría llegan a casa más tarde de las tres y están solos. Además, están cansados porque se han levantado demasiado temprano y han hecho muchas horas seguidas, por tanto, lo último en que piensan es en coger un libro", detalla.

Pese a la constatación de que la jornada intensiva no es la mejor opción, Gabaldón, pero también Sintes y las Asociaciones Federadas de Familias de Alumnos (aFFaC), deja claro que la solución no es la jornada partida tal y como la conocemos. "Lo ideal sería una jornada partida que empezara más tarde y con un paro más corto para comer", específica el sociólogo, quien también explica que en caso de continuar con la jornada intensiva sería preferible que fuera de tarde, para adaptarse a los ritmos circadiarios de los adolescentes. "Los estudios de atención nos dicen que hay una punta de atención al mediodía y otra a media tarde. Por tanto, con la jornada intensiva perdemos el punto álgido de la tarde y cuando llega el del mediodía están demasiado cansados porque ya llevan muchas horas en el aula", insiste.

Gabaldón asegura que los adolescentes deberían empezar a las 10 según la hora local solar: "Eso quiere decir que en Catalunya en invierno deberían entrar a las 11 y en verano a las 12", detalla. Y continúa: "Se podrían hacer una o dos horas de clase, parar para comer y después hacer tres o cuatro horas más en el aula. Pero, sin embargo, considero que todavía se harían demasiadas horas". En este sentido, el sociólogo aconsejaría reducir los días de vacaciones para poder tener más días lectivos pero con menos horas en el aula. "Un ejemplo a seguir sería lo que ocurre en Finlandia o en Estonia, donde se hacen solo tres horas de clase por la mañana, se come gratuitamente en la escuela y por la tarde se realizan actividades en el mismo centro", concluye.

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