Biomedicina

Por qué hay que reivindicar a Rosalind Franklin, la científica que fotografió el ADN

El 25 de abril se celebra el Día Internacional del ADN, una fecha propicia para reivindicar el legado de Rosalind Franklin

En compañía de Rosalind Franklin
01/05/2025
4 min

El 25 de abril se considera el Día del Biólogo en conmemoración del mismo día de 1953, que fue cuando en la revista Nature se publicaron tres artículos consecutivos sobre la estructura del ADN, con sólo una imagen cada uno. Dos de las imágenes muestran una difracción de rayos X: una de las imágenes es poco precisa y la firman Maurice Wilkins y colaboradores; la otra es nítida y reproducida en todos los libros, obtenida por Rosalind Franklin; como modelo de la estructura del ADN y no tiene ningún experimento, sino que está basado en resultados de otros científicos, está firmado por los famosos James Watson y Francis Crick. científica sin la que no habrían obtenido el preciado galardón, y que desgraciadamente había muerto en 1957 a causa de un cáncer de ovarios, con sólo 37 años.

Un Nobel para ella sola

Pero Rosalind Franklin merecería un Nobel para ella sola, ya no sólo por la magnífica imagen en la que se infería la distribución helicoidal del ADN, sino también por sus trabajos de la tesis doctoral sobre la estructura y la porosidad del carbón, que dieron lugar a las máscaras de carbón activado que se utilizaron durante la Segunda Guerra Mundial para filtrar gases tóxicos. También por sus subsecuentes estudios sobre la estructura de los virus de plantas y humanos. De hecho, los colaboradores que tuvo en los últimos años también lograron un Nobel gracias, en parte, a los trabajos que habían realizado conjuntamente.

Franklin era una magnífica científica y su especialización en cristalografía, con un trabajo metódico y exquisito, la hizo brillar allí donde trabajó. Pero era mujer, judía y lista, en un mundo masculino rígido y machista en el que las mujeres no podían ni tomar el café donde se reunían el resto de científicos. El ambiente hostil que encontró en el King's College de Londres le hizo buscar otros laboratorios para investigar.

Es conocido que Wilkins y Franklin trabajaban ambos sobre el mismo tema, podríamos decir que compitiendo por los mismos resultados, pero con éxito diferente. También es conocido que Watson y Crick querían descubrir la estructura del ADN, pero ni tenían la destreza manual ni estaban demasiado en el laboratorio; sin embargo, tenían muchos contactos y estaban a cuento de los resultados más importantes sobre el ADN que se estaban produciendo en distintos laboratorios del mundo. Disponían de tiempo y de un cerebro privilegiado para ir pensando, elaborando y enlazando ideas. Además, tenían el apoyo de sus superiores, quienes querían ganar la partida de la estructura del ADN en Linus Pauling, científico estadounidense que ya había conseguido dos premios Nobel.

En un acto de dudosa integridad científica, Wilkins compartió los resultados de Franklin (ya que los que él generaba no eran tan precisos) sin que ella lo supiera. Sin la precisión de la imagen de Franklin, Watson y Crick nunca habrían podido proponer la estructura de la doble hélice, y así lo reconocieron en un artículo en 1954.

Curiosamente, los tres protagonistas del Nobel de 1953 escribieron sendos libros autobiográficos de aquél. Los tres autoexculpatorios, con distintos matices. Tienen que mencionar Franklin, claro, pero ninguno de los tres le hace justicia, ya que reconocerle el mérito sería poner en cuestión el mérito de su premio. Watson muestra claramente su lado más machista y mezquino: se refiere a Franklin como "Rosy, la dama negra del ADN" y la tilda de "insolidaria, poco atractiva e incompetente" en la misma frase. "O bien se iba ella, o deberían ponerla en su sitio", añade. Crick es algo más amable, se consideraba amigo de Franklin. Y Wilkins destaca su propia investigación y dedicación a la estructura del ADN y obvia las aportaciones de Franklin, su competidora directa.

En igualdad de méritos

¿Y qué opinión tenía Rosalind Franklin? Solo nos quedan su correspondencia y notas de laboratorio. Un libro reciente pone algo más de luz y demuestra que no era una víctima propiciatoria, ni una incompetente que no sabía lo que tenía entre manos. Franklin propuso que los fosfatos debían estar en el exterior de la molécula, dejando escrito que los datos cristalográficos apoyaban una estructura helicoidal, pero quería obtener datos y medidas aún más fehacientes e indiscutibles. También se deduce de múltiples escritos que Franklin, que ya preparaba su marcha de Cambridge, sabía que Watson y Crick conocían parte de sus resultados. En esta situación, el protagonismo de Franklin es aún más evidente, ya que significa que su contribución para proponer la estructura del ADN es equivalente y de igual valía a los tres premiados.

El 25 de abril es el día en el que celebramos el descubrimiento de la estructura del ADN, pero no sólo es el día de Watson, Crick y Wilkins, también es el día del legado de Rosalind Franklin, con igualdad de méritos.

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