Ciencia

Encuentran la estrella más lejana jamás vista

El telescopio Hubble detecta a 12.900 millones de años luz la Eärendel, bautizada en honor a un poema de J.R.R. Tolkien

ARA
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La galaxia Sunrise Arc captada por el Hub mechón , gracias al efecto lupa

BarcelonaVista a través del telescopio Hubble se aprecia solo como un puntito, pero Eärendel, en realidad, es la estrella más lejana y antigua jamás observada y su descubrimiento debe suponer un paso enorme para entender la evolución estelar. A 12.900 millones de años luz de la Tierra y formada cuando el universo todavía era joven, lo cierto es que esta estrella ya no existe porque explotó hace millones de años y solo queda su potente luz.

El hallazgo que publica este miércoles la revista Nature ha corrido a cargo de un equipo internacional liderado por Brian Welch, de la Universidad Johns Hopkins, y el equipo Space Telescope Science Institute y cuenta también con colaboración española. "Hasta ahora solo habíamos visto estrellas recientes, nunca una tan antigua como esta", que existió en los primeros mil millones de años después del Big Bang, explica a Efe el investigador –y uno de los firmantes del estudio– José María Diego, del Instituto de Física de Cantabria (IFCA, CSIC-UC). Eärendel, que recibe su nombre del poema "El viaje de Eärendel" [la estrella vespertina], escrito en 1914 por J.R.R. Tolkien, autor de El señor de los anillos, ha desbancado en el ranking de lejanía a Ícaro, de reminiscencias mitológicas griegas, descubierta en 2018 a 9.000 millones de años luz.

Diego destaca la importancia del descubrimiento para entender la formación y evolución de las estrellas, así como la etapa de reionización del universo, un período en el que circulaban electrones libres, pero no se sabe qué fuentes de energía provocaron este proceso. "Es como si hubiéramos estado leyendo un libro interesante, pero lo hemos hecho empezando por el segundo capítulo y ahora tenemos la oportunidad de ver cómo empezó todo", ilustra Welch en unas declaraciones que cita el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). El primer capítulo es Eärendel, una estrella de las de primera generación, que surgieron al inicio del Big Bang, y que solo estaban formadas por hidrógeno y helio, ya que junto con algo de litio eran los únicos elementos que había en el universo. Por el contrario, las de segunda contienen pequeñas cantidades de otros elementos.

50 veces más grande que el sol

El equipo descubridor apunta que la masa de la nueva estrella podría ser hasta 50 veces la masa del sol y es mucho más brillante que este astro, aunque habrá que esperar a que el recientemente lanzado telescopio James Webb esté totalmente operativo para determinar su masa, tamaño, temperatura y radio. Hoy de Eärendel ya solo existe el recuerdo de su luz, y para predecir si su brillo se mantendrá en los próximos años o es temporal “hay que amar la masa de todas las estrellas que se encuentran en la línea de visión”, señala la también firmante de la investigación Yolanda Jiménez, del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), que ha participado en el proyecto, así como la Universidad del País Vasco.

Hasta 2018, cuando se detectó Ícaro, nadie había pensado en buscar este tipo de estrellas, que son muy difíciles de reconocer, “son simplemente un punto de luz, sin forma alguna”, detalla Diego. De hecho, el microscopio Hubble se diseñó para ver galaxias lejanas y apuntando al llamado Sunrise Arc (Arco del amanecer) detectó por casualidad los tres puntitos que desprende Eärendel: “Hace tres años era ciencia ficción, nadie se lo habría creído”, señala Diego.

Todo esto ha sido posible gracias a “algo que nos regala la naturaleza”, un fenómeno llamado lente gravitatoria, cuyo efecto es como hacer el Hubble 70 veces mayor. “No hay telescopio en la Tierra que sea tan grande; es una combinación única”.

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