Expertos cuestionan el protocolo de vuelta a las aulas
La supresión de la cuarentena entre vacunados en los institutos y de los tests en los contactos estrechos subestima la variante delta
BarcelonaEl 13 de septiembre arrancará el curso escolar para un millón y medio de alumnos catalanes y el protocolo del Govern para encarar este retorno presencial es, en esencia, el mismo que se usó el año pasado: los alumnos se organizarán en grupos burbuja y el uso de la mascarilla seguirá siendo obligatorio. Con todo, el documento incorpora algunas novedades vinculadas a la campaña de vacunación que expertos consultados no acaban de ver con buenos ojos porque, dicen, subestiman la transmisibilidad de la variante delta, más contagiosa incluso en el periodo de incubación y entre asintomáticos. Las medidas que más cuestionan pediatras y epidemiólogos son la supresión de los tests a los contactos estrechos de positivos, que en la práctica implica dejar de buscar casos asintomáticos dentro de las aulas y tolerar la expansión del virus, y que los alumnos de instituto vacunados con las dos dosis –todos de más de 12 años– no tengan que hacer cuarentena si son contactos, a pesar de que pueden ser potenciales transmisores.
Estas dos modificaciones en la gestión del covid no serán específicas de los centros educativos, sino que ya se aplican de forma general en la población. “Son cambios de emergencia que se introdujeron en julio para poder hacer frente al alud descontrolado de contagios de la quinta oleada. Entonces las autoridades renunciaron a estas dos prácticas porque el volumen de contagios hacía insostenible el diagnóstico y la prioridad era descongestionar la atención primaria, pero no porque no sean necesarias”, señala el pediatra y epidemiólogo Quique Bassat. De hecho, suprimir estas indicaciones contradice los principios de la vigilancia epidemiológica: la prevención y el rastreo de casos.
“Puedo entender que no se quiera discriminar a los jóvenes exigiéndoles cuarentenas que no se piden al resto de la población, pero en estos entornos es donde quedan los pocos no vacunados de la población y donde la variante delta tiene campo para correr”, añade Bassat. Coincide con él el médico e investigador de la Universidad de Leicester Salvador Macip, que cree que trasladar el protocolo general a las escuelas es un “error”. “Al contrario, todo el mundo tendría que hacer cuarentena si es contacto de un positivo, esté vacunado o no, porque la vacuna reduce el riesgo de infección pero no lo elimina”, recuerda.
Sin ninguna de las dos medidas vigentes –apunta Macip–, no solo se perpetúa la transmisión del virus dentro del grupo estable, formado por población poco inmunizada y más vulnerable al contagio, sino que con el dominio de la variante delta los centros se pueden convertir en entornos de difusión, como pasa en el Reino Unido, donde vive Macip. “Si lo que se quería era encontrar un equilibrio para evitar confinamientos masivos y no paralizar los centros, tendrían que haber apostado por hacer tests que permitan indicar las cuarentenas. Al menos una de las dos medidas se tenía que mantener”, afirma.
No se descartan cambios
El propio conseller de Salud, Josep Maria Argimon, admitió que las próximas dos semanas se podrían introducir cambios en el protocolo, como por ejemplo hacer pruebas a los contactos estrechos cuando se detecte un contagio en una clase. “Los pediatras lo pedimos porque puede haber potenciales infecciones, pero esto requiere un esfuerzo logístico y de personal que no parece que se pueda hacer por falta de manos, al menos no con todas las enfermeras dedicadas a la vacunación”, explica la presidenta de la Sociedad Catalana de Pediatría, Anna Gatell.
Bassat plantea que la eliminación de las cuarentenas es también un argumento o reclamo para que los adolescentes se vacunen, y que una vez se estabilicen los niveles de propagación en el país, Salud también irá recuperando las pruebas diagnósticas. “Seguro que hay familias que no se quedan tranquilas si el compañero de pupitre de su hijo es positivo aunque esté vacunado y probablemente querrán hacerle una o varias pruebas. Tendrán que ir a la privada, cuando es un servicio que tendría que ofrecer el sistema público”, critica.
Hasta ahora, los centros educativos han funcionado como centinelas, es decir, permitían evaluar el avance de la pandemia a partir del seguimiento activo de alumnos, familias y personal docente. “A priori me parece un protocolo prudente y flexible, que se podrá adaptar a las necesidades de la pandemia”, valora Gatell, que puntualiza que ahora habría que intensificar la estrategia de captación para la vacunación de la gente con hijos en edad escolar, es decir, de entre 20 y 50 años.
- CuarentenasLos alumnos y los maestros de instituto que estén vacunados con la pauta completa no tendrán que confinarse cuando se detecte un positivo en su clase. Los alumnos vacunados podrán seguir yendo al aula y solo tendrá que hacer cuarentena quien dé positivo y quien no esté vacunado, que tendrá que seguir las explicaciones de los profesores virtualmente de manera simultánea. Como no es posible vacunar a los menores de 12 años, en las escuelas sí se mantienen las cuarentenas en caso de positivo.
- Tests a los contactos Ya no se harán pruebas diagnósticas a todos los alumnos de la clase donde se detecte un caso, como ya se hace desde el julio pasado con la población general, independientemente del tipo de centro o de la edad de los estudiantes. En verano se decidió hacer este cambio en la comunidad por el alud de contagios de la quinta oleada, que imposibilitaba hacer seguimiento de todos los casos.