Grito de alerta por la pérdida de biodiversidad en las marismas del Empordà

Los primeros impulsores del Parque Natural acusan a la actual dirección de mala gestión y dejadez

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El estanque de Vilaüt, espacio icónico de los Humedales de l'Empordà, completamente seco .

La gota que ha hecho colmar el vaso ha sido la extrema sequía de la pasada primavera y verano, que ha dejado el Parque de las Marismas del Empordà con sus estanques y acequias completamente secos, cosa que ha hecho que muchas aves acuáticas no hayan podido nidificar y que en otoño las que llegan del centro de Europa para invernar se hayan desplazado a otras zonas. Pero la situación crítica en la que se encuentra este ecosistema, que en los últimos años ha perdido biodiversidad y, por lo tanto, atractivo para los visitantes, preocupa desde hace tiempo a los que estuvieron al frente de su gestión en los inicios, entre ellos el primer director del Parque, Jordi Sargatal. Aseguran que el espacio cuenta con medidas para poder garantizar unos mínimos de agua en épocas de sequía, pero que no se utilizan de manera eficiente ni programada, y acusan al actual director, Sergi Romero, de inoperancia en la conservación y mantenimiento de este parque natural. También apuntan a la Generalitat y le piden que garantice "un cambio de rumbo urgente" en su gestión para evitar que "se entre en una dinámica catastrófica para unos ecosistemas húmedos de vital importancia", especialmente en un futuro inmediato en el que "será necesario recuperar sus funciones de regulación hídrica para apaciguar los efectos del cambio climático".

Sargatal, director del Parque desde que se creó, en 1983, hasta 1998, y actual presidente de la Associació d'Amics del Parc dels Aiguamolls, tiene previsto reunirse próximamente con la consellera de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural, Teresa Jordà, para exponerle su inquietud por cómo se está degradando un espacio protegido que, según recuerda, se creó gracias a la lucha de un grupo de jóvenes para salvaguardar unos terrenos de marismas con gran riqueza de flora y fauna donde se quería construir una gran urbanización. Con una superficie de 4.729 hectáreas, el Parque Natural de las Marismas del Empordà tiene hoy varias reservas naturales integrales y es una de las zonas húmedas más importantes de Catalunya, junto con el delta de l'Ebre y el delta del Llobregat.

"Quizás nos tendremos que volver a movilizar", advierte Eduard Marquès, también impulsor del Parque de las Marismas y director entre los años 1986 y 2020 del Servei de Control de Mosquits de la Badia de Roses, con sede en Empuriabrava. A su entender, "la administración está muy lejos de la eficiencia en la conservación del Parque". La acusa de "exceso de burocratización, falta de plasticidad en la ejecución de los presupuestos y falta de dinamismo y eficacia en la preservación ambiental". Todo ello se traduce en una "imagen de inoperancia y de pérdida de seducción ambiental y de los valores para los que fue creado el parque", añade Marquès.

A pesar de que las lluvias de los últimos días han sido muy bien recibidas en el parque, todavía se percibe la huella que ha dejado la extrema sequía de los últimos meses, con los estanques más emblemáticos completamente secos, como el de Vilaüt. El estanque del Cortalet y los estanques del Matà, hasta hace pocos días también secos, se han empezado a llenar porque se ha podido aprovechar el agua del Fluvià gracias a la subida del nivel de agua por la aparición de un tapón de arena en la desembocadura, la llamada garganta del Fluvià. La acequia de la Gallinera, que abastece de agua la reserva de Les Llaunes, y la del Molí siguen secas.

Un ejemplar de garcilla bueyera muerto en el estanque de Vilaüt este verano.

El actual director del Parque de las Marismas admite que la situación es "grave" y lo achaca a la falta de lluvia. A pesar de que asegura que los episodios de sequía no son infrecuentes en esta zona, destaca que el de este año ha sido excepcionalmente crudo. De enero a octubre, explica Sergi Romero, se ha registrado la cifra mínima de lluvia desde el año 1984: 225 litros por metro cuadrado, cuando la media se sitúa entre los 500 y los 600 litros. "Las zonas de marismas necesitan agua, que tiene que venir principalmente de la lluvia", explica el director, que niega las acusaciones de los críticos con su gestión, según las cuales no aprovecha lo suficiente los sistemas alternativos para garantizar un mínimo de agua en los estanques, como por ejemplo el agua de la depuradora de Empuriabrava o la de unos pozos que hay en la zona.

Sargatal asegura que en la época que fue director hubo años "igual o tan secos como este" y que a pesar de todo siempre se había mantenido un mínimo de inundación en los estanques, de forma que no se ponían en peligro las especies animales ni la flora. Según dice, el número de ejemplares de patos que se contabilizaban anualmente pasó de una media de 300 los primeros años de la creación del Parque a los 25.000 en 1994. "Ahora la media es de solo 3.000", lamenta. El número de patos es uno de los indicadores de la importancia de las zonas húmedas protegidas.

Este año también se ha reducido la afluencia de aves provenientes del centro de Europa. Como no han encontrado agua en las marismas del Empordà han pasado de largo y han buscado otras zonas para invernar. Si los estanques están secos y no hay pájaros, el Parque pierde atractivo para los visitantes. "Mucha gente me dice: quién lo ha visto y quién lo ve, este parque. Esto es doloroso", lamenta Sargatal.

El ornitólogo Jordi Martí-Aledo, antiguo trabajador del Parque de las Marismas, también lanza un grito de alerta por lo que considera una gestión nefasta y una dejadez por parte de la dirección de este espacio. "La falta de lluvia no puede ser la excusa para justificar el daño que se ha hecho a la biodiversidad del Parque. Si en marzo ya se venía de un periodo de falta de lluvias y los estanques estaban secos, se tenían que activar ya los mecanismos para garantizar la inundación en estanques como el Cortalet o el Matà, piezas clave para la nidificación y la cría de aves. Colonias como la de un centenar de zancudas que criaban aquí se han ido a pique", asegura. En su opinión se podrían haber utilizado los pozos que hay en la zona para suplir la falta de agua que alimentan las marismas, "pero desde la dirección se argumentó que estaban en malas condiciones y se pudo extraer muy poca agua". "A solo dos kilómetros, en los arrozales de la Gallinera, los pozos iban a pleno rendimiento porque los agricultores se habían preocupado de tenerlos en buenas condiciones por si los necesitaban en caso de sequía, como sucedió", añade Martí-Aledo. También critica que en las marismas haya rebaños de más de un centenar de búfalas o vacas de la Albera, entre otras especies, que a su entender acaban teniendo un impacto negativo sobre la reserva natural.

Unas obras controvertidas

Sargatal, Marquès y Martí-Aledo también se muestran muy críticos con unas obras de limpieza y drenaje que se han hecho este año en la acequia del Molí-Mugueta con el objetivo de llevar agua al estanque de Vilaüt. Según denuncian, el drenaje excesivo que se ha hecho en el cauce ha provocado que ya no pase agua por la acequia de los Salins, hecho que amenaza con salinizar la zona de la Rubina de Castelló d'Empúries. Además, el retraso en la finalización de la obra impidió que en la primavera, en época de cría, nidificasen en el Parque especies protegidas. "Es una obra que a estas alturas se ha demostrado que es totalmente inútil y que ha provocado un fuerte impacto ambiental sobre los ecosistemas de la Reserva Integral de los Estanques este 2021. Sabemos que ha desaparecido la colonia de cría de la garza imperial del Aiguaclara y, seguramente, han dejado de criar los patos, los rálidos y toda una larga lista de fauna exclusiva de estos ambientes húmedos, motivo por el que se declaró parque natural", escribe Marquès en un artículo en la revista de la Associació d'Amics del Parc dels Aiguamolls.

El director del Parque defiende que los trabajos que se han hecho en esta acequia eran "totalmente necesarios". "Estaba en unas condiciones deplorables, con suciedad y pérdidas de agua que impedían que alimentara la reserva", argumenta Romero.

El estanque de Vilaüt

Uno de los estanques más visitados del Parque de las Marismas, Vilaüt, está completamente seco por la falta de entendimiento entre el propietario del terreno donde se ubica y la dirección del Parque. Podría llenarse con el agua de los regantes, pero, según Romero, "el propietario pide un alquiler que en estos momentos no está previsto". "Lo que tocaría es adquirir estos terrenos, no alquilarlos", indica el director, que apunta que la Generalitat tiene prevista una partida para la compra de zonas del Parque que están en manos privadas.

Para Sargatal "es indecente" que la falta de entendimiento entre el Parque y el propietario de los terrenos del estanque de Vilaüt mantenga seca esta zona húmeda, que es una joya para muchos naturalistas. El ornitólogo Jordi Martí añade que mientras este espacio de Vilaüt esté en manos privadas "la dirección del Parque está obligada a entenderse con el propietario, puesto que es un estanque icónico, de gran importancia para las aves acuáticas".

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