Un huerto capaz de capturar hasta 30 veces más CO2 al año
La agricultura regenerativa es una alternativa todavía anecdótica pero con muchos beneficios potenciales
BarcelonaUna finca abandonada se ha erigido en laboratorio para ensayar la respuesta que puede dar la agricultura a las nefastas consecuencias del calentamiento global, que ya son inevitables según han certificado los científicos de la ONU. Lo que propone la agricultura regenerativa –así es como se ha llamado al modelo que por primera vez se ha estudiado en Catalunya– es aplicar técnicas para recuperar la calidad del suelo de manera natural (sin fertilizantes químicos). El beneficio va mucho más allá de la necesaria transformación del modelo alimentario: los investigadores que hace tres años que trabajan en Planeses (Garrotxa) han constatado que el suelo vivo y fértil de un huerto regenerativo "almacena unas 30 veces más carbono atmosférico que uno convencional".
La clave del experimento es alimentar la tierra: garantizándole fertilizante a través de recursos naturales como los excrementos de animales o la materia orgánica del huerto mismo y conseguir, con ello, una mejor retención de agua. La finca abandonada de la Garrotxa donde se ha desplegado el proyecto ha conseguido que en tres años se duplique la materia orgánica del suelo y que la capacidad de retener agua crezca entre un 15% y un 20%. "El suelo es el combustible para hacer trabajar al máximo el sistema, y de esto dependerá la cosecha futura", insiste Marc Garcia, el coordinador del proyecto Polyfarming desplegado por el CREAF y cofinanciado por la Comisión Europea a través del programa Life.
Un suelo que es capaz de retener más agua puede suavizar los efectos de las inundaciones y la erosión en caso de fuertes lluvias. A la vez, esta capacidad también puede ayudar a los cultivos a soportar "condiciones áridas severas, como las sequías que cada vez serán más frecuentes en el Mediterráneo por el cambio climático", añade Maria Josep Broncano, técnica del CREAF en el proyecto.
El modelo regenerativo consigue convertir una actividad emisora de gases de efecto invernadero como la agricultura –que supone el 12% de todo lo que se emite en Catalunya– en una actividad que mitiga este impacto climático, celebran los impulsores de Polyfarming con los resultados obtenidos en la finca experimental. La solución se extiende también a los pastos, que, gestionados con animales paciendo en ellos, secuestran tres veces más carbono al año que si no se gestionan, según los resultados observados.
En Planeses se ha querido "integrarlo todo" para demostrar que el equilibrio animal-planta es la clave del modelo regenerativo, explica Javier Retana, también miembro del equipo del CREAF que subraya así la singularidad del experimento de Planeses. En la finca se ha trabajado a la vez en el huerto y los pastos, a través de corrales móviles que han permitido que animales como vacas, conejos y gallinas pazcan cada día en una parcela diferente.
"No se trata de volver atrás, sino solo en aquello que es beneficioso", recalca Retana. Por ejemplo, en el modelo regenerativo la tierra no se labra y no se deja el suelo desnudo o sin cubierta, ni tampoco se utilizan químicos. En cuanto a las emisiones, el modelo las reduce un 40% gracias a la no utilización de fertilizantes y también gracias al hecho que en la finca no se recorre prácticamente a maquinaria pesada.
Una respuesta al despoblamiento
En Planeses se ha pasado del abandono rural a conseguir la viabilidad de una finca que ahora tiene actividad agrícola y ganadera. "Ahí el modelo convencional no habría resultado rentable", destaca Garcia, que añade que en pocos años ya hay ocho personas que trabajan ahí. El problema de poner en marcha un proyecto así es la inversión inicial que requiere la recuperación de la tierra, pero aquí es donde tiene que entrar en juego la administración, subraya Retana. "La Unión Europea lo está potenciando mucho todo y las ayudas todavía tienen que acabar de llegar", añade el investigador, que defiende que el esfuerzo inicial está demostrado que vale la pena.
"Hemos perdido medio rural y no nos lo podemos permitir. O lo recuperamos o no tenemos futuro", vaticina categórico Retana. Potenciar un modelo beneficioso medioambientalmente es, en este caso, también una oportunidad para atraer a gente joven a la agricultura y la ganadería, hacer que sean de verdad una salida profesional y combatir el despoblamiento rural creciente.
La experiencia de Polyfarming ha quedado recogida en un manual con el que los investigadores confían resolver dudas y animar a replicarlo en otros lugares de España y Europa. De momento, hay interés en Extremadura, Euskadi y la zona de Ariège.