El centro de refugiados de Barcelona abre con un "Vuelva mañana"

Centenares de ucranianos se quedan sin poder tramitar los documentos porque el ministerio de Inclusión estrena el servicio sin tenerlo a punto

BarcelonaA medio gas ha abierto este viernes el centro de acogida de refugiados que el ministerio de Inclusión español ha abierto en uno de los pabellones de Fira de Barcelona. A medio gas porque es un servicio pensado para la cita previa y el teléfono habilitado para pedirla no funcionará hasta mañana, y porque el personal para tramitar la documentación de la protección temporal a la que tienen derecho los ucranianos llegados por la guerra todavía no estaba a punto. "Tenemos muchas preguntas y pocas respuestas", se lamenta Alexandra, que no quiere dar el apellido, y que se ha acercado hasta la montaña de Montjuic para saber "cuál es el paso siguiente" que tiene que dar. Ha llegado a Barcelona con su hermana y tres sobrinos menores de edad y se está quedando en casa de una hija residente en la capital catalana. Explica que desde hace días también intenta ponerse en contacto con la policía, pero que, como este viernes, tampoco ha tenido suerte porque no hay horas libres "hasta no se sabe cuándo".

Desde las cinco de la madrugada centenares de ucranianos se han acercado hasta las puertas de la Fira confiando que los atenderían. De hecho, hace unos días el ministro de Inclusión, José Luis Escrivá, sorprendió a la Generalitat y al Ayuntamiento de Barcelona cuando anunció la apertura de este centro que todavía no está a punto. Hoy todavía montaban el dispositivo para hacer las fotografías de carné y no estaban ni los policías ni los funcionarios del ministerio de Inclusión que tienen que resolver los expedientes. A raíz de la inoperatividad, el regidor de Presidencia de Barcelona, Jordi Martí, ha confiado que el gobierno español y su delegación en Catalunya "pongan los recursos necesarios para que esto se pueda resolver de manera inmediata".

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En el interior del pabellón trabajaba el personal y los voluntarios de la Cruz Roja atendiendo a las personas ucranianas recién llegadas a la ciudad, y las derivan a hoteles si no tienen alojamiento. En este centro no hay camas para pasar la noche, pero sí que se cuenta con 200 plazas para descansar mientras esperan ser atendidas o se hacen los trámites, que se prevé que no duren más de dos horas en ser resueltos. También hay un espacio reservado para comedor, ludoteca y enfermería.

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El responsable municipal ha dicho que el Ayuntamiento y la Fira han facilitado la cesión del espacio donde se tramita la situación legal de los refugiados, pero que su gestión está "en manos del gobierno español y la Delegación del gobierno, y son ellos los que lo tienen que ir mejorando para evitar lo que ha pasado en las primeras horas".

La Cruz Roja también ofrece ayuda psicológica porque los ucranianos llegan con mucho de estrés y la angustia arrastrada por lo que han vivido y lo que han perdido. Una de las voluntarias explica que hay demanda de psicólogos para los niños, que han vivido de cerca los bombardeos y que ya en Barcelona les atemoriza una simple sirena de la ambulancia o el ruido de los contenedores de basura. Además, muchos llegan con "información falsa y rumores de Facebook", que les hacen estar recelosos de dar el pasaporte porque directamente creen que no podrán volver "nunca más" a Ucrania.

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Las historias de la fuga de la guerra se repiten en cada uno de los refugiados, igual que los intentos de obtener información oficial. Teléfonos que comunican, correos electrónicos sin respuesta e incluso comisarías donde "no saben qué se tiene que hacer con los refugiados", explica Vira, que tampoco quiere ser identificada. Así que se ha plantado en Montjuic con sus dos hijos, de seis años y uno y medio, con la misma suerte, con el "vuelva mañana". "Ya nos habían dicho que tuviéramos paciencia, que la burocracia en España es lenta", dice con una media sonrisa, y añade rápidamente que se siente muy bien acogida. Dejó Kiev el día que empezó la guerra, el 24 de febrero, y condujo hasta Polonia, donde explica que dejó el coche con la confianza de que sirva a su marido cuando pueda salir del país.

En el exterior del centro, decenas de ucranianos se reúnen alrededor de los traductores, los encargados de dar un poco de información. Poca porque, como admite Anna Palivoda, solo saben que hoy solo se atienden los casos de emergencia. Esta chica de 22 años, de hecho, había venido como usuaria, pero cuando ha dicho que hablaba un castellano más que perfecto la han reclutado como voluntaria y ya luce el chaleco fluorescente.

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En un comunicado, el ministerio de Inclusión explica que el centro estará abierto las 24 horas durante todos los días de la semana, pero que, en cuestión de trámites, solo será operativo de 8 a 20 horas, así que el resto del horario solo atenderá los casos urgentes. "Mañana sábado a las 8 de la mañana llamaremos a ver si tenemos suerte y cogemos línea", dice Vira.