Un 'match' químico reabre el crimen de la zapatera de Sabadell 18 años después

BarcelonaEra un martes de febrero de 2007 y unos clientes entraron en la zapatería Acín de Sabadell. Vieron que todo estaba revuelto. En el suelo estaba extendida la dependienta ensangrentada. Estaba muerta. Dieciocho años después, los Mossos están más cerca de resolver el crimen. La Unidad Central de Homicidios, encargada de los asesinatos más difíciles de resolver, nunca ha dejado de investigar el caso y ha acabado encontrando pruebas contra un fontanero de 78 años. Este miércoles el hombre compareció ante el juzgado de instrucción número 5 de Sabadell, quedando en libertad con cargos –la edad fue importante a la hora de tomar la decisión–, pero se le retiró el pasaporte y deberá presentarse cada semana en el juzgado. Se lo investiga por un delito de asesinato con alevosía.

El hecho de que este hombre sea el principal sospechoso del crimen no es una novedad. En el 2017 la unidad especial de los Mossos se hizo cargo del caso y se centró en un fontanero que había trabajado ese día en una reparación en la tienda, pero que nunca había sido investigado. Tampoco tenía ningún antecedente y, a priori, no se conocían con la víctima. Todo parecía un robo que había terminado con una muerte, pero los investigadores intentaron darle la vuelta: ¿y si el robo era un montaje?

Entonces empezó a tomar fuerza la hipótesis de que el presunto autor habría intentado agredir sexualmente a la mujer, que se habría resistido, y la habría acabado matando con un cúter. Luego, lo habría revuelto todo para simular un robo, dejando incluso billetes del monedero de la víctima en el suelo. El cúter estaba en el escenario del crimen, manchado de sangre de la víctima, y ​​era de tamaños similares a los que suelen utilizar los fontaneros.

La prueba más importante para los investigadores, sin embargo, fue un ticket del monedero de la víctima donde encontraron huellas del hombre y que les permitió detener al fontanero en el 2019. Tras pasar a disposición judicial, quedó en libertad con cargos, pero se le retiró el pasaporte. Finalmente, la causa se archivó a la espera de nuevas pruebas, que han terminado llegando en el 2025.

El 'match' de los jerseys

En el 2019 los Mossos también cachearon su taller y su domicilio y se quedaron con varias pertenencias del fontanero, como la chaqueta que llevaba ese día. Querían demostrar que se produjo un contacto físico entre él y la dependienta y, después de darle muchas vueltas, tuvieron una idea: si el contacto había sido violento, podrían quedar restos de varios componentes químicos de los materiales que suele manipular el fontanero cuando trabaja en la ropa de la víctima. El siguiente paso fue preguntar a la policía científica si esto era posible.

Mediante equipos de última generación y una técnica avanzada de análisis de trazadores químicos con espectrometría y microscopía electrónica de alta resolución, se logró hacer un match. En el jersey de la dependienta había presencia de cobre, hierro, plomo, estaño y lantano-cerio-neodimio, materiales propios del trabajo de fontanería. Además, estos elementos estaban en la parte delantera de la chaqueta del fontanero investigado. Una prueba que ha permitido reabrir la causa antes de que prescribiera.

De momento, no se ha podido identificar al hombre que aparece en las cámaras de videovigilancia de la zona como el sospechoso. Sí hay un testigo que dijo haber visto al fontanero yendo y volviendo del lugar del crimen en la franja horaria en la que se cometió, pero tampoco pudo reconocerlo en las imágenes de las cámaras. Además, no existen testigos directos del crimen. Por eso, en el auto que reabre el caso la juez descarta, de momento, citar a declarar testigos. La instrucción continuará con el análisis genético del cabello que se encontraron en la ropa de la mujer: se compararán con el ADN del sospechoso y con el hijo de la víctima, porque las muestras que se extrajeron de ella se han extraviado.