Las ballenas y los delfines se sienten como en casa en el Mediterráneo catalán
El año pasado se divisaron más de 300 cetáceos entre Cataluña y Baleares
BarcelonaEn la costa catalana hay una gran cantidad de cetáceos. Así lo revela un estudio que ha hecho público este viernes la entidad Submon, que se dedica a la conservación, estudio y divulgación del medio marino catalán. Concretamente la investigación ha analizado la presencia de estas especies en el sector norte del corredor de migración de cetáceos del Mediterráneo, que comprende el área, de norte a sur, entre el cabo de Creus (Alt Empordà) y el delta del Ebro , y de este a oeste, de la costa catalana a las islas Baleares.
Durante la primavera del año pasado –del mes de abril al mes de junio– la entidad realizó 244 avistamientos de cetáceos –algunos más de un animal– y detectó acústicamente 116 ejemplares de cachalote en aguas catalanas. Con las observaciones realizadas en diversas expediciones, los investigadores han podido constatar la elevada importancia de esta área para ballenas, delfines y tortugas, entre otros.
Los datos publicados se han obtenido a través del proyecto Cetamed Nord, que ha radiografiado 32.652 km² del Mediterráneo catalán desde el cielo, con avionetas, y desde el agua, con una embarcación que ha recorrido todas las zonas del mar de más de 1000 metros de profundidad. De esta forma, durante la primavera de 2023 se pudieron avistar hasta 367 cetáceos y observar siete de las ocho especies más comunes en el Mediterráneo. En el 59,2% de los casos, los avistamientos fueron de delfines. A bastante distancia, el 12,6% de los animales observados fueron rorcuales comunes –el segundo animal más grande del planeta, sólo por detrás de la inmensa ballena azul.
Desde la entidad apuntan que también destaca el elevado número de avistamientos de especies de buceo profundo como el cachalote, el zifi de Cuvier –un cetáceo de unos seis metros con la parte superior de la cabeza de color blanco – y la cabeza de olla gris (un tipo de delfín de hocico redondeado). La líder del proyecto, Carla A. Chicote, explica que estas observaciones proporcionan "valiosa información sobre la distribución y el comportamiento en el Mediterráneo" de estas especies.
Por otra parte, el informe también muestra cómo durante ese periodo se divisaron 89 ejemplares de tortugas marinas. Según la entidad, el hecho de que todos los ejemplares tuvieran caparazón les hace pensar que eran tortugas bobas (Caretta caretta), una especie que también vive en el océano Atlántico y en el Pacífico.
Desde Submon explican que el proyecto Cetamed Nord busca "ampliar el conocimiento sobre la distribución y la abundancia de las especies de cetáceos y tortugas marinas, presentes en el área norte del corredor de migración de cetáceos del Mediterráneo", ante la ausencia de datos actualizados en una zona que forma parte de la Red de Áreas Marinas Protegidas del Estado desde 2018.
Amenazas en el mar para los cetáceos
Entre las tareas de Submon, la organización también pretende ampliar el conocimiento sobre los desechos que terminan en el mar, radiografiando dónde hay más y qué riesgos conllevan para los animales. La entidad pone de manifiesto que actualmente el Mediterráneo es "uno de los entornos más contaminados por residuos plásticos", y señala que éstos "representan una de las mayores amenazas para la vida marina".
Las principales amenazas para los cetáceos y las tortugas que han detectado los investigadores tienen que ver, en muchos casos, con los residuos que vertemos al mar. Generalmente los principales problemas los causan los plásticos que los animales acaban ingiriendo o los de mayores dimensiones, que se les enredan en extremidades o aletas. Con las observaciones del pasado año, la entidad localizó 1.007 residuos en el mar, de los cuales el 65% eran plásticos, el 3% maderas y el 3% restos provenientes de la pesca. En el 29% de los casos, no se ha podido determinar el tipo de residuo.
La entidad también alerta de que el ruido que emiten los barcos y lanchas supone una importante amenaza para los cetáceos, así como la propia presencia de éstos en alta mar, que hace que algunos cetáceos choquen con embarcaciones. Para evitar los choques entre cetáceos y embarcaciones, el proyecto busca determinar en qué casos y en qué zonas se producen mayores colisiones. Con la información que se obtenga, se podrán identificar las zonas y los "periodos de mayor riesgo", en los que será necesario "implementar medidas de mitigación".