Medio ambiente

Científicos a favor de la zona de bajas emisiones: "Es una emergencia de salud humana"

Investigadores del ISGlobal recalcan que los beneficios de una mejor calidad del aire llegan a todas las clases sociales

BarcelonaUnas 500 muertes prematuras cada año, más de 2.000 casos de enfermedades graves y más de un millar de asma infantil. Son solo tres ejemplos de la amenaza probada sobre la salud que representa la contaminación del aire en Barcelona y que se ha ido recogiendo durante más de una década de estudios del ISGlobal sobre la calidad del aire. Los científicos de este organismo esgrimen estas certezas fruto de la investigación como el principal argumento para que la zona de bajas emisiones no acabe tumbada a pesar de la sentencia del TSJC que lo ha dejado a la cuerda floja.

Las emisiones contaminantes son un "problema cronificado" en la ciudad, alertan los investigadores en un comunicado conjunto, en el que llaman a no dar pasos atrás en la adopción de medidas para responder a lo que tildan de "emergencia de salud humana". Las zonas de bajas emisiones como la que todavía está vigente en Barcelona y en cuatro municipios del entorno –Hospitalet de Llobregat, Cornellà, Esplugues y Sant Adrià de Besòs– reducen las concentraciones de óxido de nitrógeno (NO2) que derivan principalmente del tráfico. Reduciéndolas también se ataca a otros contaminantes, como las micropartículas (las PM10 y las aún más pequeñas PM2,5), que estudios han certificado que son capaces de afectar a los órganos en casos de larga exposición a alta polución.

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Rebatiendo uno de los argumentos esgrimidos por los magistrados del TSJC, los científicos defienden que lejos de generar desigualdades sociales, una zona de bajas emisiones es en realidad una herramienta beneficiosa para luchar contra estas desigualdades: "Los beneficios de la mejora de la calidad del aire son universales, independientemente de la edad, la clase social o el estado de salud". La ganancia puede ser mayor en personas con peores condiciones de salud de partida y con mayores desventajas sociales, unas diferencias que, según el ISGlobal, hacen pensar que las personas que tienen "más dificultad para adherirse a los cambios promovidos por la ZBE son también las que pueden sacar mayor beneficio". Un estudio de 2021 probó que las zonas más desfavorecidas de Barcelona tenían una mayor mortalidad atribuible a las micropartículas PM2,5 que a otros lugares de la ciudad, una diferencia que no iba ligada al tiempo de exposición a la contaminación en cada caso.

Una estrategia más amplia

Los investigadores admiten que falta tiempo y recorrido para tener datos fehacientes de los beneficios medioambientales que ha supuesto la zona de bajas emisiones en Barcelona. La moratoria para todos los vehículos comerciales (que podían seguir circulando sin limitaciones) y los efectos de la pandemia, que alteró profundamente su movilidad, lo han puesto difícil. Sin embargo, subrayan que reducir el tráfico rodado es una medida primordial para rebajar la exposición a la contaminación de la población y que, en todo caso, la zona de bajas emisiones debe ser "un marco" a partir del cual, eventualmente, introducir cambios y acompañarlo de otras medidas para conseguir el objetivo de un aire más limpio y más sano.

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Los firmantes ponen el ejemplo de Londres, que aprobó una zona de bajas emisiones en 2008, pero que la ha ido modificando y añadiendo transformaciones que van desde la implantación posterior de un peaje urbano (donde los vehículos contaminantes pagan por entrar en el perímetro más restringido) hasta la delimitación de zonas de especial protección donde se exige las emisiones cero, tales como las proximidades de las escuelas.