Incendios forestales

De las llamas a las cenizas: España vive uno de sus peores veranos por los incendios

Pedro Sánchez se desplazará este domingo a Ourense y León y visitará más zonas la próxima semana

Una familia en el exterior de su vivienda, que ha quedado rodeada por el fuego, en el incendio forestal de A Rúa, Ourense.
Núria Riusy Xavi Segura
16/08/2025
7 min

Madrid / BarcelonaMás de 120.000 hectáreas afectadas en una semana. Es la gran cifra que deja la ola de incendios que está arrasando el Estado y que está castigando, principalmente, a las comunidades autónomas de Galicia, Castilla y León y Extremadura, aunque no son los únicos territorios donde este sábado continúan activos distintos fuegos. El Comité Estatal de Coordinación (CECOD) contra los incendios informaba este mediodía de que hay 19 fuegos en situación operativa 2, lo que significa que requieren medios estatales. Además, el ministerio del Interior ha solicitado una mayor ayuda europea a través del Sistema Europeo de Protección Civil: a los dos aviones cisterna franceses se les añadirán dos aviones cisterna italianos, que empezarán a operar a partir de este domingo en aquellas zonas donde sea más urgente. Con todo, está previsto que el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, se desplace este domingo a Ourense y León, los dos puntos que más preocupan por ahora, y que visite más zonas afectadas a lo largo de la próxima semana, tal y como han informado fuentes gubernamentales. Una vez allí se reunirá con los responsables de los dispositivos de emergencias y coordinación.

Detrás de las cifras está, de momento, la pérdida de hasta tres vidas humanas –dos voluntarios de León que colaboraban con las labores de extinción y un hombre en Tres Cantos (Madrid) que murió mientras intentaba salvar a unos caballos de las llamas–. Además, también hay personas heridas, entre ellas profesionales de los equipos de extinción, miles de familias desalojadas, el confinamiento de localidades enteras y la desaparición de cultivos, bosques y especias animales, así como la devastación de parajes protegidos como Las Médulas, en la comarca leonesa de El Bierzo, catalogado como el patrimonio de la Palencia (Castilla y León) y Cantabria, y que es refugio de especies animales amenazadas como el hueso pardo. Asimismo, decenas de carreteras siguen cortadas y el tráfico ferroviario entre Galicia y Madrid aún no ha podido restablecerse.

Incendios en Galicia.

Sin embargo, para algunos territorios la crudeza de las imágenes no es desconocida. Estos días, los vecinos afectados por el incendio en la sierra de la Culebra, en Zamora (Castilla y León), han revivido la catástrofe del 2022, cuando las llamas arrasaron 60.000 hectáreas y murieron cuatro personas. La sensación de muchos de ellos es que este agosto llueve sobre mojado. Un lamento que comparten desde el mundo agrícola, que se ve afectado directamente por los fuegos, pero también desde los profesionales que se dedican a la prevención y extensión de los incendios, sean bomberos o agentes forestales.

Por eso una de las reflexiones que se ha vuelto a poner sobre la mesa es que un incendio no se apaga en verano, sino en invierno, como apuntó el presidente de la asociación agraria UCALE-COAG, de León, Poli Castellanos, este sábado en declaraciones a Europa Press. "La catástrofe es total", lamentó el campesino. En una entrevista también a Europa Press, el decano del Colegio Oficial de Ingenieros Forestales, Eduardo Tolosana, llamó a incrementar la inversión pública en medidas de prevención contra los incendios forestales y lamentó que se vean como "inversiones de poca rentabilidad electoral" porque el resultado no es inmediato. "Lo más fácil [para prevenir los incendios] es llevar a cabo acciones que no tienen un resultado inmediato. Tú desbrozas una zona [de bosque] para que cuando se produzcan incendios sean más fáciles de extinguir, o para que sea más difícil que se conviertan en grandes incendios forestales, aunque eso, de lo contrario, el público no lo ve", ha reflexionado el ingeniero.

Picapela política

Precisamente, la inversión en prevención por parte de las administraciones públicas ha sido uno de los elementos que ha marcado el intercambio de reproches entre el gobierno de Pedro Sánchez y el PP a lo largo de la semana, hasta el punto de que el tira y afloja ha recordado al choque abierto por la catástrofe de la DANA en el País Valenciano -el PSOE ha recriminado al descontrolados.

Desde la Moncloa se ha denunciado la falta de inversión de algunos de los gobiernos autonómicos, hoy en manos del PP, y que son los que tienen las competencias en los servicios de emergencia vinculados a la lucha contra los incendios forestales. Por su parte, los 'populares' han vinculado la falta de presupuestos generales al Estado con recortes en los dispositivos antiincendios de que dispone el ministerio para la Transición Ecológica, algo que desde este departamento han negado.

De momento, para hacer frente a los incendios se han desplegado todos los medios disponibles de las comunidades autónomas afectadas y, además, otros territorios como Cataluña, Comunidad Valenciana, País Vasco o Madrid han enviado medios. Pero también se han desarrollado medios del Estado, empezando por la Unidad Militar de Emergencias (UME), e incluso de la Unión Europea. A todos ellos se han sumado cientos de voluntarios de las zonas afectadas a los que el paso de las llamas les ha arrebatado el entorno en el que vivían.

Vecinos y bomberos intentan aplacar el fuego que afecta este viernes a la aldea de Lamas Cualedro en Ourense.

Lo cierto es que más allá del rifirrafe político, el despliegue de efectivos ha puesto en evidencia la falta de recursos a la hora de prevenir un incendio. "Falta personal, medios [antiincendios] y las condiciones laborales son precarias", han denunciado desde CCOO esta semana. Desde el sindicato han señalado las desigualdades entre comunidades autónomas y, de hecho, algunas de las que salen peor paradas son las que están sufriendo con mayor virulencia los incendios de este agosto. En materia salarial, por ejemplo, un bombero forestal de Extremadura o Castilla y León cobra poco más del salario mínimo interprofesional (SMI) y, en caso de emergencia, debe tener una disponibilidad total, así como jornadas prolongadas. Además, los sindicatos denuncian que en algunos casos existe falta de profesionalización.

"Caos, falta de coordinación, escasez de medios y condiciones laborales extremas [...] Las jornadas han llegado a ser de 21 horas, con descansos insuficientes y problemas en el avituallamiento y alojamiento del personal", denunciaba el brigadista de la comarca leonesa de El Bierzo, Sergio Fidalgo, en declaraciones a Europa Pres.

¿Declaración de emergencia?

Este sábado los fuegos que más preocupan son el de Ourense, en Galicia, y el de León, así como el incendio que arde en Cáceres (Extremadura), donde las llamas siguen descontroladas y se mantienen localidades confinadas. La Xunta de Galicia reconocía que el dispositivo autonómico empezaba a estar desbordado. También en el caso extremeño las alarmas se dispararon. De hecho, los presidentes de estas dos comunidades, pero también el presidente de Castilla y León y el presidente de Andalucía, territorios gobernados por el PP, han pedido mayor ayuda al gobierno español. "La situación es excepcional y el UME no es suficiente", indicó el presidente andaluz Juanma Moreno (PP), a través de la red social X. El propio Alberto Núñez Feijóo pidió la activación del ejército.

Zona calcinada por el incendio forestal, a 16 de agosto de 2025, en Cerezal de Puertas, La Ramajería, Salamanca, Castilla y León.

De momento, desde el ministerio del Interior descartan declarar la emergencia por los incendios y que sea el gobierno español quien asuma su gestión por encima de las comunidades autónomas. "Lo que se me traslada desde todos los centros de coordinación es que la colaboración es óptima [...] Lo que estamos haciendo es atender todas las peticiones de personal y material que nos hacen las direcciones técnicas de las comunidades autónomas que están al frente de la emergencia. Todo lo que nos han solicitado, lo hemos aportado inmediatamente", ha defendido el ministro El País.

Toda la cuenca mediterránea afectada por el fuego

La ola de fuegos de este mes de agosto está arrasando parte de la Península Ibérica, pero también otras muchas zonas de la cuenca mediterránea, una de las zonas más vulnerables del mundo ante los efectos de la crisis climática. Desde Portugal hasta Turquía, pasando por el sur de Francia o los Balcanes han sufrido grandes incendios. La razón la encontramos principalmente en las oleadas de calor extraordinarias y prolongadas de ese año. La que vivimos estos días en nuestra casa ya es una de las cinco más largas desde que hay registros, y todavía no ha terminado. Las temperaturas extremas resecan mucho el territorio y reducen la humedad del terreno, y la ausencia de lluvias durante el verano no ayuda a evitar que, si se origina fuego, las llamas se extiendan rápidamente.

Hay que tener en cuenta que esta primavera fue lluviosa en gran parte de la península, lo que hizo crecer, como hacía años que no ocurría, los matorrales y las hierbas. Un sotobosque que, con la llegada del calor extremo, se ha secado y se ha convertido en combustible en caso de incendio. Además, venimos de la peor sequía de la historia desde que hay datos, lo que ha puesto fin a la vida de muchos árboles y plantas. Se calcula que sólo en Catalunya cerca del 28% de los árboles han muerto a causa del déficit hídrico de los últimos años. En definitiva, mucha vegetación muerta o seca que está provocando un verano complicado en lo que se refiere al riesgo de incendios. Además, existen zonas del Mediterráneo que todavía sufren una grave sequía.

Esta combinación de factores que reside en la crisis climática augura fuegos cada vez más virulentos e incontrolables. Son los temidos incendios de sexta generación, que avanzan sin control y superan la capacidad de extinción de los servicios de emergencia. La ONU calcula que en 2030 los incendios extremos aumentarán un 15%, ya mediados de siglo, un 30%.

A todo esto debemos sumar fenómenos meteorológicos peligrosos como las tormentas secas del verano, que provocan o atienden a las llamas debido a la actividad eléctrica y las ventoleras. Algunos de los incendios de los últimos días en la Península se han iniciado por el impacto de rayos o se han extendido a causa de los vientos erráticos, fuertes y cálidos. Estos ingredientes son letales en un terreno que se ha convertido en un polvorín por el calentamiento global.

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