Fauna

¿Por qué es poco probable que veas un tiburón este verano?

Un estudio de investigadores italianos alerta de la posibilidad de que el tiburón blanco haya superado el límite de no recuperación en el Mediterráneo

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Un tiburón blanco en una imagen de archivo

BarcelonaEs el miedo que tienen muchas personas cuando llega el momento de meterse en el agua. Una angustia por si debajo de los pies aparece alguna sombra difícil de identificar o por si, de repente, entre las olas emerge una aleta oscura sospechosa. Pero el temor a vivir una escena de película de Spielberg en la que un tiburón te estropea las vacaciones idílicas en un pueblecito costero cada vez tiene menos sentido, al menos en el mar Mediterráneo y, por tanto, en las costas catalanas.

Esta misma semana investigadores de la Universidad de Siena y del Centro Studi Squali Massa Marittima han avanzado los resultados "alarmantes" de un estudio que confirman lo que muchos ya sospechaban: ver a un tiburón blanco en el mar Mediterráneo en pleno 2024 es casi un milagro. El estudio, que se publicará en los próximos meses, muestra cómo durante las más de 600 horas de seguimiento que llevaron a cabo los investigadores en las costas italianas entre 2017 y 2024 no observaron ni un solo tiburón blanco, aunque "el gran despliegue de medios y tecnología dedicados a la búsqueda".

Según apunta el estudio italiano titulado Seguimiento y marcaje del tiburón blanco en el Mediterráneo, esta "ausencia total de avistamientos durante las actividades de seguimiento sobre el terreno" puede significar que "la especie ha superado el umbral de no retorno, con una grave pérdida en términos de biodiversidad para la cuenca mediterránea". Es decir, que ahora el tiburón blanco (Carcharodon carcharias), una especie que puede llegar a medir 8 metros y nadar a 50 km/hora, puede desaparecer del mar Mediterráneo después de haber estado viviendo más de 3 millones de años.

Las aletas de dos tiburones en el mar Mediterráneo

Aunque el estudio italiano describe esta opción como "no remota", otros expertos son más contundentes. "Ya no veremos tiburones blancos en el Mediterráneo. Llevan mucho tiempo sin estar y no tienen ningún motivo para volver", lamenta la oceanógrafa experta en tiburones Gádor Muntaner, que ha dedicado gran parte de su carrera a estudiar el tiburón blanco en lugares como la isla de Guadalupe, frente a las costas de México. "No podemos decir que ha desaparecido, pero sí ha menguado muchísimo y es muy raro verlo", reconoce el investigador de la Facultad de Biología de la UB y del Instituto de Investigación de Biodiversidad (IRBio) Lluís Cardona, que junto a su compañero Manel Gazo lleva años estudiando la presencia de los tiburones en aguas catalanas. "Históricamente, había habido muchos, sobre todo en Baleares, donde hay evidencias de que en los años 50 y 60 les pescaban", recuerda.

Ahora bien, más allá del tiburón blanco, que según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) se encuentra en "peligro crítico" desde 2016, el número de ejemplares de otros tipos de tiburones, como el cazón, el solraig –más conocido como Mako–, el Marraix, el peregrino o el agujado, han mermado drásticamente en el mar Mediterráneo y, especialmente, en la costa Brava, tal y como destaca un estudio publicado por Cardona y Gazo en la revista Aquatic conservation: marine and freshwater ecosystems en 2021. De hecho, la investigación, impulsada con la colaboración de los pescadores de la Costa Brava, también apunta la posibilidad de que las búhos, unos tiburones de poco más de 100 cm, podrían haber desaparecido directamente de la Costa Brava.

Los tiburones del Mediterráneo

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Cardona y Mazón basaron su estudio en las observaciones y capturas accidentales de los pescadores de la Costa Brava entre 2016 y 2017, en comparación con lo que recordaban de la década anterior. "Hacer estimaciones de población de tiburones es muy difícil, porque contar tiburones en el mar no es como contar lobos en el Pirineo. Si me preguntas cuántas tintoreras hay en el Mediterráneo Occidental no puedo darte un número, y seguramente nadie te lo podrá dar, pero sí hay pruebas de cómo hay muchos menos tiburones ahora que hace 50 años", insiste Cardona. El biólogo explica cómo una prueba clara de la desaparición de los tiburones es que los propios pescadores hacen muchas menos capturas accidentales y que, las pocas que hacen, son de tiburones muy jóvenes. "Eso lo que te está diciendo es que tienes una población en la que la tasa de mortalidad es muy alta y los animales no llegan a vivir lo suficiente para llegar a adultos", lamenta.

En cuanto al motivo de este declive, tanto Muntaner como Cardona encuentran un mismo –y casi único– origen de todos los males. "La causa principal es la sobrepesca general de toda la biodiversidad del Mediterráneo, que lleva a que no haya tiburones, porque han sido pescados, pero que tampoco estén sus presas", asegura Muntaner, que critica como todavía hay "un 80 % de las pesquerías del Mediterráneo sobreexplotadas". En este sentido, Cardona apunta que el problema no es la pesca dirigida a capturar tiburones, sino las capturas accidentales: "Es cierto que la mayoría de especies de tiburones están protegidas y, por tanto, no pueden pescarlas, pero es que, si lo capturan accidentalmente, al animal le da igual porque sigue muriendo en el proceso", critica.

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Más allá del peligro de desaparición de la especie en sí, el hecho de que cada vez haya menos tiburones en el Mediterráneo también genera un problema en el ecosistema. "Los tiburones ocupan la parte más elevada de la cadena trófica, por lo que regulan las poblaciones de todo lo que hay por debajo, todas sus presas. Si en un mar no hay depredadores se produce una ruptura del equilibrio de el ecosistema marino", detalla Muntaner.

Ahora bien, ¿estamos a tiempo de detener la extinción de los tiburones en el Mediterráneo? "Si le damos el espacio para hacerlo, el ecosistema marino tiene una capacidad de recuperación brutal y muy rápida; lo que pasa es que no se lo damos. Sin embargo, yo soy optimista. Hay muchos ejemplos de éxito absoluto a nivel mundial, en el que con la creación de reservas marinas han recuperado un 300% las especies del ecosistema", concluye la oceanógrafa.

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