Una Mercè en pequeño comité y más policía que nunca
La ciudad pone el foco sobre 13 escenarios donde habrá despliegue preventivo de antidisturbios para evitar botellones
BarcelonaBarcelona se prepara para vivir, a partir de mañana, unas Festes de la Mercè que la acerquen algo más a la recuperación del espíritu de fiesta mayor. Volverán los pasacalles y la fiesta de fuego, que el año pasado no se pudieron hacer, y que esta vez se prevén con un formato todavía pandémico: con público estático y aforo restringido. Será una Mercè perimetrada porque todos los escenarios de la fiesta estarán cerrados y solo podrán acceder aquellas personas que hayan reservado entrada con antelación, un máximo de 3.000 en los espacios más multitudinarios. El Ayuntamiento, de hecho, con el objetivo de evitar al máximo las temidas aglomeraciones, pide a todo el mundo que no tenga reserva que no haga el intento de acercarse a los escenarios porque quedarán tan lejos que no disfrutarán del show. Se cerrarán, también, los parques alrededor de los escenarios y el acceso de vehículos a zonas cercanas. Y preocupa lo que pueda pasar en los espacios que no forman parte de la fiesta, que quedarán libres de vallas y abiertos, por lo tanto, a los botellones como cualquier fin de semana, pero con un previsible aumento de gente en la calle y con la reapertura –todavía muy limitada– del ocio nocturno, que solo podrá activar los espacios exteriores.
Para intentar hacer frente a las aglomeraciones nocturnas, la ciudad moviliza este año más agentes que nunca en los turnos nocturnos –467 agentes solo de la Guardia Urbana, un 25% más de los que había en la última Mercè prepandémica– y se desplegarán de manera preventiva agentes de los antidisturbios de los Mossos d'Esquadra y de la ahora llamada unidad de refuerzo de emergencias y proximidad (UREP) de la Guardia Urbana. Habrá un 30% más de presencia policial que en un fin de semana de este verano, cuando los operativos ya se reforzaban contra los botellónes. En total, la Guardia Urbana movilizará a 1.005 agentes durante los cuatro días.
El dispositivo preparado blinda 13 de los 22 escenarios de la fiesta, que son los que por configuración y por nivel de afluencia de gente pueden derivar más fácilmente en aglomeraciones y donde estarán desplegados los antidisturbios. Se trata de espacios como el Moll de la Fusta, la plataforma del Fòrum o el campo de fútbol del Vall d'Hebron, que es uno de los escenarios que este año debutan en el nuevo modelo de Mercè descentralizada. En la lista también hay ubicaciones céntricas, como la Plaça Sant Jaume, que el jueves estará cerrada para la celebración del toque de inicio, que tendrá lugar justo después de la lectura del pregón.
Este año solo podrán acceder 600 personas, todas sentadas en sillas, un punto que ha generado las críticas de grupos como JxCat, que acusa a la alcaldesa de buscar la manera de protegerse de posibles abucheos. La crítica ha indignado al teniente de alcalde de Cultura, Jordi Martí, que ve una "irresponsabilidad" en las declaraciones y niega que se dé al espacio donde está el Ayuntamiento un trato diferente que al resto. Se cierran todos. El covid hace impensable ya la imagen de la Plaça Sant Jaume a reventar de público para ver la fiesta de los castellers, que este año, todavía en un formato muy reducido, levantarán sus pilares en el Passeig de Gràcia.
El dispositivo que hoy han detallado el teniente de alcaldía de Seguridad, Albert Batlle, y el intendente mayor de la Guardia Urbana, Pedro Velázquez, también pondrá especial atención en las inspecciones para evitar que las tiendas vendan alcohol fuera de horas o que haya lateros. Es decir, en la prevención de los botellones. "Actuaremos de manera muy intensa con aquellas conductas relacionadas con el suministro de alcohol", ha avisado Velázquez, que también ha advertido de que se actuará de manera "reactiva" con denuncias a quien consuma alcohol en la calle, que está prohibido por la ordenanza de convivencia.
Lucha contra el absentismo
La previsión policial de la Mercè también prevé un tratamiento específico para aquellas zonas que quedan más alejadas del transporte público, con un despliegue extra de agentes para evitar posibles agresiones machistas o LGTBIfóbicas en los trayectos o, cuando menos, garantizar una respuesta tan rápida como sea posible. Estas actuaciones específicas se prevén en el área del Estadi Olímpic de Montjuïc y en la zona de playas.
Más allá de la batalla contra los botellones, el otro frente de esta segunda Mercè pandémica será evitar que se repita el absentismo del año pasado en los espectáculos, cuando de media un 33% de las personas que habían reservado entrada no se presentaban. El Ayuntamiento insiste en el llamamiento a la corresponsabilidad porque, teniendo en cuenta que solo hay 100.000 entradas para participar en la Mercè, se anulen las que no se prevé usar. Para hacerlo más fácil, este año se ha hecho más visible el proceso de renuncia a las entradas en la web y se ha previsto un sistema de reservas por franjas horarias y ya no por espectáculos concretos.