La mitad de los jóvenes que quedan por vacunar pasan del covid

El Govern cambia de estrategia: desmonta los puntos de vacunación masiva y se desplaza a los barrios con menos población inmunizada

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Persones vacunándose este miércoles en su punto de vacunación de La Fragua de la Hospitalet, uno de los vacunòdroms que cierra sus puertas esta semana.

BarcelonaLa mitad de las personas de entre 20 y 40 años que todavía no se han vacunado contra el covid en Catalunya no lo ven necesario. Quizás no desconfían de la vacuna ni de la existencia del virus, pero pasan de la pandemia. Vacunarse no es una prioridad en su vida, sea porque no creen que el coronavirus sea peligroso para ellos y no les preocupa infectarse ni enfermar, o porque ya lo han pasado, mayoritariamente de forma leve, y ahora banalizan los efectos del contagio. Para saber los motivos que tienen para no vacunarse, el departamento de Salud ha llamado a unos 15.000 jóvenes de 20 a 40 años que han declinado inmunizarse y se ha confirmado que no solo la ausencia de miedo al virus juega un papel importante en este rechazo: la desconfianza hacia la vacuna y sus efectos secundarios también frena al 27% de los encuestados. En cambio, solo un 5% dicen que se niegan a vacunarse porque son negacionistas.

Las autoridades sanitarias alertan de que tanto la sensación de inseguridad ante las vacunas como el exceso de confianza sobre la trivialidad del contagio son actitudes peligrosas para la propia salud. La secretaria de Salud Pública, Carmen Cabezas, ha subrayado este miércoles que casi todos los enfermos por covid de menos de 40 años que ingresan en el hospital no están vacunados: de los 450 hospitalizados por coronavirus que hay este miércoles en Catalunya, una cuarentena tienen entre 20 y 40 años, y el 94% todavía no habían recibido ninguna dosis de la vacuna cuando ingresaron. En las unidades de cuidados intensivos (UCI) la importancia de la inmunización resulta todavía más evidente: de los 9 enfermos críticos por covid en esta franja de edad, 8 no están vacunados. "Por eso insistimos tanto en la vacunación: porque los efectos adversos son pocos, leves y pasan enseguida, y no tienen nada que ver con los que se pueden sufrir cuando se infectan, y también porque la vacuna es muy buena para prevenir los casos graves", ha recordado Cabezas.

Con un 80,7% de los catalanes de más de 12 años con la pauta completa, el éxito de la campaña de vacunación en Catalunya es incuestionable. Pero este porcentaje continúa siendo insuficiente, sobre todo entre los más jóvenes, que son precisamente las franjas de edad con más margen para hacer crecer la tasa de cobertura. Los grupos de edad que más cuesta vacunar son el de 20 a 29 años, que solo tiene un 62,5% de inmunizados completamente (era un 59% hace 15 días), y el de 30 a 34, que tiene un 62,9% (un 59,9% hace dos semanas). El tercer grupo menos vacunado es el que va de 12 a 15 años, con un 61,7% de inmunizados, pero justo es decir que son una excepción: su velocidad de inmunización es muy superior a la del resto de franjas jóvenes.

De momento, uno de cada cinco catalanes todavía no ha dado el paso de vacunarse y, si bien el verano y las vacaciones supusieron un freno a la campaña en el conjunto de la población, la principal causa del estancamiento es la inmunización de los jóvenes. Son el grupo de edad con más interacción social, pero también el único que no ha conseguido llegar al mínimo del 70% de cobertura. A pesar de que hace semanas que la proporción de vacunados no crece al ritmo deseado, la secretaria de Salud Pública aspira a hacerla crecer hasta cifras máximas. Y precisamente porque el objetivo es acercarse tanto como se pueda al 100% de vacunados, Cabezas tampoco se pone ningún porcentaje de inmunizados como hito a corto o medio plazo. La conselleria confía en que buena parte de los que no se han vacunado (un 19,3% de los de más de 12 años) pueda cambiar de idea "con información" y que únicamente queden por vacunar una proporción muy pequeña de negacionistas recalcitrantes. 

'Microcirurgía' local

Con el objetivo de motivar este cambio de parecer entre los indecisos cuanto antes mejor, el Govern cambiará la estrategia de vacunación. Los vacunódromos, que han sido la piedra angular de la estrategia de vacunación masiva el último medio año, se irán desmontando progresivamente y los esfuerzos se redirigirán a las intervenciones a pie de calle, como por ejemplo en mercados, lugares de culto o centros comerciales, por poner algunos ejemplos, pero también en los centros de atención primaria (CAP), donde se hacen vacunaciones oportunistas (personas que van por otro motivo y a quien se le ofrece la vacuna), y en las universidades.

Los primeros puntos de vacunación en cerrar las puertas son los habilitados en la Facultad de Geografía e Historia de Barcelona y en La Farga de l'Hospitalet de Llobregat, donde este miércoles Cabezas ha atendido a los medios para explicar la nueva fase de la campaña. La sensación entre el centenar de profesionales que trabajan voluntariamente desde hace meses en La Farga es agridulce: por un lado, están satisfechos por haber completado su tarea y poder dejar la instalación; por otro, se tienen que despedir de un espacio que sienten como suyo. En este vacunódromo se han llegado a poner 6.700 dosis en un solo día. Ahora, en cambio, solo están poniendo entre 200 y 300.

Con todo, el responsable del punto de La Farga, Daniel Revilla, es optimista y defiende que la vacunación en Catalunya todavía no ha tocado techo. "Hemos conseguido un porcentaje de vacunación muy alto, pero sabemos que todavía lo podemos hacer crecer. El camino para hacerlo es la microcirurgía local: informar, concienciar y ofrecer la vacuna", afirma. La primera fase de la estrategia de vacunación, que era lograr el 70% de vacunados, ya se ha completado gracias a los puntos masivos, pero ahora la prioridad es acercar las dosis a los colectivos con más dificultades para pedir la vacuna voluntariamente. Y sobre todo hacerlo cerca de su casa o dentro de su comunidad. "Hace tiempo que hacemos un análisis exhaustivo de las coberturas territoriales para identificar los barrios o colectivos con menos población vacunada, y hemos visto que, a pesar de que la campaña masiva está abierta a todas las franjas desde hace meses, hasta que no nos acercamos no se atreven a dar el paso de vacunarse", explica Revilla.

El objetivo de Salud es sumar vacuna tras vacuna. "Orientamos la campaña de vacunación a la proximidad. Queremos acercarnos a esta población, acercarnos al lugar donde vive y explicarles en persona por qué hace falta que se vacunen", ha insistido Cabezas. Serán los equipos de vacunación –formados por 8 o 10 profesionales entre administrativos y enfermeras– los que se desplazarán a vacunar para superar la grieta idiomática y cultural que a menudo favorece que la población recele de las autoridades. "Hemos observado un porcentaje más alto de reticencia en personas originarias del este de Europa y norte de África, a pesar de que hemos traducido todos los materiales y recursos a varias lenguas para llegar a ellos y que hemos desplegado acciones en mezquitas y mercados", ha detallado Cabezas. Es por eso, subraya, que la intervención comunitaria con sensibilización e información es una de las principales vías para remontar las curvas de inmunización. "Toda vacuna que podamos poner cuenta", coincide Revilla.

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