Movilidad

No poder ir a la universidad por problemas de movilidad: “Todo el mundo se lava las manos”

Un joven de Banyoles denuncia que no tiene ningún transporte para llegar hasta el campus del Barri Vell de la Universitat de Girona

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En Guiu Serra es de Banyoles y estudiará Filosofía en la UdG

Girona“Me parece muy grave que, en 2022, un chaval no pueda llegar a la universidad porque tiene problemas de movilidad, y que ninguna administración ni ninguna entidad pueda ofrecer ningún tipo de transporte adaptado o bus lanzadera”, exclama Anna Aurich, madre de Guiu Serra. El joven, que estudiará filosofía en la Universitat de Girona (UdG), tiene una discapacidad motriz del 65% que no le permite andar con normalidad ni hacer grandes distancias a pie. Las clases se dan en el campus del Barri Vell, situado en un emplazamiento histórico: alrededor de la plaza Sant Domènech, en lo alto de la judería, donde es muy difícil acceder para una persona que tiene problemas de movilidad, como Guiu. “Todas las entidades y administraciones se llenan la boca con la inclusión y la igualdad de oportunidades, pero a la hora de la verdad no es así”, denuncia Aurich, que ha llamado a todas las puertas posibles para intentar encontrar algún tipo de ayuda en forma de beca o de transporte adaptado. “Pero todo el mundo se lava las manos y echan pelotas fuera. Te dicen que nadie lo había pedido y que eso no existe. Y nadie hace nada para solucionarlo”, asegura. 

Durante los cuatro cursos de ESO y los dos de bachillerato, Guiu iba de casa al instituto con un triciclo ortopédico: el centro le facilitó un espacio para aparcarlo, y una vez dentro se podía mover solo. El 28 de septiembre tiene que empezar la universidad y se encuentra que el bus de Banyoles a Girona solo tiene dos paradas (en Correos y en la estación de autobuses y tren), y desde las dos tiene un buen tramo a pie hasta alguna de las paradas de la línea de autobús L7, que es la que lleva hasta el campus del Barri Vell. “En Correos paran muchos autobuses. Podrían poner algún bus lanzadera, pero no para Guiu, sino para cualquier estudiante que tenga problemas de movilidad o que, por ejemplo, se haya roto un pie. No puede ser que no puedas llegar”, recalca la madre del joven.

Sin ayudas ni transportes

Desde el Ayuntamiento de Banyoles le han ofrecido un asistente personal, pero piden a los padres un contrato mercantil y tiene un coste de entre 200 y 300 euros al mes. “Otra discriminación más: ¿por qué él tiene que pagar tres o cuatro veces más dinero que otro joven por el transporte?”, se pregunta Aurich. Otra opción que le dieron era una furgoneta adaptada, pero salía a las siete de la mañana de casa y lo dejaba a las ocho y media en una parada del barrio de Can Gibert del Pla. “Él empieza las clases a las ocho y media; supondría llegar más de una hora tarde cada día”, señala Aurich.

Tampoco el ministerio de Educación tiene ninguna ayuda: solo ofrece becas si es para estudiar FP, ESO o en centros especiales, pero no para la universidad. El mismo escollo se ha encontrado en entidades como Mifas, Multidiscapacitats y Cruz Roja: no hay nada para universitarios con problemas de movilidad. “Inconscientemente o conscientemente tienen presupuesto que una persona con discapacidad no hace falta que entre en la universidad, y es un reflejo de nuestra sociedad”, afirma. 

A raíz de denunciar su caso en las redes, algunos estudiantes se han ofrecido a llevarlo, pero Aurich lo ha descartado del todo. “Él tiene que poder ser autónomo e ir y volver sin depender de nadie. Hasta ahora, en la ESO y en bachillerato iba y volvía solo; ¿por qué tiene que dar un paso atrás ahora que quiere ir a la universidad?”, exclama la madre del chico, que ya está mirando la última carta que le queda: hablar con algún taxista para pedirle presupuesto. 

"Problema de movilidad"

Desde la Universitat de Girona, el decano de la Facultat de Lletres, Àngel Quintana, indica que hace tiempo que se está trabajando en el caso de Guiu Serra y que, una vez dentro del campus, tendrá todas las facilidades. Pero el problema es llegar hasta las aulas del Barri Vell. “Nosotros tenemos toda la facultad adaptada y hace tiempo que pedimos al Ayuntamiento que la línea L7 pare en la estación de autobuses, igual que lo hace la línea que va hasta el campus de Montilivi”, afirma Quintana.

La parada de la L7 más próxima a la estación está situada en la plaza Poeta Marquina, a unos 300 metros a pie, y pasa cada media hora. El decano subraya que hay "un problema de movilidad" que afecta a los estudiantes de la UdG, pero también a cualquier visitante o viajero que no pueda andar bien. "Como facultad nos interesa que el Ayuntamiento lo solucione, porque, además, hay muy poco aparcamiento en el campus del Barri Vell y se tienen que poner facilidades para que todo el mundo pueda venir en transporte público", reclama.

Fuentes del consistorio gerundense afirman que estudiarán el caso, pero apuntan que la L7 "ya hace una parada a demanda en las Àligues para las personas con problemas de movilidad". "No obstante, miraremos qué podemos hacer teniendo en cuenta también lo que decidan la Generalitat y la UdG, y nos pondremos a su disposición", destacan las mismas fuentes.

La L7 es de gestión municipal y forma parte de la red de autobuses de la Autoridad Territorial de Movilidad del área de Girona (ATMG), formada por la Generalitat, los consejos comarcales gerundenses y algunos ayuntamientos, entre ellos cuales el de Banyoles y el de Girona.

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