Acoso escolar

Niños juzgados por violar a un compañero de escuela: les piden cuatro años de internamiento

El caso llegará a juicio el 18 de octubre y el centro solo consta como responsable civil subsidiario

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Una aula catalana, en una imagen de archivo.

BarcelonaUn juzgado de menores de Barcelona abordará el 18 de octubre uno de los casos de acoso escolar más graves que han llegado a juicio en los últimos años. En el banquillo de los procesados se sentarán cuatro menores acusados de convertir la vida de un niño con Asperger en un infierno. Todos estudiaban en una escuela concertada de Vallirana. Ya hacía tiempo que lo insultaban y lo amenazaban cuando en septiembre de 2018, durante la hora del patio, lo acorralaron y lo vejaron y agredieron sexualmente, según denuncia la familia. Los padres no solo piden justicia para su hijo, sino que esperan que el juicio "sea por todos los que han sufrido bullying", decía al ARA la madre de la víctima, Pilar Juan.

La familia pide cuatro años de internamiento y dos de libertad vigilada para los cuatro adolescentes procesados, cerca del límite de cinco años que establece la jurisdicción de menores para castigar los delitos más graves cometidos por niños y adolescentes. Según fuentes próximas al caso, la Fiscalía pide una medida de internamiento ligeramente inferior, de tres años.

La víctima, que tuvo que cambiar de escuela a raíz de los hechos y cuyo grado de dependencia ha empeorado por la situación traumática que sufrió, no tendrá que estar en el juicio. La declaración que hizo mientras el caso se investigaba, con el equipo de técnicos y psicólogos que lo han acompañado durante todo el procedimiento, servirá como prueba preconstituida. Así le evitan el trance de volver a pasar por los juzgados, tenerse que encontrar los presuntos agresores y que tenga que revivir los hechos.

Esta declaración será uno de los elementos clave que tendrá que examinar el juez. Cuando la familia –representada por el abogado Juan Manuel Ruiz– se enteró de los hechos y los denunció, ya no se pudieron recoger pruebas de ADN en la ropa del niño, porque habían pasado unos días desde la presunta agresión. Inicialmente, tampoco se requisaron los móviles de los adolescentes ahora juzgados, a pesar de que la familia sospecha de que llegó a correr algún vídeo de la agresión. Cuando los Mossos d'Esquadra pidieron los teléfonos –cuatro meses después–, ya no encontraron nada. Será la palabra de la víctima contra la de los presuntos agresores, que siempre han negado haber atacado al menor.

La otra prueba en la que se basan las acusaciones, según fuentes con datos del caso, son los informes psicológicos que hicieron los técnicos de la unidad de medidas penales alternativas de la Generalitat y los de los forenses que examinaron a la víctima. Estos documentos apuntan que el Asperger que sufre el menor agredido anula su capacidad de fabular y mentir.

Una violación como forma de 'bullying'

El acoso escolar, como tal, no se considera un delito, pero sí sus consecuencias. En este caso, las acusaciones no solo responsabilizan a los cuatro menores procesados de un delito contra la integridad moral, sino también de agresión sexual y de violación, por la forma en la que consideran que se llegó a materializar el bullying sufrido por el menor. La familia explicó al centro que los niños acosaban a su hijo un mes antes de que sufriera la presunta agresión sexual en el patio. La dirección puso el caso en manos de la inspección, que hizo abrir el protocolo correspondiente. La víctima aseguró que había profesores que sabían qué estaba pasando y le pidieron que no dijera nada.

A pesar de todo, el centro no es uno de los acusados en el procedimiento y tan solo podría llegar a asumir alguna responsabilidad, subsidiariamente, si el juez declarara culpables a los chicos procesados y les impusiera algún tipo de medida. Esto, según las fuentes consultadas, ha indignado a la familia, que considera que la escuela no implementó los protocolos como tocaba y que el departamento de Educación no hizo lo suficiente para aclarar la situación. El centro siempre ha defendido que activó los protocolos antibullying cuando se enteró de lo que estaba pasando.

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