Derechos sociales

"No queremos cambiar los pañales de nuestros hijos con discapacidad en el suelo"

El síndico de agravios insta al Ayuntamiento de Barcelona a abrir más cambiadores inclusivos como el que hay en la playa de la Nova Icària

Marie Pierre Cairo y su hijo utilizan el cambiador inclusivo de la playa de Nova Icària.

BarcelonaEn casa de Marie Pierre Cairo, ir a pasear es toda una aventura porque no puede improvisar. Debe planificarlo todo. "Lo último que hago es cambiar el pañal de mi hijo para estar tranquila". Su hijo se llama Bruno y tiene 13 años y una pluridiscapacidad que le inmoviliza. Con sus 40 kilos hace que sea francamente complicado moverlo. Salir del espacio doméstico es poco menos que la selva para las personas dependientes y sus familias porque, a menudo, el transporte público, parques o cines y restaurantes no están adaptados a sus necesidades. Lo peor es cuando se debe cambiar el pañal y limpiar al niño fuera de casa, porque no hay ningún espacio adaptado; así que, en caso de necesidad, se ve obligada a limpiarlo "en un banco o en el suelo". O directamente salir corriendo a casa. "No queremos esto, queremos unos cambiadores dignos", proclama esta madre barcelonesa.

Cairo, la cuidadora principal de Bruno, está decidida a conseguir que la capital catalana, y por extensión el país, amplíe la oferta de baños inclusivos para que las criaturas dependientes, así como las personas mayores con poca movilidad, tengan un lugar adecuado para cambiarse. De momento, sólo hay dos: uno en la playa de la Nova Icària y otro en la de Sant Miquel. Con todo, se prevé que el próximo año abra otro en la playa de la Barceloneta.

Marie Pierre Cairo con su hijo Bru en la puerta del cambiador inclusivo de la playa de la Nova Icària de Barcelona,

La definición de un cambiador inclusivo es un espacio lo suficientemente grande para que quepa una litera regulable en altura, en la que se puedan estirar tanto las criaturas como las personas mayores, una grúa para poder realizar la transferencia y dos barras laterales. También es recomendable que tenga una ducha.

Derecho a espacios dignos

La reclamación de Cairo ha llegado al síndico de agravios de Barcelona, ​​David Bondia, quien en una resolución insta al consistorio de la Ciudad Condal a tomar como referencia prácticas que han inspirado la iniciativa Changing Plazas en Reino Unido –que ha abierto 1.900 cambiadores en 15 años–, Nueva Zelanda, Irlanda o Australia, y Toiletten für alle en Alemania. También en Bilbao ha surgido la entidad Cambiadoras inclusivos con la misma filosofía.

De hecho, en las redes sociales esta plataforma ha circulado imágenes para visibilizar la crudeza de estas situaciones, en las que el principal cuidador del niño o adolescente debe extenderla al suelo en un lavabo para poderlo limpiar o cambiarle los pañales. "Si hay cambiadores para bebés, ¿por qué no hay cambiadores para otras personas?", se cuestiona la entidad. Y añade: “Hasta que no haya una ley que obligue a unos mínimos, desde la asociación cambiadores inclusivos diremos que no es un espacio digno si no cumple unos mínimos de funcionalidad, higiene y seguridad”, afirman. También Cairo es contundente: "Las personas con discapacidad también tienen derecho a una higiene en condiciones".

En su resolución, el síndico Bondia también alerta de que la inexistencia de cambiadores inclusivos comporta que las personas que necesiten asistencia para ir al baño tengan que limitar las salidas a lugares cercanos a su domicilio o, directamente, quedarse en casa. La sindicatura también constata que sin estos cambiadores distribuidos por la ciudad, las personas con mucho grado de discapacidad sufren una “vulneración del derecho a la intimidad o la dignidad” y, en este sentido, indica que, de rebote, también ven cómo se les limitan las ofertas de ocio, cultura o deporte.

Cumplir la ley de accesibilidad

Ésta es otra batalla de Cairo, que asegura que muchas familias como ella dejan de planear salidas y ocio porque la oferta no está adaptada. Las dificultades comienzan ya en el transporte público, y continúan, por ejemplo, en la escasez de parques infantiles inclusivos (aptos para todas las criaturas) y que obligan a “trasladarse de barrio, con toda la complejidad que supone”, se queja.

Así, la sindicatura recomienda a la administración que "explore una línea de trabajo" para aumentar el número de cambiadores inclusivos disponibles en la ciudad y que se valore cuáles son los equipamientos municipales (como mercados, centros de servicios sociales, oficinas de atención a la ciudadanía, centros cívicos, centros deportivos y bibliotecas) en los que se podrían instalar literas regulables en altura. Hacerlo, dice, sería cumplir con la ley de accesibilidad de Catalunya.

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