Medio ambiente

El nuevo puerto de Fornells contará con 77 amarres más pero 30 vecinos se quedan sin

La comisión balear de Medio Ambiente impone 77 fondeos ecológicos para compensar la afectación en la posidonia

David Marquès
4 min

LadrilloTrece años después de la puesta en marcha del último gran puerto en Menorca, el del dique exterior de Ciutadella, el gobierno balear tiene previsto concluir la reforma integral del de Fornells antes de terminar la temporada. Se trata de una obra cercana a los 10 millones de euros que tiene numerosos condicionantes, puesto que este puerto se considera una zona de alto interés ambiental. Esto hace que las actuaciones previstas deban encajarse en los cerca de 170.000 metros cuadrados de espejo de agua afectados. Además, su ampliación implica la creación de 77 nuevos amarres y 77 fondeos ecológicos en calas que estén situadas tanto dentro como fuera de la bahía.

El debate vecinal y político de los cuatro años de obras en el puerto de Fornells ha girado en torno a los trabajos en tierra, especialmente en torno al edificio de servicios portuarios que se ha levantado en primera línea de mar, en el solar donde estaba el antiguo restaurante Es Pla, conocido por la visita estival que hacía el rey emérito. Los comerciantes se han quejado por la afectación de las obras y por la imagen que éstas han dado de un lugar tan turístico al inicio y al final de cada temporada. Pero en el mar, ajena al foco de sectores económicos y partidos políticos, está la posidonia. Se trata del mismo obstáculo que ha habido en el nuevo puerto de Ciutadella, construido en un 80% sobre praderas de posidonia oceánica “altamente sensibles y de gran valor ecológico”, y todavía se están realizando actuaciones, presupuestadas en 214.000 euros, por para compensar su efecto en otros lugares.

La reforma del puerto de Fornells no sólo hace que se tengan que crear 77 nuevos amarres –que deben añadirse a los 115 de gestión directa y también a los 105 que ya gestiona el Club Náutico, junto con las 51 boyas ecológicas–, sino que también será necesario instalar el mismo número (77) de fondeos ecológicos. Este crecimiento de la oferta es la condición de la comisión balear de Medio Ambiente para realizar la ampliación, si bien también exige a cambio que Ports aporte 30.000 euros al Fondo Posidonia para contratar a un vigilante que, durante el verano, controle todos los días toda el área marina del norte de Menorca.

Este vigilante deberá enviar a la conselleria fotografías submarinas del entorno de los pantalanes para verificar que no se ha dragado el arrecife de posidonia delimitado, que se han desmontado completamente los 41 puestos de amarre que se debían eliminarse, que se han puesto las boyas ecológicas previstas y que se marca con balizas la zona de navegación prohibida. Además, deben restaurarse 5.119 metros cuadrados de posidonia.

Algunos residentes montan una plataforma

El gobierno balear ha asegurado al ARA que "la protección de la posidonia está garantizada: se pondrán boyas ecológicas y se cumplirá todo lo que ha determinado la comisión de Medio Ambiente respecto de los nuevos pantalanes". Ahora bien, la reforma también ha dejado sin amarre de base a una treintena de residentes, que después de muchos años de golpe no tienen dónde poner la barca. Los afectados han constituido la plataforma Justicia Portuaria, que reúne a más de un centenar de vecinos, pero sus reclamaciones aún no han sido atendidas por la administración.

Por ahora, 571 propietarios se han interesado por los 51 nuevos amarres de base que Ports ha sacado a concurso, lo que supone que sólo uno de cada once solicitantes tendrá donde dejar la barca. Maria Camps, portavoz del colectivo, espera expectante la inminente adjudicación para ver si se han tenido en cuenta los criterios de vivir o tener la barca todo el año en Fornells. "Si no nos dan respuesta, deberemos mantener viva la reivindicación", dice. De hecho, el peso de los amarres de tráfico es tal en el puerto en comparación con el residencial que la propia Maria Camps ya da por supuesto que nunca tendrá un atraco de base: “Lo único al que verdaderamente podemos aspirar es a tenerlo lo de tráfico”, lamenta.

De momento, Ports ya anuncia que la mayoría de los futuros amarres serán para pequeñas embarcaciones y que pospone la nueva reestructuración hasta el próximo año. La administración alega que no ha habido tiempo de tramitar la construcción de los cinco pantalanes previstos y que, por tanto, este verano no habrá cambios. Sin embargo, el coordinador de Política Territorial de la entidad ecologista GOB, Miquel Camps, no las tiene todas. Dice que los precedentes en Menorca son de una creciente privatización y subida de precio de los amarres, con la única excepción de las tarifas sociales que la Autoridad Portuaria ha creado en Maó. Aún así, confía en que el gobierno cumpla su compromiso, también en cuanto a la vigilancia ambiental del proyecto. "Al menos saber que estamos encima nos permite darles un toque de aviso", asegura.

Los ecologistas creen que ya hay suficientes amarres en Menorca y que no debe incrementarse más la oferta náutica. En 2010 se detectaron en pleno verano hasta 4.939 embarcaciones dando vueltas a la vez por todo el litoral de Menorca. Ya son más que los 4.099 puntos de amarre reconocidos por Ports y que los 3.191 anclajes simultáneos que la isla puede llegar a acoger.

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