Succesos

El nuevo sospechoso del caso Jubany es el autor de algunos anónimos recibidos por la víctima

El juez lo cita a declarar en calidad de investigado el 1 de abril

ARA
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L'advocat Benet Salellas y la familia de Jubany ante los juzgados de Sabadell en una imagen de archivo

BarcelonaAvanza la nueva línea de investigación en el caso de Helena Jubany, la bibliotecaria que murió después de que alguien la lanzara al vacío desde arriba de un edificio a finales de 2001, en Sabadell. El juez ha citado a declarar a X.J.M., que es el último sospechoso en entrar en juego, después de que la policía científica haya concluido que es el autor de una parte de los anónimos que recibió la víctima antes del crimen. En diciembre de 2021, cuando faltaban horas para que el crimen prescribiera, el juez atribuyó a X.J.M. la condición de investigado. Su imputación la había pedido el abogado de la familia Jubany, Benet Salellas, que después de volver a repasar todas las pruebas del caso, encontró un correo electrónico en el disco duro del ordenador del ahora acusado que lo vinculaba con los anónimos.

El 10 de enero, el titular del juzgado de primera instancia número 2 Sabadell requirió a X.J.M. que aportara documentos escritos a mano por él mismo de la época de los hechos. Es decir, de hace 20 años. Pero su abogada aseguró que su cliente había estado "rebuscando" sin éxito algún documento de este tipo. Tres días más tarde, se tomó una muestra de escritura al sospechoso y se encargó a la Policía Nacional que comprobara si la grafía se correspondía con la de los anónimos que recibió la víctima. La conclusión del laboratorio de grafoscopia de la policía científica es que la escritura coincide. Por eso, se ha citado a X.J.M. a declarar en calidad de investigado el viernes 1 de abril.

El hombre había sido compañero de Jubany en la Unión Excursionista de Sabadell (UES). La resolución judicial llega después de que la familia pidiera investigar a tres personas –entre las que se encontraba X.J.M.– y presentara nuevos indicios al juez para evitar que el crimen prescribiera. Si no se ordenaban nuevas pruebas, el caso habría quedado cerrado de forma definitiva el 22 de febrero de 2022.

Correos sospechosos

Lo que hizo cambiar de criterio al juez, que en un primer momento rechazó las peticiones de la familia, fueron las conversaciones por correo electrónico entre Jubany y el ahora investigado. El magistrado consideró que los mensajes tenían una "conexión clara y directa" con uno de los anónimos. Estos escritos eran, según el juez, un tipo de adivinanza para que la joven pudiera averiguar quién los escribía. Tanto en el segundo anónimo como en los correos con el nuevo investigado, hablan de volver a coincidir en alguna actividad de la Unión Excursionista de Sabadell. “Considero que la coincidencia no podría ser casual”, afirmó el juez, que también recordó que una testigo declaró que la víctima, cuando recibió la segunda nota, le dijo que creía que las enviaba X.J.M. Ahora los informes confirman que es el autor de una parte de los anónimos que recibió Jubany antes de morir.  

La primera nota que recibió la víctima iba acompañada de una horchata –que X.J.M. sabía que le gustaba– y el segundo manuscrito, de un zumo de naranja que Jubany llevó a analizar porque no le había sentado bien. Los resultados indicaron que había benzodiazepines, una sustancia que también encontraron en grandes cantidades en la sangre de la víctima cuando fue encontrada muerta.

El juez también manifestó que había contradicciones en las declaraciones del ahora investigado y otro testigo, un amigo suyo de la UES, cuando se hicieron las primeras diligencias: X.J.M. aseguró que el 30 de noviembre de 2001, el día del crimen, había estado en una reunión de trabajo hasta las tres del mediodía y que, después de comer, fue a la Universidad Autónoma a trabajar en el ordenador. Más tarde, se dirigió a la UES, donde había quedado con un compañero de la entidad, con el que fue a tomar una cerveza hasta las once y media de la noche. 

No obstante, el primer amigo declaró ante la policía que aquel viernes 30 había estado trabajando hasta las 8 y que después se marchó a Barcelona con unos amigos. En cambio, en su testifical en sede judicial, dijo que había estado con el investigado en el local de la UES y que se marchó a su casa hacia las ocho y media o las diez de la noche. El juez practicó un cara a cara entre los dos jóvenes, pero no se llegó a aclarar el lugar donde estuvieron ni a qué horas el 30 de noviembre por la tarde.

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