La Palma anuncia el final de la erupción del volcán 85 días después

Esta noche la isla ha registrado tres terremotos imperceptibles para la población y los científicos avisan de que la emergencia sigue

ARA
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BarcelonaEn La Palma los vecinos mantienen la respiración para que el mejor de los augurios se cumpla por Navidad y el Cumbre Vieja se duerma completamente después de tres meses de erupción, la más larga en esta isla canaria desde que hay registros. Este viernes los científicos corroboraron, un día más, los “signos de agotamiento” del volcán tanto directos en superficie como procedentes de los sistemas de vigilancia y, según sus cálculos, si esta inactividad se mantenía en las siguientes 24 horas, se podría dar por acabado el episodio volcánico: el mejor regalo para los residentes que han visto como la lava arrasaba la geografía y como edificios, plantaciones o carreteras quedaban sepultadas bajo toneladas de magma y ceniza. Esta última noche, sin embargo, la isla ha registrado tres terremotos –imperceptibles por la población– en la zona afectada por la erupción y los científicos no descartan que se produzcan más seísmos que sí que pueda percibir la población. Con todo, desde el Comité Científico del Pevolca han anunciado este mediodía el final de la erupción del volcán de Cumbre Vieja, en la isla de la Palma, después de 85 días. El comité avisa que si bien la erupción ha acabado, la emergencia sigue.

Durante el anuncio de la finalización de la erupción del volcán, desde el Pevolca han constatado un "otoño volcánico" que se inició el 19 de septiembre y se ha mantenido hasta el 13 de diciembre: 85 días, en los cuales esta situación ha sido una "prioridad" del Gobierno canario. También han confirmado que, después de dar por concluida esta erupción, se puede decir que sienten "alivio", porque ahora se podrán dedicar de lleno a la rehabilitación de las zonas destruidas.

Por delante queda ahora la posibilidad de nuevos peligros asociados al fenómeno volcánico y sobre todo el trabajo titánico de la reconstrucción física, y también mental, porque los psicólogos han advertido de que los residentes se han visto sometidos a tanta presión y durante tanto tiempo que su estado emocional se ha visto tocado y presentan estrés postraumático. Carmen López, portavoz del comité científico del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), insiste en que el final de la erupción no tiene por qué suponer el final de algunos peligros asociados al fenómeno volcánico ni el final de la reactivación magmática. “Ahora tenemos que entender que, una vez finalice el proceso, con suerte y si todo va bien el día 25, seguiremos con una situación de riesgo para la población durante muchas semanas”, resume Rubén Fernández, portavoz del comité de dirección del Pevolca, que evita dar una fecha de cuándo podrán volver a casa el medio millar de vecinos que todavía están desalojados como medida de protección.

Lejos del ruido al que ha sometido la población durante los últimos tres meses, el volcán se siendo ahora como “un ruido de fondo”, parecido a los niveles anteriores al estallido de la erupción. También la sismicidad es “muy baja” y de escasa magnitud, por debajo de 2,3, en contraste con las decenas de movimientos que se contabilizaban hace semanas, con magnitud por encima del 4 o incluso superando la magnitud 5. En las últimas horas se han detectado más de una docena de terremotos, inapreciables para la población.

López explicó que la emisión de gases continúa siendo puntual y esporádica y se concentra en los centros eruptivos, cosa que facilita que haya una calidad del aire aceptable, excepto concentraciones de gases puntuales a las zonas de Puerto Naos, Lo Remo y La Bombilla.

Más de 80 días de erupción

El Cumbre Vieja entró en erupción el 19 de septiembre y durante más de 80 días estuvo expulsando lava y magma; hasta que el 14 de diciembre se paró la actividad y se abrió la puerta a la esperanza de los vecinos de que se acabara la pesadilla. Durante el episodio volcánico han llegado a ser evacuadas hasta 7.000 personas de los municipios próximos al volcán, pero ahora solo quedan 547, que confían en que cuando se dé por acabada la emergencia los autorizarán a volver a casa.

Por el contrario, hay 2.300 vecinos que se han quedado sin casa, tragada por el magma. En total, se han destruido 2.988 edificaciones y 3.039 más han quedado afectadas parcialmente. El balance de los daños se completa con una superficie arrasada de 1.241 hectáreas, según los cálculos hechos desde el satélite, de las cuales 370 eran plantaciones agrícolas, uno de los motores económicos de la isla. Además, han desaparecido 92 kilómetros de carreteras de la isla, hecho que obligará a rehacer el mapa viario para volver a conectar poblaciones.

Orográficamente, la isla ya no es la misma que antes de la erupción. El delta de lava –fajana, como se conoce en las Canarias– que se formó en el océano por la aportación de material volcánico de las coladas ha hecho crecer La Palma en 43 hectáreas.

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