La Policía Nacional discrimina a las aspirantes con endometriosis

El ministerio del Interior veta por primera vez el acceso a estas mujeres y, a diferencia de la Guardia Civil y el ejército, sin excepciones

Una patrulla de la Policía  Nacional en Manacor
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BarcelonaCualquier mujer con endometriosis tiene que renunciar a su deseo de formar parte de la Policía Nacional sin tener en cuenta si sufre esta enfermedad crónica de forma incapacitante o no. Este es el mensaje que envía el ministerio del Interior a las futuras aspirantes a policías de todo el Estado que padecen endometriosis a partir del 12 de mayo, cuando entró en vigor un nuevo decreto que suma por primera vez esta patología del aparato urogenital como un motivo de exclusión para acceder al cuerpo de seguridad.

Hasta ahora, esta limitación no existía en el caso de la Policía Nacional, pero sí que era (y es) vigente para entrar en el ejército y la Guardia Civil. La diferencia es que en estos dos casos se subraya que solo es un criterio que se invoca si la enfermedad es "incapacitante". En el escrito del ministerio, en cambio, no hay ningún matiz y, por lo tanto, se interpreta que cualquier afectada de endometriosis queda excluida de la Policía Nacional.

Los criterios de exclusión permiten garantizar que los aspirantes a ejercer una función de orden público tengan un estado de salud óptimo. Muchos de los requisitos establecidos para acceder a los cuerpos de seguridad, sin embargo, han estado en el punto de mira durante años porque se consideran arbitrarios o porque invaden la esfera privada de la persona. Por ejemplo, la falta de genitales para formar parte del ejército o tener VIH, diabetes o ser celiaco para la mayoría de cuerpos.

Ahora, la decisión de Interior de prohibir la entrada de mujeres con endometriosis en la Policía Nacional revive el debate en torno a la idoneidad de estos requisitos, muchos desfasados. Y no solo ha crispado a las asociaciones de afectadas por esta enfermedad, que aseguran que se trata de un criterio "injusto y discriminatorio" para acceder a una función pública, sino que también ha sorprendido al resto de cuerpos de seguridad que defienden que, de forma mayoritaria, se están dando pasos precisamente para alejarse de los criterios que suponen escollos para el acceso de las mujeres a los cuerpos de seguridad.

El colectivo EndoSpain, que agrupa a mujeres con endometriosis, también denuncia que hay una doble discriminación: la mayoría de tribunales médicos deniegan los grados de discapacidad e incapacidad a las afectadas más severas, critican, y en cambio Interior resuelve que ninguna mujer afectada es apta para trabajar en la Policía Nacional. Por eso, exigen al gobierno español una "rectificación inmediata", tanto al ministerio del Interior como al de Igualdad. "Nos están discriminando. Hay muchas mujeres que pueden hacer vida normal y que tienen plenas capacidades. Si no rectifican, nos veremos obligadas a impugnar las bases de la convocatoria para hacer valer nuestros derechos ante esta discriminación, que sin duda tiene un componente sexista", denuncian.

Los Mossos lo cambiaron en 2017

La endometriosis se produce cuando el tejido endometrial que recubre el útero se extiende a los ovarios, las trompas de Falopio, el intestino, la vejiga o el recto, pero también el tórax o el pulmón. Ocasiona fenómenos inflamatorios que causan dolor –el de la regla es el más frecuente pero también en las relaciones sexuales, a la hora de defecar u orinar–, así como dolor pélvico crónico, problemas digestivos o fatiga. En los casos más graves, también puede causar fenómenos de sensibilización central, que hace que las mujeres perciban dolor ante cualquier estímulo, como por ejemplo una simple caricia.

Hasta un 10% de las mujeres en edad fértil sufren endometriosis –1,7 millones de mujeres en España–, a pesar de que podrían ser más porque se considera que está my infradiagnosticada. En Catalunya, los Mossos d'Esquadra mantuvieron este veto hasta 2017, cuando forzados en parte por la opinión pública e influidos por el intento de regenerar el cuerpo –se ha creado incluso una comisión de igualdad para dar más voz a las mujeres, el 21% de la plantilla– eliminaron el criterio de exclusión.

"Estamos intentando facilitar el acceso a las mujeres eliminando los criterios de edad y altura de las bases, y el ministerio, de golpe, decide ir al revés del mundo y sin justificación con una patología que no es minoritaria, sino que afecta a muchas mujeres que podrían entrar y estar en activo", critican desde el SABE-Fepol, el sindicato mayoritario dentro de los Mossos. A priori, no hay ninguna interpretación legal que pueda impedir la entrada de estas mujeres a los Mossos. Y lo mismo pasa con la Guardia Urbana de Barcelona, que no incluye esta patología ni ninguna otra exclusivamente ginecológica entre los motivos que obstaculizan el entrada en cuerpo.

"Las exclusiones son equitativas y no excluyen por cuestiones de género", afirman los Mossos, que aseguran que, en la práctica, en una cuestión tan específica como la endometriosis, si la afectada no lo verbaliza espontáneamente, no hay mecanismos de comprobación, como sí que se hace con las pruebas médicas relacionadas con el oído, el equilibrio o la vista. "El debate en torno a la endometriosis tendría que estar cerrado", añaden las mismas fuentes de los Mossos. Pero no lo está. "Y la primera pregunta que nos tendríamos que hacer es quiénes han tomado esta decisión y de acuerdo con qué criterios", plantea el ginecólogo del Hospital Sant Pau de Barcelona, Ramon Rovira, que subraya que el primer gran problema es que, como enfermedad exclusiva de la mujer, es muy desconocida.

Síntomas diferentes

Cada vez se sabe más de sus síntomas y se rompen tabúes, puesto que la divulgación ha permitido dejar de normalizar aquellos males de regla insoportables y atribuirles un nombre y un diagnóstico. Ahora bien, entre la primera consulta y la detección pueden pasar cinco o seis años. "Y ahora, con estas decisiones, parece que pasamos de desconocer la endometriosis a estigmatizarla", lamenta Rovira, que defiende que no todos los tipos de endometriosis son iguales o incapacitan del mismo modo.

Los síntomas varían de una mujer a otra y no en todos los casos la enfermedad aparece en el mismo grado. Es decir, hay mujeres que con tratamientos antiinflamatorios, hormonas y anticonceptivos pueden salir adelante y controlar los síntomas. Otros llegan a necesitar una intervención quirúrgica para reducir los síntomas, pero es una operación compleja y también más drástica.

Para la endometriosis no existe una cura como tal y es una enfermedad que afecta a muchos ámbitos de la mujer, especialmente por el dolor que sufren, que es muy incapacitante y tiene diferentes grados de severidad según el tipo (superficial, ovárica o profunda), así como la esterilidad. Esta situación es evolutiva a lo largo del tiempo y hay en torno a un 15% de las mujeres que, en un estadio de la enfermedad muy avanzado, pueden tener afectación visceral (tripa, vejiga o los uréteres) y un dolor pélvico muy incapacitante.

"En estos casos la calidad de vida de las mujeres sí que puede verse muy afectada. El dolor les obliga a coger bajas laborales y a requerir un tratamiento analgésico y hormonal para mejorar la situación", explica Rovira. Y añade: “Entiendo que la exclusión viene por estos casos de incompatibilidad, pero llama mucho la atención que no se especifique que se trata de la endometriosis incapacitante, como sí que hacen otros cuerpos, que hacen referencia a los casos incapacitantes. Es sorprendente que la endometriosis sea incompatible con algunos trabajos y con otros no".

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