El récord de víctimas reabre el debate sobre las fiestas taurinas en el País Valenciano
Tavernes de la Valldigna prohíbe los actos mientras la Generalitat Valenciana se limita a mejorar la seguridad
ValenciaSiete muertos, el último ayer jueves 25 de agosto. Estas son las víctimas mortales de los festejos taurinos registrados este año en el País Valenciano, una cifra que supone lograr en solo ocho meses el máximo histórico registrado hasta ahora –en 2015–, además de reabrir el debate sobre la continuidad de estas celebraciones, que para muchos ciudadanos son una tradición que conservar, mientras que para otros son un acto de maltrato animal.
La cifra es tan elevada que ha obligado a la Generalitat Valenciana a convocar de manera extraordinaria la Comisión Consultiva de Festejos Taurinos Tradicionales el próximo lunes. El encuentro es la respuesta del Consejo a una situación tan excepcional como incómoda políticamente. Una encrucijada de la cual el ejecutivo aspira salir elaborando “una propuesta de recomendaciones” que incremente la seguridad. En ningún caso, sin embargo, prohibiendo las celebraciones, una decisión que el gobierno valenciano delega en los ayuntamientos.
Pero los datos son contundentes. Desde 2014, e incluyendo los dos años de pandemia, han muerto en el País Valenciano 31 personas en festejos taurinos, la mayoría en celebraciones de bous al carrer. Además, se han contabilizado 5.415 heridos –según cifras publicadas por eldiario.es–. Pero los actos no dejan de crecer y este 2022 se han incrementado un 33% respecto a 2019, que ya fue de récord. Este año hay previstos unos 13.000 –según cifras recogidas por el semanario El Temps–, repartidos en 300 municipios, según datos de la Generalitat.
Un debate incómodo a menos de un año de las elecciones
A pesar del recuento de víctimas, el deseo de la mayoría del gobierno valenciano es no abrir el debate sobre la continuidad de los festejos taurinos, especialmente a menos de un año de las elecciones autonómicas y con el Partido Popular y Vox enarbolando la bandera de las tradiciones. Ahora bien, no es un posicionamiento unánime entre las formaciones del Consejo, que, además, miden mucho las palabras que utilizan para pronunciarse. Las formaciones que más se oponen a este tipo de acontecimientos son Podemos e Izquierda Unida. La primera defiende que todas las celebraciones "tienen que asegurar la seguridad de las personas y evitar el maltrato animal". Más claros son desde Esquerra Unida: subrayan que están "en contra del maltrato animal" y que, en consecuencia, apuestan "por otro modelo de fiestas". Por el contrario, desde Compromís abogan porque "cada municipio tome sus decisiones", a pesar de que subrayan que "es necesario revisar protocolos de seguridad y avanzar hacia unas fiestas más seguras y que puedan dar alternativas de ocio más inclusivas".
En una línea más continuista, el PSPV, formación mayoritaria del ejecutivo autonómico y que encabeza la mayoría de los ayuntamientos, defiende que hay que mejorar la seguridad, pero no prohibir los actos. “La celebración de estos festejos está dentro de la legalidad y secundamos todo lo que cumpla con la normativa vigente”, resumen los socialistas.
De hecho, la opinión del PSPV no es muy diferente de la expresada recientemente por el gobierno catalán. En una entrevista a Catalunya Ràdio, el president Pere Aragonès se mostró contrario a la prohibición y abogó por la aprobación de medidas que velen por la salud de los animales. “Por una cuestión de bienestar animal, algunas de estas tradiciones tienen que ir cambiando”, defendió el dirigente de ERC, antes de añadir que las modificaciones se tienen que consensuar con las poblaciones de las Tierras del Ebro, donde una veintena de municipios celebran actos taurinos. “Si son vistas como una imposición de Barcelona, no lo conseguiremos”, añadió.
En un planteamiento muy parecido al del PSPV y ERC está la Federació de Bous al Carrer del País Valencià. Su presidente, Germán Zaragozá, se ha mostrado favorable a la revisión de los protocolos, pero "con miramiento" y con el objetivo de hacer cumplir la prohibición que impide la participación de menores de 16 años. Según ha dicho, es "normal" que este 2022 haya más incidentes porque, después de dos años sin casi celebraciones por la pandemia, las asociaciones taurinas han destinado el dinero que habían ahorrado a aumentar el número de eventos. "Hay una explosión de los festejos. Han aumentado un 25% respecto a la década anterior, y casi un 50% en afluencia", ha apuntado el dirigente taurino, antes de reiterar que el número de incidentes es, sencillamente, "proporcional" a la cifra de festejos que se organizan.
Los cambios, en el ámbito municipal
A estas alturas, la principal oposición a la celebración de actos taurinos es al ámbito municipal. En 2016 Valencia suprimió la celebración del bou embolat y del bou en corda, pero mantuvo las vaquillas, y más allá fueron poblaciones como Gandía, Godella o Chirivella, que acordaron no autorizar ningún festejo.
La última localidad en sumarse a las prohibiciones ha sido Tavernes de la Valldigna (Safor), que ha decidido no permitir actos taurinos al considerarlos un "maltrato animal flagrante". El alcalde, Sergi González, ha defendido que mantenerlos suponía una "incoherencia" con las políticas de bienestar animal que ha implantado el consistorio. La decisión no ha sido fácil y en el municipio ya se han organizado dos concentraciones de protesta. Para el presidente de la peña taurina Bous a la Vall, Vicente Mejías, el sentimiento de su colectivo es de "indignación". Mejías critica que el consistorio aduzca que toma la medida porque la sociedad “tiene que evolucionar” y defiende que los colectivos taurinos en ningún caso maltratamos animales: "Al revés, los cuidamos", asegura.
En conversación con el ARA, el alcalde reconoce que lo más fácil habría sido "dejarse llevar por la inercia como hacen muchos ayuntamientos y no cambiar nada". El dirigente de Compromís defiende que en muchas localidades "hay una mayoría silenciosa que quiere un cambio, pero que a menudo son la gente que hace menos ruido". "Un buen ejemplo es nuestro municipio, puesto que en contra de la decisión no se han manifestado más de 50 personas", dice. Aun así, admite que el contexto varía mucho en función de la población. "Hay municipios donde la fiesta de los toros está muy arraigada y sería más difícil, pero estoy convencido de que habrá más movimientos y que más ayuntamientos harán cambios que irán en nuestra dirección", concluye.