El Vaticano acepta ahora bendecir a las parejas homosexuales pero sin considerarlas matrimonio
La Iglesia seguirá sin celebrar bodas para homosexuales ni equiparará su estatus al de marido y mujer
BarcelonaCambio en la doctrina del Vaticano sobre las parejas homosexuales. La institución acepta ahora la "posibilidad de bendecir" a las parejas "en situación irregular" o del mismo sexo, siempre que no sea en el transcurso de una boda, para que quede claro que, a ojos de la Iglesia, no se equiparan a un matrimonio. La Congregación de la Doctrina de la Fe ha publicado una declaración sobre la materia este martes, un formato de documento reservado a asuntos de gran calado y que no se publicaba desde hacía 23 años. De hecho, hace dos años y medio este mismo organismo de la Santa Sede descartó este planteamiento. Pero este octubre, después del Sínodo de Obispos, el papa Francisco ya dio a entender que se estaba trabajando en un cambio de mirada al respecto, que ahora se ha materializado.
La clave del cambio que hace el Vaticano es que lo que se modifica no es la doctrina sobre la institución del matrimonio, sino el sentido pastoral de las bendiciones, que se amplía respecto a la visión "más clásica" –dice el mismo documento–, que era la imperante hasta ahora. La nueva declaración, elaborada por el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández (y que tiene la aprobación del papa Francisco), argumenta que "se puede entender la posibilidad de bendecir a las parejas en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo". Ahora bien, el prefecto de la Congregación también deja claro que en ningún caso se convalidará el "estatus" de estas parejas, ni su consideración a ojos de la Iglesia, con el de un matrimonio entre una mujer y un hombre, que es lo único que prevé "la enseñanza perenne de la Iglesia".
¿Cómo se hará en la práctica?
Según la declaración, cuando una pareja del mismo sexo solicite la bendición, la última palabra la tendrá el religioso a quien se lo soliciten, que deberá comprobar que la petición de los demandantes cumple una serie de requisitos: la pareja no podrá recibir la bendición durante la celebración de ninguna boda, tampoco en los juzgados, y en el momento de recibirla no podrán hacerlo vestidos de novios ni haciendo gesto alguno que se parezca al de una boda, como el de los anillos. Deberá consistir en una "oración breve" y "espontánea" en la que el religioso pedirá "paz, salud, espíritu de paciencia, diálogo o ayuda mutua" a los dos miembros, que en ningún caso la Iglesia considerará como una unión equiparable a la de un matrimonio.
Por tanto, la bendición queda reservada a otros contextos, como por ejemplo durante la visita a un santuario, una peregrinación, en un encuentro con un sacerdote, o durante una oración recitada en grupo. "No se pretende legitimar nada, sino abrir la propia vida a Dios, pedir su ayuda para vivir mejor e invocar también al Espíritu Santo para que se vivan con mayor fidelidad los valores del Evangelio", dice el prefecto en la declaración.