Salud

"Las clínicas hemos sufrido diez años de acoso organizado para detener abortos"

La resolución que prohíbe las concentraciones de antiabortistas alivia los centros, aunque lamentan que la medida llegue tarde

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Pintadas en la fachada de una clínica donde se realizan interrupciones voluntarias del embarazo

BarcelonaEn un banco del paseo de la Bonanova hay cinco mujeres que rezan para conseguir "el fin del aborto", un derecho reconocido a todas las gestantes de Catalunya. Están a unos cien metros de una clínica en la que se realizan interrupciones voluntarias del embarazo desde hace más de treinta años. Hasta ahora se concentraban en la acera delante del centro, pero una resolución de la consejería de Interior se lo prohíbe y, a partir de ahora, deben manifestarse a una distancia prudencial. "Hemos sufrido unos diez años de acoso organizado para detener abortos", explicaron fuentes de la clínica al ARA, que lamentan que la medida llega muy tarde. Ésta afecta a diferentes organizaciones religiosas, como la campaña 40 Días por la Vida, que dos veces al año promueve concentraciones para desalentar a las mujeres que acuden al centro a interrumpir su embarazo. Las organiza coincidiendo con los períodos de la Cuaresma y de Adviento, antes de Navidad: en total, son cuarenta días ininterrumpidos de movilizaciones, de doce horas cada una, de ocho de la mañana a ocho de la tarde.

Aparte de 40 Días por la Vida, hay otras organizaciones que también se concentran ante esta clínica y que realizan acciones continuadas. "Tenemos antiabortistas todo el año. Saben nuestros horarios y lo que hacemos. Están informados de todo", aseguran las mismas fuentes. Llegan antes que las trabajadoras, hacen relevos para que siempre haya alguien de guardia y no descansan ni los fines de semana. En un principio "eran más agresivos", pero en los últimos dos años han moderado la intensidad de sus acciones. Asimismo, tanto trabajadoras como usuarias de la clínica han sufrido acosos en alguna ocasión: las han cogido del brazo para evitar que entren en el edificio y las han perseguido en la salida. "Alguna vez he tenido que dejar de trabajar y ponerme en la puerta, como si fuera un guarda de seguridad. No es un trabajo añadido, es un problema", ha explicado una profesional al ARA.

A tres minutos de esta clínica hay otra que también realiza interrupciones voluntarias del embarazo, en la calle Dalmases. Ambas están ubicadas en el distrito de Sarrià-Sant Gervasi y reciben con frecuencia antiabortistas que se concentran en frente para presionar a las usuarias. Las trabajadoras han lamentado que, a diferencia de otros distritos, en este "los vecinos no dicen nada e incluso les aplauden". Aseguraron que el vecindario cercano a clínicas de otros distritos defiende el trabajo de las profesionales, mientras que en éstas echan de menos el acompañamiento de los que viven, aunque la situación con los habitantes del barrio ha mejorado en los últimos años .

A lo largo de estos más de treinta años han visto multitud de acciones por parte de personas que están en contra del derecho al aborto. Más allá de las concentraciones, han vivido encarteladas en las que les acusan de "matar a inocentes", pintadas en las que los tachan de asesinos, chubascos de tinta roja que simulaban sangre, cerraduras de puertas forzadas y pasillos de velas litúrgicas en las puertas de las clínicas. "El acoso de las pacientes es el peor de todo", dicen fuentes del centro sanitario, que argumentan que son las propias usuarias las que deben denunciar estas situaciones. Pero para algunas, la angustia que supone vivir una interrupción del embarazo hace que ésta sea la última de sus prioridades, añaden.

Carteles en una clínica donde se realizan interrupciones voluntarias del embarazo.

Actuar en la legalidad

El portavoz de la campaña 40 Días por la Vida en Catalunya, Rafa Cervera, ha defendido que los voluntarios que participan quieren actuar dentro de la legalidad y, si no les dejan rezar frente a las clínicas, lo harán a una distancia prudencial. Reconoció que les "surgió un poco" la resolución de la conselleria de Interior, porque consideran que actúan según la ley, pero insistió en que no harán nada que vaya en contra de la norma. La campaña en Catalunya se realiza ante tres clínicas de Barcelona y, según Cervera, siempre notifican tanto a la administración pública como a los Mossos d'Esquadra las concentraciones que realizan en los períodos de la Cuaresma y de Adviento. Voluntarias de la campaña han explicado al ARA que la resolución del Gobierno "es muy incómoda" porque ya no pueden rezar ante la clínica ni interpelar a pacientes y trabajadores. Confían, sin embargo, en que sus oraciones "continúen funcionando".

Con la nueva resolución las personas que están en contra del aborto no podrán tener contacto visual con las usuarias de las clínicas y la concentración, así como sus pancartas y carteles, no se pueden ver desde los accesos de los espacios sanitarios . Tampoco habrá que poder escuchar sus proclamas desde el interior de los centros. Las mismas fuentes han celebrado la aprobación de la norma, pero han insistido en que llega muy tarde y que debería haberse incluido en la nueva ley del aborto que aprobó el Congreso de los Diputados hace un año . De hecho, criticaron que coaccionaron a algunas pacientes, que decidieron no volver al centro y continuar con su embarazo.

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