Presión estética

"La grasofobia comienza en la consulta médica"

Una activista contra la presión estética y una médica dialogan sobre cómo los sanitarios tratan a las pacientes con sobrepeso

BarcelonaA punto de cumplir los 60, Sònia Garriga empieza a tener síntomas de artritis reumatoide, dolor en la espalda y las rodillas. Recientemente regresó al CAP para una revisión y comenta que, mientras explicaba las novedades de sus males, el médico de cabecera la cortó: "Tú lo que tienes que hacer es perder peso, hasta que no te adelgaces no quiero saber nada de ti", dice aún con indignación por lo ocurrido en esa consulta. Semejante situación vivió Marta Ruiz, de 46 años, cuando comentó a la enfermera que notaba que haciendo montaña se cansaba más de la cuenta y su tensión estaba descontrolada. "Me miró y me dijo: «Tú estás gorda, tienes que comer menos y sin sal, ya lo sabes»", recuerda, y sigue relatando el "final" de la historia: "Resulta que una nueva medicación me dejaba baldada ", dice. Un pequeño ajuste en la pauta la devolvió a la actividad "normal", pero subraya que el daño ya estaba hecho.

A la doctora Cristina González, miembro de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria (CAMFIC), no le sorprenden los casos de Ruiz y Garriga porque a lo largo de los años de ejercicio profesional ha constatado que si hay un grupo de pacientes que "tienen miedo" de entrar en el CAP son sobre todo los que tienen sobrepeso y obesidad. En el caso de las mujeres, es aún más evidente, seguramente porque contra ellas se despliegan las armas de la presión estética si no encajan en los cánones corporales. Tampoco se sorprende a Sandra Gonfaus, activista y profesora del Máster y Postgrado Género y Comunicación de la UAB, que asegura que "la grasofobia está instalada en la consulta médica".

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Un círculo fatal

Gonfaus es una activista contra la grasofobia, un concepto que ha estudiado a fondo desde su trabajo de fin de máster y que intenta combatir organizando actos, por un lado, para empoderar a las personas gordas ante los ataques, y por otro, por concienciar a la comunidad de que tener sobrepeso "no se debe a un deseo, como tampoco a falta de voluntad de estar delgada, pero hay veces que no se puede modificar el cuerpo". Así, habla del círculo de estar gorda y con dolores articulares y no poder seguir una rutina de ejercicios o no poder asumir una dieta saludable, más cara que las ricas en carbohidratos.

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Ambas se conocen desde hace años y han sido paciente y médico incluso. Por eso González dice que siempre ha ido con cierto cuidado a la hora de atender a una persona gorda, aunque, tras asistir a una jornada de la CAMFIC oficiada por Gonfaus, recuerda que salió "removida" por todos los testigos de personas gordas que se habían oído en algún momento "maltratadas" por profesionales sanitarios.

El "mantra" de la delgadez

Gonfaus confirma por vivencias propias y ajenas que esta gorzofobia deja "pacientes enojados, tristes, desesperados e incomprendidos" por los profesionales que deberían ayudarles. Más allá del trato, el activista comenta que estos "prejuicios" por el sobrepeso producen "diagnósticos tardíos o erróneos". Es decir, sufrimiento. Y en primera persona explica que, embarazada, el médico le agobiaba con el peso, sin tener en cuenta que se había recuperado de un trastorno alimentario.

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Sin embargo, González atribuye este "mantra" para mantener el peso a raya "a la intención de que la persona esté más sana, sana entre comillas" y, en todo caso, rechaza que detrás haya "una voluntad de ser cruel" ". En el fondo, señala que históricamente los estudios de medicina han vinculado la grasa con enfermedad, lo que hace que el profesional "se vea en la obligación de plantear el problema de los kilos, aunque no entre en la agenda de la paciente" .

Enfermedad o factor de riesgo

Es el gran problema para Gonfaus, que no se cambie la "mirada" y no se hayan cuestionado los valores del índice de masa corporal (IMC) o que se trate la obesidad como una enfermedad, aunque para 'OMS sólo es "un factor de riesgo". La doctora evita entrar y admite que el sistema sanitario debe aprender a actuar de otra forma con el sobrepeso, como por ejemplo "preguntar al paciente si se quiere pesar en la consulta", porque el gesto puede incomodar y, además, puede resultar obvio que le sobran unos kilos. "Debemos respetar la autonomía del paciente y acompañarle en sus decisiones informadas".

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La presión estética por cuerpos normativos deja a las personas (sobre todo mujeres) fuera de selecciones laborales, por ejemplo, porque "se asocia obesidad con la pereza, la comodidad", reprocha Gonfaus, que tiene una idea de cuál debería ser la consulta perfecta: "Que me pregunten cómo llevo la grasofobia porque sería una muestra de que me escuchan y me tienen en cuenta". Por otra parte, dice que la grasofobia también se muestra en los tamaños de las sillas en la consulta o sala de espera, o en la capacidad de las balanzas para que no ocurra como en Madrid, en la que explica que se han trasladado pacientes con más de 120 kilos en la báscula del zoológico. "Eso mina el amor propio de cualquiera", subraya, y reprocha que se obvie el sufrimiento psicológico que causa este tipo de violencia. En este sentido, de la última jornada organizada por CAMFIC, Gonfaus se queda con la demanda de que haya más formación contra la grasofobia entre los profesionales sanitarios y que se tipifiquen los ataques (físicos o insultos) como un delito de odio, como ya lo son los ataques racistas o LGTBI-fóbicos.