El estudio también señala que, desde el inicio de la pandemia, los acontecimientos trombóticos han experimentado un aumento sostenido, especialmente en personas mayores de 60 años, con una duplicación del número de casos entre 2020 y 2024: si entonces había unos 200 en el CST, ahora hay casi medio millar. Este incremento se ha observado tanto en pacientes vacunados como no vacunados, así como en individuos que se han infectado de la cóvid (posiblemente leve o asintomáticamente) o no lo han hecho nunca. Arévalo no lo achaca a ninguna causa concreta, pero recuerda que la comunidad científica confía en que un motivo de peso puede ser el efecto proinflamatorio del virus.
"Hemos destapado 99 casos de cóvido persistente en gente que no había ido al médico"
Un estudio del Consorcio Sanitario de Terrassa alerta de que la reinfección de coronavirus dispara el riesgo de sufrir secuelas
BarcelonaEntre las muchas consecuencias de la pandemia de la cóvido hay una que aún complica la vida de cientos de catalanes: la cóvido persistente, una condición que alarga los síntomas causados por el virus al menos tres meses después del contagio. Sin embargo, algunos afectados llevan cinco años luchando a diario contra secuelas como la niebla mental, la pérdida de memoria, el dolor articular o el agotamiento físico; los mismos años que hace que el patógeno dio la vuelta al mundo. Otros no lo saben, pero el dolor de cabeza y el dolor muscular que de vez en cuando les incapacita el día a día también pueden ser cóvido persistente. Así lo indica una investigación pionera del Consorcio Sanitario de Terrassa (CST) que ha destapado 99 nuevos casos en el área metropolitana de Barcelona de personas que no habían pedido ayuda a pesar de haber sufrido síntomas compatibles, sobre todo mujeres que se habían infectado más de una vez.
Toni Arévalo, director del CAP de Castellbisbal, dirige el proyecto de investigación para la atención a las personas con cóvido persistente del CST, financiado por el departamento de Salut. Aún se desconoce la prevalencia real de la cóvida persistente en Catalunya, es decir, cuántas personas que han pasado la infección sufren las secuelas. "Al principio de la pandemia se calculaba que podía afectar a un 20% de los infectados, pero no hay datos concluyentes", explica el médico al ARA. Por eso, el estudio tiene dos objetivos principales: determinar cuántos afectados existen por esta condición –reconocida recientemente por el ministerio de Sanidad como enfermedad crónica– y diseñar tratamientos no farmacológicos para mejorar la calidad de vida de los enfermos.
En cuanto a la primera finalidad, los profesionales explican que en el CST contaban inicialmente con unos 350 casos documentados de cóvido persistente. A partir de 2023, el número de diagnósticos disminuyó debido a que las pruebas diagnósticas se reservaban a personas de alto riesgo. Sin embargo, con el estudio retrospectivo han podido identificar un 26% más, es decir, 99 personas afectadas adicionales. La mayoría empezaron a sufrir síntomas en el 2020, si bien no habían acudido al médico. "Aunque sufren dolores articulares, fatiga crónica, cefaleas no justificadas, o alteraciones olfativas, no han consultado al médico porque no consideran que su vida diaria hubiera quedado tan alterada", añade Arévalo, quien dice que se les han hecho pruebas para descartar otras patologías.
Se dispara el riesgo con las reinfecciones
Mediante el análisis de datos recopilados entre marzo de 2020 y marzo de 2025, los resultados indican que al menos un 2,4% de cada millar de habitantes de la población de referencia del Consorcio (192.650 personas) han sufrido cóvido persistente. La condición afecta más a las mujeres jóvenes (3,3 por 1.000) que a los hombres (1,6 por 1.000), sobre todo a las que tienen entre 30 y 59 años y las que se contagiaron antes de recibir la primera vacuna.
El riesgo aumenta aún más con las reinfecciones: es entre 3 y 10 veces más alto en aquellos que han pasado la copido tres o más veces. Arévalo también señala a los no vacunados oa los que lo hicieron tras contagiarse. "Se recomienda mantener la vacunación siempre, especialmente 3 o 6 meses después de la infección", insiste el experto, quien también recomienda el uso de la mascarilla a los profesionales sanitarios en temporada de virus respiratorios.
El estudio también incluye un cuestionario a los afectados para medir cómo valoraban su calidad de vida. Antes de la pandemia, puntuaban su estado de salud con una media de 8,2 puntos. El resultado ha disminuido más de 2,5 puntos ahora, indicando un claro deterioro de la percepción de salud y del rendimiento diario.