Manel del Castillo: "Los nuevos CAP tendrán menos normas"
Presidente del Comité de Evaluación, Innovación y Reforma Operativa del Sistema de Salud (CAIROS)
BarcelonaSolo falta un mes para que 27 Centros de Atención Primaria (CAP) del país pasen a ser centros de salud integrales de referencia (CSIR) durante un año. Se trata deuna prueba piloto que empezará el 30 de junio con el objetivo de transformar los centros actuales, que es una reclamación histórica del sector sanitario que hasta ahora nunca ha llegado a buen puerto.
Hace años que se habla de transformar el sistema, pero no se ha conseguido hasta ahora. ¿Qué le hace pensar que ustedes tendrán éxito?
— Entiendo el escepticismo de la gente porque se ha intentado muchas veces y siempre ha quedado en un documento. En concreto, se han realizado 51 informes en 30 años, pero esta vez no habrá otro documento. Nosotros estamos orientados a la acción, queremos que ocurran cosas y ese es el pacto que hice con el presidente cuando me hizo el encargo: que haya cambios radicales. El resultado esperado de nuestro trabajo, por tanto, no será un informe más que pondremos sobre la mesa, sino una serie de proyectos piloto que acompañaremos desde la concepción hasta la ejecución. Y después habrá que evaluarlos por si es necesario realizar cambios.
¿La acogida ha sido muy buena, les ha sorprendido?
— Sí, se ha generado un movimiento de confianza y de esperanza en el sector. Cuando anunciamos la puesta en marcha de los CSIR, queríamos 20 centros voluntarios para realizar la prueba piloto y se presentaron 117, casi seis veces más de los que necesitábamos. Nos sorprendió, es casi la mitad de todos los CAP de Catalunya. Creemos que es bueno y es positivo porque demuestra que la gente tiene ganas de hacer cosas y tiene ganas de mejorar las cosas en primaria.
Habrá gente que le dirá que se han presentado tantos centros porque la situación en primaria es dramática y quieren cambios.
— Tienen ganas de mejorar la primaria porque ven que las cosas no van bien, sí. Pero también percibo ilusión entre los participantes, porque nuestro objetivo es recuperar la confianza en los profesionales del sistema. Les daremos autonomía porque son ellos los que saben cómo hacer las cosas y los centros se organizarán como crean para obtener los mejores resultados asistenciales. Creemos que así se puede mejorar el acceso para atender a la gente en un tiempo razonable y mejorar la satisfacción de los usuarios, entre otros muchos indicadores técnicos de calidad.
¿Qué debe esperar la ciudadanía cuando su CAP de referencia pase a ser un CSIR a partir del 30 de junio?
— Seguirá teniendo el mismo médico y la misma enfermera de referencia, pero ellos tendrán menos normas y menor rigidez a la hora de trabajar. También tendrán un administrativo en salud de referencia, que ayudará al médico en aquellas tareas burocráticas que ahora mismo sacan tiempo de consulta y que puede realizar perfectamente otro profesional. Prevemos incorporar nuevas tecnologías para facilitar el trabajo de los trabajadores, como por ejemplo una herramienta capaz de reconocer voces que transcribirá la conversación entre médico y paciente en una nota clínica resumida. Así el médico podrá mirar a los ojos de los usuarios en vez de estar tomando notas en su ordenador. Habrá más profesionales como psicólogos, fisioterapeutas y trabajadores sociales.
Otro aspecto relevante es la integración social y sanitaria.
— Sí, queremos un modelo más preventivo y una atención más integrada, sobre todo, para las personas mayores. Es muy importante, porque a menudo necesitan atención sanitaria y atención social a la vez, y no podemos dividirlo, debe ser conjunto. Tendremos mejor relación con los servicios sociales y con los hospitales, ya que uno de los grandes problemas actuales es la fragmentación de servicios.
¿Qué coste tendrán todos estos cambios?
— Aún no tenemos concretada la inversión, pero no será mucho dinero. De todas formas, no hay un problema de financiación, hay un problema de reformas. Hemos crecido en 5.000 millones desde la pandemia, más que cualquier otro sector, y tenemos más profesionales. Nunca habíamos tenido tantos como ahora, pero, aun así, no hemos mejorado las listas de espera. Seguro que si tuviéramos más dinero podríamos hacer mejor algunas cosas, pero ya podemos poner mil millones más, que no vamos a arreglar los grandes retos que tenemos si no hacemos reformas. Por ejemplo, un coche que no acaba de funcionar sigue necesitando gasolina, pero si no arreglas el motor, seguirá funcionando mal.
Después de esta primera fase, ¿cómo será la transformación de los hospitales?
— Aún no tenemos decidido cómo lo haremos, pero seguro que habrá medidas que serán más estructuradas y otras que serán en forma de prueba piloto. Esperamos que podamos presentaros en octubre de este año, pero los cambios irán enfocados hacia un nuevo modelo de gestión, la incorporación de tecnologías, más innovación, las competencias de los profesionales, la organización de los equipos y el reconocimiento retributivo. Queremos un modelo sanitario más preventivo, más integrado y más orientado a los resultados asistenciales.
¿Qué ocurrirá si no transformamos el sistema sanitario?
— No hay ninguna obra humana que resista 30 años sin realizar ninguna reforma. Hasta ahora no hemos hecho nada por miedo y resistencias, pero el estado del bienestar está en peligro si no adaptamos el sistema sanitario a la realidad actual. La gente todavía no ha perdido la confianza en el sistema porque saben que deben ir cuando están muy enfermos, eso es importantísimo. No se van a la privada para que lo hagan mejor, sino porque hay menos colas. El problema es que tenemos un instrumento de gestión que no va bien, necesitamos que sea más ágil y más rápido, y debemos recuperar la legitimidad que se está perdiendo. En el momento en que la gente piense que esto del sistema de salud público no vale la pena, si perdemos la legitimidad definitivamente, creo que el estado del bienestar se va a acabar.