La OMS avisa de que la salud de dos de cada tres trabajadores está en riesgo
El primer informe laboral sobre calor en 50 años concluye que la productividad cae hasta un 3% por cada grado registrado por encima de los 20 ºC
BarcelonaPara el empleado, aumenta el riesgo de sufrir golpes de calor y lesiones y, a largo plazo, enfermedades neurológicas y cardiovasculares. Para las empresas, supone más horas de trabajo perdidas, un mayor gasto por tener que contratar personal para cubrir horas extra o bajas laborales o, incluso, enfrentarse a sanciones legales. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) estiman en un informe publicado este viernes que dos de cada tres trabajadores en el mundo están expuestos a los riesgos asociados al calor extremo y que ello comporta "nuevos y crecientes retos" en materia laboral que deben abordarse de forma urgente.
El análisis destaca que el aumento sin freno de los termómetros debido a la crisis climática hace que la salud de aproximadamente 2.400 millones de personas peligre cada año. De hecho, se calcula que existen 22,85 millones de lesiones laborales, cerca de 19.000 muertes y unos 26 millones de casos de enfermedades renales crónicas, así como una menor productividad, tanto física como mental.
De hecho, por cada grado por encima de los 20 °C que se registra en un territorio, el rendimiento laboral de los empleados cae entre un 2 y 3%. Esto significa que durante un día que se registren más de 30 °C, los trabajadores podrían perder entre 20% y 30% de su rendimiento habitual si no existen medidas de protección. Si ese calor se alarga una semana, la productividad caería a la mitad o incluso a un tercio del nivel habitual.
Los autores del estudio aseguran que el documento publicado este viernes es la "primera gran actualización" que se hace sobre el impacto del calor en el trabajo desde 1969 y justifican que lo han elaborado dada la "gravedad" de la situación de los últimos años. Los responsables de la publicación remarcan que trabajar en un entorno con altas temperaturas "no sólo provoca malestar, sino peligroso e incluso mortal".
"[Tenemos delante] un desafío social en todo el mundo, que ya no afecta únicamente a los países que están cerca del ecuador, como lo demuestra la reciente ola de calor en Europa", señala la secretaria general adjunta de la OMM, Ko Barrett, quien advierte: "Proteger a los trabajadores del calor extremo no es sólo un imperativo de salud, sino una necesidad".
El documento señala que el aumento de las temperaturas ya está afectando a los trabajadores manuales de sectores al aire libre como la agricultura, la construcción y la pesca y afirma que el calor extremo es un "asesino silencioso". Entre los riesgos para la salud se menciona la insolación, deshidratación, disfunción renal y trastornos neurológicos. Los autores prestan especial atención en los trabajadores migrantes, quienes aseguran que tienden a tener menos experiencia y percepción del riesgo hacia la salud en el trabajo, al tiempo que ocupan trabajos más manuales y que requieren trabajar en el exterior, por lo que se exponen a "estrés térmico".
En este sentido recomiendan sistemas de seguimiento especial y protección extra para estos grupos, y recuerdan que la protección de los trabajadores frente al calor debe ser un estándar global, no una opción voluntaria.
Episodios cada vez más frecuentes
Ambos organismos dependientes de la Organización de Naciones Unidas (ONU) piden tomar medidas adaptadas por sectores y regiones, que se elaboren de forma conjunta entre empresarios, trabajadores, sindicatos y expertos en salud pública, y teniendo en cuenta que la frecuencia y la intensidad de los episodios de calor extremo han aumentado "considerablemente" en los últimos años. Además subrayan que cada vez es más habitual que las temperaturas superen durante el día los 40 ºC.
Para "remodelar" el mundo del trabajo, los autores recomiendan que los gobiernos creen leyes adaptativas y flexibles que tengan en cuenta la realidad local y que estudien la viabilidad de fijar temperaturas máximas legales para trabajar, como ya hacen algunos países del Golfo o de América Latina. Ahora bien, recuerdan que no es lo mismo trabajar en un campo de trigo a 34 °C con humedad alta que en una oficina ventilada a 28 °C, y que los umbrales deben ajustarse por contexto.
El informe también alerta de que muchos casos de golpes de calor y estrés térmico se diagnostican mal como deshidratación leve o agotamiento, lo que hace necesaria la formación de los profesionales sanitarios y responsables de seguridad laboral en los trabajos para que sepan identificar síntomas reales y actuar rápidamente. Esto incluye protocolos claros que indiquen, entre otros, cuándo hay que trasladar al afectado a un hospital, cuándo debe detenerse una tarea y cómo deben aplicarse los primeros auxilios.
"No podemos limitarnos a decir que estamos a 35 ºC", dice el director del área de Promoción de la Salud de la OMS, Rüdiger Krech. "Necesitamos que cada centro, cada comunidad y cada hospital piense en medidas concretas para adaptarse al calor", concluye.