Crisis climática

La última ola de calor causa más de 800 muertes en Milán, Barcelona y París

Cataluña se convierte en la zona cero de la crisis climática con 2,5 °C por encima de la media mundial

Gente en Sants, durante la ola de calor en Barcelona, donde se alcanzaron máximas de 33 ºC.

BarcelonaLa ola de calor que golpeó a Europa entre el 23 de junio y el 2 julio disparó las temperaturas hasta 4 °C y aumentó el número de defunciones esperables para este período de tiempo, especialmente en Italia, Cataluña y Francia. La responsable de estas "muertes silenciosas" –porque no se registran y las estimaciones oficiales de los gobiernos pueden tardar meses en publicarse o no hacerse públicas nunca– fue la crisis climática provocada por la quema de petróleo, gas y carbón, según un estudio dirigido por el Imperial College de Londres y la London School of Hygiene & Tropical.

El informe constata que el número de muertes por calor observadas en 12 ciudades europeas durante el último embate de calor ha triplicado las esperadas: son 1.500 de las 2.300 que ha habido. Milán, con 317 víctimas; Barcelona, ​​con 286, y París, con 235, lideran la lista de ciudades con mayor sobremortalidad. En conjunto, suman más de 800 defunciones. Este listado lo completan Londres (con 171 víctimas), Roma (164) y Madrid (108). También figuran las 96 muertes de Atenas, las 47 de Budapest, las 31 de Zagreb, las 21 de Frankfurt y las 6 de Sàsser, en Cerdeña. A pesar de haber registrado 21 muertes de más, Lisboa se considera una excepción en este estudio, ya que las temperaturas sólo fueron aproximadamente 1 °C más altas.

Según los investigadores, el número probable de muertes por el calor provocado por el cambio climático en muchas ciudades europeas fue superior al de otros desastres recientes, como la DANA en la Comunidad Valenciana (224 muertes) y las inundaciones de 2021 en el noroeste de Europa (243 muertes). Las personas de 65 o más años representaron el 88% de las muertes relacionadas con el cambio climático. El investigador del Centro de Política Ambiental del Imperial College de Londres Ben Clarke es contundente: "Las oleadas de calor no dejan un rastro de destrucción como los incendios forestales o las tormentas, pero son silenciosamente devastadoras: un cambio de sólo 2 o 3 °C puede significar la diferencia entre la vida y la muerte para miles de personas".

Los firmantes de este análisis advierten que "la única manera de evitar que las oleadas de calor europeas sean aún más mortales es dejar de quemar combustibles fósiles". "El cambio en las energías renovables, la construcción de ciudades que puedan soportar el calor extremo y la protección de los más pobres y vulnerables son absolutamente esenciales para salvar miles de vidas cada año", subraya la profesora de ciencias del clima en el Centro de Política Ambiental del Imperial College de Londres, Friederike Otto.

Peor que ciudades como Nueva Delhi

Todas las previsiones apuntaban a que el Mediterráneo sería una de las zonas más afectadas por el calentamiento global, y ahora los datos así lo demuestran. Cataluña ha vivido recientemente la peor y más larga sequía desde que existen registros. Este episodio de más de tres años también ha ido acompañado de temperaturas disparadas, con anomalías positivas que han rondado los 2,5 °C por encima de la media, mucho más que la mayoría del planeta, y superando los 1,5 °C de aumento sostenido de temperaturas respecto al período preindustrial que marca el Acuerdo de París. Esto convierte a nuestro país en una "zona cero de la crisis climática" a escala mundial, con anomalías y excepcionalidades térmicas superiores a las de ciudades como Nueva Delhi, Tokio o Atenas.

Así de contundentes son las conclusiones de un estudio del Servicio Meteorológico de Cataluña (Meteocat) publicado hoy que analiza las sequías vividas en nuestro país desde 1787 hasta el 2024. Los tres últimos años –coincidiendo con la sequía– han sido los más cálidos en la historia, y han sido los más cálidos en la historia, y han sido los más cálidos de la historia, 2,5 °C de media durante el trienio 2022-2024. Sólo ciudades mediterráneas como Roma o Marsella han registrado anomalías similares o ligeramente superiores. El estudio destaca que no hay precedentes de lo que hemos vivido en los últimos años, lo que convierte este episodio en "un evento compuesto de sequía-calor de una singularidad excepcional", apunta en el informe Vicent Altava, técnico del Meteocat y experto en sequía.

El informe del Meteocat también concluye que las sequías son cada vez más largas, intensas y frecuentes. Además, los períodos de lluvias que permiten al terreno recuperarse entre episodios secos son más cortos. Por tanto, el déficit hídrico no se recupera, lo que impulsa la aridificación. "Si seguimos así, las sequías futuras podrían alcanzar características de una sequía climática, que es la que puede llegar a transformar el paisaje de un territorio", asegura Altava. El experto es tajante: "Catalunya se encuentra inmersa en un contexto climático alterado profundamente y una inercia que podría ser irreversible". El estudio también apunta que las subcuencas hidrológicas del norte y el este de Catalunya, como son las de la Muga, el Fluvià y el Ter, son las que tienen más tendencia a vivir un incremento de la sequía.

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