El cártel venezolano de las narcollanchas atacadas por Trump se estaba arraigando en Barcelona

BarcelonaEl Tren de Aragua debía unir Aragua con Carabobo, ambos estados de Venezuela. El proyecto comenzó en 2005 y un sindicato de obreros tomó el control total de la asignación de puestos de trabajo. Pronto se corrompieron y empezaron a extorsionar a los contratistas. Fuentes policiales lo dicen a menudo: el mundo de la delincuencia lleva dinero fácil y es difícil salir de él. Cuando la construcción de estas vías del tren quedó paralizada en 2011, el sindicato ya se consideraba una banda criminal: el Tren de Aragua.

Esta fue la semilla delincuencial de un grupo que se consolidó hace algo más de una década en la cárcel de Tocorón, en el este de Aragua, que extorsionaba a los internos y controlaba la entrada de droga en el centro penitenciario. Y ascendió un líder, Héctor Rusthenford Guerrero Flores, conocido como el Niño Guerrero. Fue encarcelado en 2013 y creó vínculos con los sindicalistas internos. Cada vez había más miembros, con locomotoras tatuadas y mensajes como "hijo de Dios" por todo el cuerpo. Han cometido asesinatos, secuestros, atentados y han adoptado un rol muy activo en el tráfico de personas y drogas en dirección a Estados Unidos. El cártel se expandió por Venezuela, por Chile, por Colombia, por Perú y llegó a EEUU. Y ahora, se estaba intentando asentar en España.

La Policía Nacional ha detenido a trece personas que presuntamente integraban la primera célula instalada en el Estado del Tren de Aragua. Buena parte de los arrestados vivían en Catalunya: ocho detenciones han sido en Barcelona y tres en Girona. Los demás estaban en Madrid, A Coruña y Valencia. Para entender su arraigo en el país hay que remontarse de nuevo a la figura del Niño Guerrero. El líder de la banda escapó de prisión y ahora es uno de los fugitivos más buscados de Estados Unidos, que le considera un terrorista. El departamento de Estado de EE.UU. ofrece hasta cinco millones de dólares para una pista que conduzca a su captura. La administración de Donald Trump aseguró que una de las narcollanchas que recientemente ha abatido estaba conducida por miembros del Tren de Aragua, un extremo que el gobierno venezolano desmintió.

Antes de fugarse, el Niño Guerrero convirtió la cárcel de Tocorón en un resort: tenía discoteca, piscina, campo de béisbol e incluso animales exóticos como tigres o cocodrilos. El arraigo en España del Tren de Aragua tiene un nombre propio, y es el del hermano de Niño Guerrero: en marzo del 2024, los investigadores de la Policía Nacional detuvieron en Barcelona a Gerson Guerrero, considerado uno de los promotores de la expansión internacional de la banda. Sobre él pesaba una orden internacional de detención interpuesta por las autoridades venezolanas por su presunta participación en delitos de terrorismo, tráfico de seres humanos, tráfico de armas, extorsión, blanqueo de capitales y asociación para delinquir. Ésta fue la semilla de la investigación policial en España.

Organización jerárquica y tráfico de drogas

La Policía Nacional creó un grupo de trabajo únicamente destinado a investigar los tentáculos del Tren de Aragua en el Estado. El objetivo era esclarecer si Gerson Guerrero estaba en Catalunya para esconderse o expandirse. Por último, resultó ser la segunda opción: descubrieron una organización jerárquica en varios puntos de España, con varios lugartenientes en cada zona y que se lucraba, sobre todo, del tráfico de drogas.

Principalmente, había dos subestructuras que se dedicaban a cocinar tusis, una especie de droga sintética, en el interior de sus propios domicilios. También llamada cocaína rosa por su color característico, es una de las drogas que está más de moda en las calles, según confirman fuentes policiales. Se trata de una mezcla de MDMA, cafeína y ketamina, provocando alucinaciones muy fuertes. Aunque no lleva cocaína, su formato en polvo ha llevado a ese paralelismo. La banda cocinaba esta droga en dos laboratorios y después la distribuía. Además traficaban con cocaína y también tenían plantaciones de marihuana.

Los agentes han practicado cinco registros en Barcelona, ​​Madrid, A Coruña y Girona y han intervenido varias cantidades de drogas sintéticas, cocaína y marihuana. Cuatro de los detenidos ya han ingresado en prisión por orden del juez Antonio Piña de la Audiencia Nacional. Sin embargo, los investigadores continúan las pesquisas para detectar a otros miembros del entramado. Siguen analizando los efectos intervenidos en los registros y demás posibles ramificaciones del grupo.